La otra masacre de Tacueyó: purga al interior de una disidencia de las Farc
El Espectador recuerda otro asesinato múltiple en esta zona del país, en donde hace dos días fueron asesinados cinco indígenas. En 1985, en este corregimiento de Toribío (Cauca), 164 combatientes del frente Ricardo Franco fueron ejecutados por sus propios comandantes.
Redacción Judicial
El corregimiento de Tacueyó, ubicado en el norte de Toribío (Cauca), es un territorio signado por la guerra. Durante décadas, la Fuerza Pública, las guerrillas y los paramilitares libraron crudas batallas; los asesinatos, secuestros y combates eran frecuentes en esta zona del país. Desde que la guerrilla de las Farc se desarmó y firmó el Acuerdo de Paz con el Gobierno en noviembre de 2016, las comunidades caucanas vivieron un respiro. Sin embargo, los guerrilleros que no hicieron parte del acuerdo, se empezaron a reagrupar y a consolidar en esta región (y otras del país) para controlar los cultivos de cocaína y las rutas del narcotráfico.
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El corregimiento de Tacueyó, ubicado en el norte de Toribío (Cauca), es un territorio signado por la guerra. Durante décadas, la Fuerza Pública, las guerrillas y los paramilitares libraron crudas batallas; los asesinatos, secuestros y combates eran frecuentes en esta zona del país. Desde que la guerrilla de las Farc se desarmó y firmó el Acuerdo de Paz con el Gobierno en noviembre de 2016, las comunidades caucanas vivieron un respiro. Sin embargo, los guerrilleros que no hicieron parte del acuerdo, se empezaron a reagrupar y a consolidar en esta región (y otras del país) para controlar los cultivos de cocaína y las rutas del narcotráfico.
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Este reacomodo de los grupos disidentes, por ejemplo, ha terminado en confrontaciones con las comunidades indígenas. Hace tan solo dos días cinco indígenas fueron masacrados por miembros del Frente Dagoberto Ramos de las disidencias, el cual estaría bajo las órdenes de alias Iván Mordisco y Barbas. Trece días antes un guardia indígena en Tacueyó también murió a manos del grupo criminal, y en agosto pasado y noviembre de 2018 otros dos indígenas fueron asesinados por miembros de este grupo ilegal.
(Vea: Del Llano a Sinaloa: la sofisticada ruta del disidente de las Farc “Iván Mordisco”)
Otro de los crímenes que marcó la historia del corregimiento, como los recientes asesinatos indígenas, es la masacre de Tacueyó, ocurrida entre noviembre de 1985 y enero de 1986. Días después de la toma y retoma del Palacio de Justicia, 164 combatientes del frente Ricardo Franco (una disidencia de las Farc que opera de la mano del M-19) fueron ejecutados por sus propios comandantes. Según los testimonios de algunos sobrevivientes del asesinato múltiple, este se dio cuando los líderes del grupo armado comenzaron a torturar a algunos miembros, pues los acusaban de ser infiltrados de las Fuerzas Militares.
Los crudos relatos también señalan que las víctimas sometidas a torturas, luego confesaban ser supuestamente miembros del Ejército. Incluso, terminaron señalando a otros compañeros de estar al servicio de la inteligencia estatal. Todos los días, según un sobreviviente llamado Víctor Rivera, asesinaban y enterraban a entre 8 y 10 guerrilleros. La masacre fue liderada por José Fedor Rey, alias Javier Delgado, y Hernando Pizarro Leongómez, hermano de Carlos Pizarro, comandante del M-19 y quien se encontraba a pocos kilómetros del Frente Ricardo Franco.
Carlos Pizarro se enteró de esta barbarie luego de recibir una invitación de su hermano para darle una información “muy importante y muy grave sobre este fenómeno de infiltración”. Una comitiva de guerrilleros del M-19 fueron hasta donde se encontraba concentrado el frente y encontraron gente colgada y amarrada. Durante los tres meses que duró la masacre, el frente fue dejando a su paso varias fosas. El 11 de diciembre, el M-19 negó que los cadáveres pertenecieran a miembros de esta guerrilla y dijeron que empezarían una investigación. El 27 de diciembre, cuando ya se habían encontrado 89 cadáveres, una nueva comunicación de los integrantes del comando superior y la dirección del “eme” condenó la masacre y le pidió a la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar expulsar a este frente.
Diez años después, en febrero de 1995, Fedor Rey fue capturado por las autoridades. Un comando élite del Ejército, con apoyo de la Fiscalía, lo capturó en una taberna de Cali, junto a su escolta. Inteligencia militar llevaba una semana siguiéndolo, luego de recibir información de un anónimo. Sin embargo, la alerta ciudadana señalaba que había visto a Pacho Herrera, considerado en ese momento por los organismos de inteligencia como uno de los capos más importantes del cartel de Cali. Otro dato de la denuncia que permitió verificar la identidad del guerrillero fueron los seguimientos que le hicieron a un vehículo descrito por el informante.
Un poco antes de su captura Fedor Rey dio su versión de la masacre de Tacueyó. Luego, ya presó en la cárcel de Palmira, antiguos compañeros suyos de las Farc le dieron muerte por ahorcamiento en junio de 2002. En cuanto a Hernando Pizarro murió baleado en un oscuro episodio en Usaquén (Bogotá) en 1994, en el que después se supo estuvieron posiblemente involucrados miembros del CTI. Los testigos señalaron que una camioneta llegó a la casa de Pizarro y se presentaron como miembros de la Fiscalía. Minutos después, el cuerpo sin vida del guerrillero apareció esposado.