La ofensiva militar más grande de los últimos años en el suroccidente del país cumple un año. El 12 de octubre de 2024, el Gobierno desplegó la Operación Perseo para retomar el control del cañón del Micay, en Argelia (Cauca), una región estratégica dominada por las disidencias del Estado Mayor Central (EMC), al mando de “Iván Mordisco”.
En la madrugada ingresaron las primeras tanquetas al corregimiento de El Plateado, punto clave para el tráfico de cocaína y la movilidad de los grupos armados. Aunque el Ministerio de Defensa reportó la recuperación del casco urbano y la instalación de bases militares, un año después los habitantes continúan con la amenaza de las disidencias que permanecen en las montañas y los enfrentamientos continúan afectando la vida civil.
Balance de seguridad de Mindefensa
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez Suárez, presentó el balance del primer año de la Operación Perseo, destacando una reducción del 49% en el reclutamiento de menores y del 29% en los actos de terrorismo, además de una disminución del 75% en los enfrentamientos entre grupos armados. Según el informe, los homicidios bajaron un 30 % en zonas urbanas y la extorsión un 50 %.
En total, la Fuerza Pública ha destruido 122 laboratorios para el procesamiento de drogas, neutralizado 359 minas antipersonal y decomisado más de 288.000 municiones. También se registran 38 desmovilizaciones voluntarias, entre ellas las de alias “Kevin” y alias “Yiovany”, antiguos jefes del frente “Carlos Patiño” de alias “Iván Mordisco”.
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Sánchez señaló que “fracturar la voluntad de lucha de la amenaza es la cúspide de una estrategia militar. La entrega voluntaria de alias ‘Kevin’ y luego su sucesor alias ‘Yiovany’ es un mensaje claro: seguir en las disidencias no tiene sentido alguno y lo mejor es desmovilizarse”.
Aunque en el corregimiento permanece la fuerza pública, en las montañas que los rodean los grupos armados continúan su presencia. Además del frente “Carlos Patiño”, miembros del ELN y grupos de la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB) —antes Segunda Marquetalia— se disputan el control de las rutas del narcotráfico.
Otro de los puntos destacados por el ministro de Defensa fue el avance en materia de salud. El Hospital Móvil de El Plateado continúa en funcionamiento con servicios de segundo nivel y una inversión de COP 8.000 millones en dotación y operación. Pese al ataque con drones y explosivos perpetrado por las disidencias de alias “Mordisco” el pasado 17 de febrero, la infraestructura sigue funcionando.
De forma paralela, avanza la construcción del nuevo hospital de El Plateado, que sería el principal símbolo de la transformación prometida por el Gobierno. La obra, que registra un 15 % de avance físico y una inversión de COP 22.458 millones, está destinada a beneficiar a más de 10.800 habitantes del cañón del Micay. Sin embargo, los muros a medio levantar y las varillas expuestas contrastan con el anuncio de hace un año, cuando el proyecto fue presentado como la primera evidencia tangible de la “presencia estatal” en la región.
Según el Ministerio de Salud, la inversión total en el sector salud en el cañón del Micay asciende a COP 182.000 millones. A ello se suman la rehabilitación de la vía principal, la construcción del puente militar “La Esperanza” —que conecta La Hacienda con El Plateado—, el restablecimiento de la conectividad celular y la entrega de más de 80 toneladas de ayuda humanitaria.
El retorno del Estado
La Operación Perseo fue el intento más ambicioso del Gobierno de Gustavo Petro por retomar el control del cañón del Micay, una región estratégica por su conexión con el Pacífico y por la concentración de cultivos de coca.
El 12 de octubre de 2024, más de 1.400 integrantes de la fuerza pública —apoyados por unidades de fuerzas especiales y vehículos blindados— entraron a El Plateado, bastión del frente “Carlos Patiño” del Estado Mayor Central (EMC), disidencia de las Farc de “Iván Mordisco”.
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Los combates fueron intensos y dejaron como saldo 17 civiles heridos y cerca de 1.200 personas desplazadas, según el Comité Territorial de Justicia Transicional de Argelia. Aun así, las tropas lograron establecer un control militar en el casco urbano y anunciaron el inicio de una presencia integral del Estado, que incluía inversión social, programas de salud, educación y obras de infraestructura.
Pese a los anuncios oficiales, los habitantes del Micay aseguran que aún viven con miedo. Los grupos armados continúan ejerciendo control en las zonas rurales y muchos líderes comunitarios siguen amenazados por promover programas de sustitución de cultivos o proyectos productivos.
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