Esta semana, luego de casi 16 años de dilaciones y cambios de rumbo en la investigación, el autor material del homicidio de Nicolás Neira fue condenado: el exagente del Esmad Néstor Rodríguez Rúa, quien por años estuvo al servicio de la Policía y ahora se desempeña como escolta de un político reconocido. El 1° de mayo de 2005, en una marcha por el Día del Trabajo, Rodríguez Rúa disparó un proyectil de gas lacrimógeno que impactó la cabeza de Neira, de entonces 15 años, lo que le provocó un trauma craneoencefálico fatal -una fractura de 26 cm desde la nuca hasta la sien- que derivó en su muerte. El próximo 5 de marzo se conocerá el monto de su pena, en medio de un rompecabezas judicial que reúne tres condenas -incluida una a la nación- e hipótesis investigativas en curso.
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Nicolás Neira falleció el 6 de mayo de 2005 en la Clínica Saludcoop, norte de Bogotá. El peritaje de Medicina Legal estableció que su muerte se catalogó como violenta-homicidio y, además, que tras desplomarse en el centro de Bogotá fue rematado a golpes. Sin embargo, esa no fue la información que se replicó en principio. Hay testimonios que indican que el Esmad habría orquestado todo un plan para ocultar la verdad, diciendo que el joven se tropezó y cayó noqueado tras chocar contra un bolardo. Altos mandos del escuadrón quisieron extender la teoría, como lo confesó el mayor (r) Julio César Torrijos, comandante de la operación del Esmad ese 1° de mayo. Actualmente, la lupa de la investigación por el supuesto encubrimiento se posa sobre el mayor (r) Fabián Mauricio Infante, cuyo juicio por favorecimiento de homicidio se reanudará la próxima semana.
“Estamos en medio del juicio, la próxima semana iniciamos la práctica probatoria de los testigos que trajo la defensa del mayor (r) Infante. El testigo clave aquí es Torrijos, porque él recibió la orden directa de Infante de decir que el Esmad no participó (en la muerte de Neira). Luego Torrijos reúne a los demás patrulleros para ampliar públicamente lo que se dijo”, aseguró Alejandra Garzón, representante de Yuri Neira, padre de la víctima. Durante el proceso penal, Torrijos aceptó su responsabilidad por encubrimiento y fue condenado en 2017 a cuatro años de prisión. Pagó su pena en una cárcel de Tolima, donde estaba desde antes por narcotráfico, hasta que fue cobijado con el Decreto 546 de 2020, el cual le otorgó casa por cárcel como medida para mitigar el COVID-19 en las prisiones del país.
Este diario conoció el interrogatorio del mayor (r) Julio César Torrijos, del 23 de febrero de 2017, en el cual el entonces comandante de operación describió su actuación: “Encubrí los hechos que se presentaron al decidir cumplir la orden de mi mayor Infante, de no haber dicho las cosas ante las autoridades disciplinarias y penales (…) me dijo que dejara eso así”. Cuando los miembros del Esmad se enteraron de que Nicolás Neira había muerto, asegura Torrijos, Infante ya había acordado toda una puesta en escena en la Fiscalía, según Torrijos: “Me dijo: ‘cuadre esas versiones para que no le fueran a echar la culpa al Esmad’ (…) ya después fue que reuní la sección y les dije a los suboficiales que dijeran (…) creo que utilicé un tablero para indicarles las posiciones (en las que supuestamente realizaron el operativo)”, testificó.
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Las acusaciones contra el mayor (r) Fabián Mauricio Infante, que lo tienen en juicio penal desde el 10 de mayo de 2018, encajarían parcialmente con lo expresado por el exagente del Esmad Héctor Stiwal Cubides, quien en entrevista con Policía Judicial del 21 de abril de 2010 dijo, además, que Néstor Rodríguez Rúa se había reído de Nicolás Neira porque se levantó tras el impacto del proyectil. “Los mandos sabían de las reuniones que teníamos y para qué eran, lo digo porque esta instrucción del capitán Torrijos duró varios días”, testificó. Sin embargo, no mencionó al mayor (r) Infante, quien hoy es jefe de escoltas de la empresa Seguridad Atlas Ltda.
En diálogo con El Espectador, Fabián Mauricio Infante aseguró que es un profesional con una hoja de vida intachable, que fue absuelto en la Procuraduría y que su nombre fue manchado por un “criminal” en un intento por salvarse. “Ese tipo -el mayor (r) Torrijos- encubrió al patrullero que disparó e hizo la fácil, decir que fue obligado por mí. Yo no tengo nada que ver, yo solo fui designado superior de él ese día. Pero eso fue al azar y solo por ese día. Esperemos que todo salga bien, con ayuda de Dios. Se van a dar cuenta la próxima semana, porque la justicia cojea, pero llega. Si alguien cometió un error lo tiene que pagar. Me siento muy mal sabiendo que mi nombre suena por todos lados, lo dañaron. Solo esperen el juicio”, expresó.
De acuerdo con Yuri Neira, quien está exiliado en España y fue reparado económicamente por la Nación en 2011, incluso su defensa ha tenido que luchar contra la misma Fiscalía, que intentó firmar un preacuerdo con Néstor Rodríguez Rúa, el 25 de julio de 2018, en el cual se pensaba establecer que la muerte de Nicolás Neira fue un accidente y no un homicidio con dolo -con plena intención del uniformado-, como fue sentenciado el lunes pasado. La Corte Suprema de Justicia tumbó el trámite del ente investigador el 16 de julio de 2019. Por otro lado, los abogados de Neira lograron dejar sin efecto una decisión de la Fiscalía que pretendía cortar de tajo una de las ramas de la investigación: la posible complicidad de los uniformados Edgar Mauricio Fontal Cornejo y Edwar Humberto Daza Mosquera.
El 17 de junio de 2019, el Juzgado 46 penal de Circuito de Bogotá decidió, en contraste con lo pedido por la Fiscalía y la defensa de ambos uniformados, que no se podía cerrar su investigación como posibles corresponsables del homicidio. “Es probable que haya existido una conducta dolosa que desembocara en la muerte de Nicolás Neira, ya sea configurándose una coautoría en la que contribuyeran el señor Daza Mosquera o cualquier otro agente que ocasionara las lesiones que se encontraron en el cuerpo del menor, que bien podían ser evitadas por las acciones del mayor Fontal Cornejo”, puntualizó el despacho. Edgar Mauricio Fontal era comandante de sección y, según su propio testimonio, fue el primer alto mando en verificar el estado de Nicolás Neira. De acuerdo con Alejandra Garzón, Fontal se encuentra activo en la institución, pero ya no es miembro del Esmad.
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Por su parte, Édwar Humberto Daza es mencionado por un puñado de testigos como el agente que habría rematado a Nicolás Neira en el suelo. Por ejemplo, en el folio 118 del expediente se registró la voz de una ciudadana, quien aseguró bajo juramento que “los del Esmad continuaron golpeándolo, incluso le pisaron la mano izquierda (…) no puedo decir el número preciso de atacantes y dentro de esos estaba el hombre este que me duele denunciarlo porque es de mi etnia negra (…) es alto, como de 1,75”, dijo. Asimismo, el patrullero Luis Eduardo Acosta testificó que uno de los miembros del Esmad más altos en 2005 era Daza, “que iba en la parte de atrás de la marcha con el capitán Torrijos”, como quedó plasmado en la investigación.
La defensa de Yuri Neira tiene documentación que demostraría que el uniformado Daza Mosquera sigue en la institución y es comandante seccional del Esmad, lo que podría ponerlo bajo la lupa con respecto a otras respuestas policiales durante la década. Este diario intentó verificar tal información con la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía, pero no obtuvo respuesta. Lo cierto es que la justicia tiene procesados al mayor (r) Infante, en fase de acusación, y a los agentes Édgar Fontal Cornejo y Édwar Daza Mosquera, en fase de investigación. ¿Tendrán el mismo futuro que Rodríguez Rúa y Torrijos Devía? Los jueces tienen en sus manos la respuesta.