En su más reciente visita al departamento del Chocó, el pasado 14 de marzo, el ministro de Defensa, general (r) Pedro Sánchez Suárez, habló sobre el avance de las autoridades en su acción contra las organizaciones criminales en la región. Se refirió específicamente a Mexicanos y Palmeños, dos de las estructuras de crimen organizado que se disputan el control territorial, pese a que existe una negociación de paz del Gobierno Petro con algunos actores ilegales y un cese al fuego que irá hasta el 31 de marzo. Los negocios de la extorsión y del microtráfico alimentan una discordia en la que, según información de las autoridades, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) estaría interesado en intervenir para ampliar su dominio territorial.
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Así lo dijo la gobernadora del Chocó, Nubia Córdoba, quien durante un consejo de seguridad en Quibdó el 22 de febrero, justo después del paro armado del ELN que causó el desplazamiento de al menos 3.600 personas y el confinamiento de otras 5.910, aseguró que ese grupo y el Clan del Golfo estarían patrocinando las disputas urbanas en la capital del departamento. “Los dos grupos están financiando la guerra entre las bandas de Quibdó”, señaló la mandataria. Un informe de inteligencia militar de septiembre de 2024 ya había advertido la situación: los Palmeños habrían formalizado una alianza con el ELN para manejar negocios sus ilícitos en la región.
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Bandas en disputa
Los Palmeños no hacen parte del laboratorio de paz urbana que instaló el Gobierno en Quibdó, en agosto de 2023, y en el que sí están Los Mexicanos, Locos Yam y RPS. También Los Z y Revolución Cabí han tenido acercamientos iniciales con el Estado para dialogar. De allí la ventaja de los Palmeños sobre los grupos que siguen en la conversación y tienen activo el cese al fuego, pues tendrían vía libre para apoyar la expansión del ELN en las zonas urbanas de Quibdó.
Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), le explicó a El Espectador que esa podría ser una de las cartas usadas por la guerrilla para tomar ventaja en la disputa con el Clan del Golfo y lograr el control territorial del Chocó. “El Clan del Golfo actúa solo, no tiene que aliarse con otras organizaciones en la región”, explicó la investigadora.
Leovigildo Mosquera Palacios, alias de El Loco, es quien dirige los Palmeños. Según inteligencia militar, este hombre, por quien las autoridades ofrecían una recompensa de hasta $50 millones por información que permitiera su captura, tiene a 100 integrantes del grupo criminal a su mando. En su mayoría, exintegrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia y de las Farc, que controlan el microtráfico y la extorsión en 15 barrios de Quibdó. “Tendrían vínculos con el ELN, especialmente para el tráfico de armas y la salida de droga, una parte hacia el exterior y otra para distribución del narcotráfico”, dice el informe de 2024. Esta es una de las organizaciones señaladas por la gobernadora como presunta aliada de los grupos armados que operan allí.
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Los Mexicanos son los rivales directos de los Palmeños y, pese a hacer parte del espacio de diálogo socio-jurídico en Quibdó, sostuvieron una confrontación en septiembre del año anterior que dejó al menos 20 jóvenes muertos, según las autoridades. Son dirigidos por alias Paco o Keita, quien domina el control de drogas y extorsiones a comerciantes, transportadores, restaurantes, estaciones de gasolina en cuatro comunas y 20 barrios de Quibdó, según las autoridades. Esta banda, además, tendría el control de tres puertos de fluviales de Quibdó, en los cuales extorsiona a los conductores de lachas que operan en las cuencas de los ríos Quito y Atrato. Los mismos usados para el tráfico de drogas y de armas.
El coronel José Hair Urrego Baquero, comandante del Departamento de Policía Chocó, señaló a este diario que Mexicanos, Palmeños y Clan del Golfo sí mantienen una confrontación relacionada con las vías de acceso fluvial que comunican a Quibdó con el resto del Chocó. “El departamento tiene una complejidad en el tema de vías de comunicación; en muchos casos se aprovecha esta situación para que los municipios sean puntos logísticos de abastecimientos de armas, contrabando y narcotráfico para estos grupos”. De allí el interés de extender la dinámica de la guerra a sitios claves como Quibdó, una población sembrada al filo del río Atrato y clave en las dinámicas comerciales y fluviales del departamento.
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La investigadora Bonilla, de la Fundación Pares, coincidió en que el Clan del Golfo tiene una presencia bien consolidada en la región, que pudo mover al ELN a una reconfiguración de su incidencia en contextos urbanos como el de Quibdó. “Pudo haber desatado una reacción del ELN de intentar hacer presencia urbana de una forma más directa, pero aún no está consolidada”, explicó.
También agregó, referente a la primera declaración de la gobernadora Córdoba y el informe de las autoridades, que aún no se puede hablar de la conformación de frentes urbanos del ELN con importante dominio en sitios en los que son las bandas criminales las que controlan los negocios ilícitos; pero es un asunto que requiere atención y seguimiento.
El Espectador intentó ampliar con la gobernadora Córdoba y con las autoridades de Quibdó la información sobre su denuncia. Sin embargo, desde el despacho de la mandataria señalaron que por el momento no se harán más declaraciones al respecto. Por su parte, el coronel Urrego Baquero aseguró que la Policía sí está pendiente del asunto, que tiene conexión directa con la difícil situación de seguridad y orden público que vivió hace un mes el departamento, por cuenta del paro armado declarado por el ELN.
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A la región ya llegaron 80 nuevos policías, para un total de 1.664 uniformados que harán frente a las alianzas y expansión de grupos armados y criminales, al tiempo que se mantiene la expectativa sobre lo que sucederá en una semana, cuando termine el cese al fuego entre las bandas que delinquen en la capital chocoana.
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