Lo que parecía un almuerzo familiar cualquiera, terminó en una masacre que cobró la vida de cuatro personas. El 29 de diciembre de 2024, el pastor Marlon Lora se encontraba en un restaurante de Aguachica (Cesar), con su esposa Yurlay Rincón y sus hijos Santiago y Ángela. Un hombre ingresó al lugar y disparó contra Ángela y los otros tres acompañantes.
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Marlon, Yurlay y Ángela murieron al instante, mientras que Santiago, el hijo menor, sobrevivió con un diagnóstico de muerte cerebral y falleció dos días después. Hace una semana, la Policía capturó a cuatro personas que estarían involucradas en la masacre. Con su identificación, la Fiscalía no tiene dudas: la familia Lora Rincón fue acribillada por error.
Los cuatro hombres son Jairo Andrés Miranda Ramírez, José Miguel Leal Rodríguez, Leonardo de Jesús Barraza Castillo y Jorge Luis Valderrama Cuba. La Fiscalía les imputó los delitos de homicidio agravado y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego. Los capturados no aceptaron los cargos por su presunta participación en el crimen del pastor Lora y su familia, mientras que un juez de control de garantías del Cesar los envió a la cárcel mientras avanza la investigación.
El Espectador tuvo acceso a las audiencias en las que la Fiscalía presentó su hipótesis y, con evidencia en mano, dejó claro que hay cómo probar que el homicidio de los Lora pudo tratarse, en realidad, de una confusión de los sicarios.
Un pantalón negro y una camisa blanca bastó para el fatídico error. Así fue descrita la víctima que los sicarios debían acribillar en el restaurante “Sorbetes y Jugos”. Y allí había dos mujeres vestidas exactamente igual. Una era Ángela Lora Rincón y la otra era Zaida Andrea Sánchez, conocida como la Diabla.
Sánchez había viajado a Aguachica para asistir al sepelio de su pareja, Alexánder González, alias el Calvo, un narcotraficante que fue asesinado en El Banco (Magdalena), el 27 de diciembre de 2024, al parecer por un ajuste de cuentas de grupos de microtráfico en la región. En la audiencia de imputación de cargos, el fiscal del caso, Jaime Trujillo, dio más detalles del crimen.
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Relató, por ejemplo, que dos de los presuntos sicarios, Jairo Andrés Miranda y José Miguel Leal, viajaron el 28 de diciembre de 2024 desde Cúcuta (Norte de Santander) a Aguachica en una Toyota blanca. A su llegada al municipio, hacia las dos de la tarde, Trujillo narró que Miranda y Leal realizaron labores de vigilancia en la funeraria Los Olivos donde era velado Alexánder González.
Así, lograron identificar la presencia de Zaida Sánchez, alias la Diabla. Para las cinco de la tarde, los dos hombres compraron una moto Suzuki negra al vigilante de un restaurante de la zona y, media hora después, compraron otra moto, de marca Yamaha y de color rojo, a través de Market Place de Facebook.
Los dos vehículos fueron usados al día siguiente para cometer el crimen. Pero hacía falta más manos y Jorge Luis Valderrama y Leonardo de Jesús Barraza viajaron desde Barranquilla (Atlántico) para unirse a Miranda y a Leal. Hacia las 11:40 de la mañana del 29 de diciembre de 2024, los cuatro hombres se citaron en un restaurante para planear el paso a paso del crimen y dividir los roles que cada uno habría de cumplir.
Tras la reunión, Valderrama salió conduciendo la mota negra, con Leal de parrillero, en la roja se movilizó Barraza con un acompañante que no ha sido identificado y Miranda se transportó en un vehículo gris. Todos tenían el mismo destino: la funeraria donde ya habían identificado a su víctima.
Las cinco personas llagaron a las 12:12 de la tarde a la funeraria Los Olivos en búsqueda de Zaida Sánchez y, al no encontrarla, comenzaron a hacer rondas por la manzana. Luego, identificaron el vehículo de alias la Diabla parqueado en la esquina del restaurante “Sorbetes y Jugos”, donde también estaba la familia Lora. José Miguel Leal descendió de la moto negra e ingresó por un costado del estableciendo.
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“Sube dos escalones y observa dos mesas: una de frente y otra diagonal. Estando más cercano a la primera, Leal desenfunda un arma calibre 9 milímetros y, a una distancia de metro y medio, disparó de forma seguida sobre todos los miembros de la familia Lora Rincón”, explicó el fiscal.
El pantalón negro y la camisa blanca que portaba Ángela Lora fue lo único que identificó el sicario antes de abrir fuego contra la familia. Así relató el fiscal la escena de la masacre: “Inicialmente, disparó sobre el padre, el pastor Marlon Lora, quien recibió un impacto sobre la nuca y se derrumbó de manera inmediata. Luego disparó al cuello de la hija mayor, Ángela. El siguiente disparo fue a la cabeza del hijo menor, Santiago, y por último disparó en contra de la madre, Yurley Rincón”.
Leal salió corriendo del lugar y abordó la misma motocicleta negra. Pero, antes de arrancar, cuando la gente comenzó a huir en medio del caos, el mismo Leal identificó a Sánchez, su víctima, viva. Ante el evidente error, la reacción del sicario fue seguir disparando, esta vez contra Sánchez, alias la Diabla. Un hombre que la acompañaba reaccionó y le disparó de regreso.
Entre las balas, los cinco hombres huyeron del lugar en las motos que habían comprado un día antes y que terminaron abandonando al final del frustrado atentado del 29 de diciembre de 2024. Sin embargo, la sentencia de muerte contra alias la Diabla siguió en pie y el pasado 22 de enero fue asesinada frente a un hotel en Medellín (Antioquia). En 2021, Sánchez había sido capturada por su presunta participación en la banda “Los Fleteros” y tenía antecedentes por homicidio y hurto.
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Aunque desde el día del crimen la Policía seguía múltiples pistas para esclarecer la masacre de la familia Lora Rincón, incluso, al punto de que no descartaba que se tratara de un posible caso de extorsión, la Fiscalía, ahora, tiene claro que todo se trató de un error.
Aunque los presuntos sicarios trataron de ubicar a Sánchez ese mismo 29 de diciembre e, incluso, regresaron al restaurante de la masacre, cuando el CTI ya adelantaba las tareas de levantamiento de los cadáveres, ya era muy tarde. El ente investigador aseguró que, con el rastro de Sánchez ya frío, los hombres regresaron a las ciudades desde donde habían partido un día antes y permanecieron escondidos hasta el pasado 27 de febrero.
Cuatro días después de los hechos, una multitud de personas despidió a la familia Lora Rincón en Aguachica. “Todos ellos eran personas muy íntegras y dejan un legado precioso por su entrega de la palabra de Dios. Ángela era la estrella de la familia, era líder de jóvenes regional. Tenía una voz muy dulce, cantaba como los ángeles”, recordó Yovany Bermúdez Santos, pastor de la iglesia central Príncipe de Paz de Aguachica.
La Fiscalía sigue en el trabajo de identificar al otro sicario que participó en el crimen y en encontrar a quienes dieron la orden de asesinar a Zaida Sánchez, alias la Diabla.
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