Judicatura pide que investiguen a fiscales del caso Nicolás Neira por “tardanza y negligencia”

El Consejo Superior de la Judicatura no se explica cómo, 12 años después del crimen del joven de 15 años, no se ha avanzado en la investigación. Reitera también que este caso es competencia de la justicia ordinaria, no de la penal militar.

Redacción Judicial
09 de octubre de 2017 - 06:09 p. m.
Nicolás Neira murió tras ser golpeado mientras participaba en la movilización del Día de los Trabajadores de 2005. / Foto: Tomada de Colombiaencontexto.wordpress.com
Nicolás Neira murió tras ser golpeado mientras participaba en la movilización del Día de los Trabajadores de 2005. / Foto: Tomada de Colombiaencontexto.wordpress.com

"Llama profundamente la atención el hecho de que, pese a que en la decisión de 8 de octubre de 2007 se instó a la Fiscalía General de la Nación a imprimir celeridad al trámite de la actuación penal, proceda a radicar solicitud de audiencia preliminar para formulación de imputación y solicitud de imposición de medida de aseguramiento el 09 de junio de 2017, es decir, casi diez (10) años después de asignarle el conocimiento del proceso penal a adelantar, y doce (12) años después de la ocurrencia de los fatídicos hechos”.

Con esas palabras Camilo Montoya Reyes, magistrado de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, expuso su asombro ante la parsimonia de la Fiscalía para iniciar una investigación seria que permita establecer quiénes son los responsables de la muerte de Nicolás Neira. El joven, quien en 2005 tenía 15 años, murió el 3 de mayo de ese año tras haber sido golpeado brutalmente durante una manifestación por el Día de los Trabajadores, el 1° de mayo.

(Vea: “Se van a esclarecer los excesos del Esmad”: padre de un joven asesinado por el cuerpo antidisturbios)

El caso llegó a su despacho cuando el abogado de Néstor Julio Rodríguez Rúa, agente del Esmad que está siendo investigado por este episodio, pidió que se definiera si este proceso era de la justicia ordinaria o si debía tramitarse por la justicia penal militar. El juez del caso determinó trasladar la duda al Consejo Superior de la Judicatura a pesar de que, en octubre de 2007 -hace una década-, este mismo organismo ya había decidido que el expediente Neira debía ser asumido por la justicia ordinaria.

Los detalles del proceso dejan ver por qué la Judicatura concluyó que la muerte del joven Neira no podía considerarse “acto relacionado con el servicio”. Ese 1° de mayo, Neira llegó a la Avenida El Dorado en Bogotá junto con unos amigos a sumarse a la protesta de estudiantes y trabajadores. Según la Fiscalía, la orden para el Esmad era deshacer la movilización a como diera lugar. Incluso, si era necesario, con el uso de la violencia.

(En contexto: Por homicidio de menor Nicolás Neira condenan a la Nación)

Neira quedó atrapado en una especie de barrera humana que formaron agentes del Esmad. Él y sus compañeros fueron todos golpeados, sobre todo con los bolillos de los policías, y él fue quien quedó en peor estado. En medio de este disturbio, el agente Rodríguez Rúa disparó una “lanzagases” contra la multitud e impactó sólo a Nicolás Neira, en su cabeza. El joven fue llegado a un Centro de Atención Médica Inmediata (Cami), pero las heridas eran tan graves que tuvo que ser trasladado a la Clínica Saludcoop, en el norte de Bogotá.

Trauma en tejidos blandos. Escoriaciones en extremidades superiores. Traumas por los golpes de los bolillos. Crisis convulsivas. Herida de dos centímetros en la región occipital de la cabeza. Edema cerebral. Contusión cerebral por trauma craneoencefálico, este último causante de su muerte. Así quedó consignado en el expediente. El cuerpo de Nicolás Neira se volvió una especia de mapa de los excesos del Esmad.

El cuerpo del joven se apagó rápidamente después de la brutal golpiza: en dos días. La rapidez de la investigación por su muerte, sin embargo, ha sido proporcionalmente inversa. En 2010 vinieron las primeras sanciones: la Procuraduría destituyó e inhabilitó por 10 años al capitán Julio César Torrijos Devia, quien era comandante de la Primera Sección del Esmad de la Policía Metropolitana de Bogotá, y al subteniente Edgar Mauricio Fontal Cornejo, comandante de la Tercera Sección de la misma unidad.

Hace unas semanas, Torrijos Devia -hoy mayor en retiro- fue condenado a cuatro años de prisión, tras haber aceptado que él encubrió a subalternos suyos que golpearon al joven Neira y al agente Néstor Rodríguez Rúa, el que disparó la bala de gas lacrimógeno, a quien le imputaron cargos el pasado 18 de agosto. Por su parte el padre de Nicolás Neira, Yuri Neira, tuvo que salir del país tras ser fuertemente amenazado. Él, sin embargo, aun desde la distancia ha seguido paso a paso los procesos relacionados con la muerte de su hijo. Y el caso, como lo volvió a decir la Judicatura, seguirá en la justicia ordinaria.

Por Redacción Judicial

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