Para la Corte Suprema de Justicia, no hay duda alguna de que Luis Alberto Monsalvo Gnecco llegó a convertirse gobernador del Cesar en 2011 con una jugada ilegal y corrupta que hoy lo terminó de llevar contra las cuerdas. En primera instancia, el alto tribunal lo encontró culpable del delito de corrupción al sufragante y, en unas semanas, se sabrá el número de meses que deberá permanecer en la cárcel por estos hechos. La Sala de Primera Instancia de la Corte leyó esta mañana el sentido de fallo en su contra en el que explicó que el hoy gobernador (este año volvió por segunda vez al cargo) engañó a un grupo de desplazados a cambio de sus votos.
(En contexto: La trastienda electoral en clave vallenata: la lucha por el poder en la tierra de los Gnecco)
La historia del gobernador Monsalvo Gnecco se remonta a octubre de 2011 cuando, en plena campaña, el hoy gobernador firmó un documento con líderes comunales de Valledupar en el que les prometió que los iba a mantener “quieta y pasivamente” en un terreno conocido como Tierra Prometida. Para la Fiscalía, esa promesa de campaña no era otra cosa que un delito de corrupción al sufragante y así se lo hizo saber a la Corte Suprema cuando presentó el escrito de acusación en su contra. A cambio de mantenerlos “quietos”, sus habitantes, que eran por lo menos 800 habilitados para votar, tenían que marcar en el tarjetón en nombre de Monsalvo Gnecco.
El gobernador ganó las elecciones y en 2012 arrancó su mandato. Pero con la victoria vinieron los enredos. Durante los primeros meses de trabajo, Monsalvo Gnecco recibió un fallo de tutela de la Corte Constitucional en el que ordenaba el desalojo de las comunidades con las que había firmado la promesa. La razón: que todos los habitantes, víctimas de la violencia, se habían asentado en un barrio de invasión sin la autorización de su verdadero dueño, Alberto Pimienta Cotes. El alto tribunal le ordenó a la gobernación la ubicación inmediata de todas las familias en lugares de vivienda digna. Pero ellos, con la firma del gobernador Monsalvo Gnecco entre sus papeles, exigieron que se les cumpliera la promesa.
(Le puede interesar: El pacto de la “tierra prometida” que llevó a juicio al gobernador Monsalvo Gnecco
Marcharon hasta la gobernación para pedirle que cumpliera su palabra y así se supo la historia. La Fiscalía le puso la lupa a lo ocurrido y decidió comenzar el proceso penal que hoy tuvo su primera decisión clave en la Corte Suprema. Para el alto tribunal, Monsalve Gnecco, al firmar la promesa, “canjeó su apoyo electoral de personas necesitas e interesadas en permanecer en ese lugar, a cambio de que sufragaran en su favor”. Las acciones del gobernador fueron todavía más reprochadas por los magistrados pues, anotaron, él sabía muy bien de situación de necesidad de esas comunidades de quedarse en ese lugar. Y, aun así, se aprovechó de esa situación.
“Al ser el aspirante con mayor opción, (Monsalvo Gnecco) acudió a ciudadanos desprotegidos, víctimas del entonces conflicto armado, en una condición manifiesta de marginalidad, con la intención dolosa de alcanzar el falso favor de los electores merced a la prebenda corruptora manifestada en la promesa de dádiva analizada (...) es incuestionable la responsabilidad penal de Luis Alberto Monsalvo Gnecco como autor del delito de corrupción al sufragante”, señaló la Corte en la lectura del sentido de fallo en contra del gobernador. Aunque el alto tribunal aclaró que este proceso penal amerita una medida privativa de la libertad, aclaró que esta será evaluada en la sentencia.
La Corte hizo esta advertencia pues el gobernador asistió a todas las audiencias dentro del proceso y siempre expresó y demostró su ánimo de colaborar en todas las etapas del juicio. Por ahora, añadió el alto tribunal, no es necesario ordenar su captura y, en consecuencia, Monsalvo Gnecco permanecerá en libertad, por lo menos hasta que se conozca la sentencia en su contra. Con esta decisión, el funcionario tendrá que dejar su cargo como gobernador y el Gobierno deberá convocar a unas elecciones atípicas para encontrar su reemplazo, una convocatoria electoral problemática en plena pandemia por el COVID-19.
En el mundo político, Monsalvo Gnecco era considerado como el heredero de una reconocida trayectoria familiar del Cesar, cuyo auge se dio hacia los años 80 cuando llegaron al departamento a invertir en bombas de gasolina y tractomulas para el transporte de carbón. En su segunda campaña a la gobernación, este diario le preguntó al entonces candidato por la historia sobre Tierra Prometida. Él respondió: “¿Usted cree que si yo cometiera delitos y actuara por debajo de la mesa, estaría en la política y habría puesto mi nombre a consideración del electorado?. No señor, a mí nada me lo han regalado, yo me he labrado mi camino”. En las próximas semanas se conocerá la sentencia completa.