Salomón Camacho Mora tenía por lo menos cinco seudónimos. Papa Grande, El Viejo, Salo, El Patrón y Héctor Aníbal Montoya. El más reconocido de ellos fue el primero y hoy su nombre vuelve a tomar relevancia porque fue deportado por Estados Unidos y, en la noche del pasado martes, pisó suelo colombiano para quedar en libertad. Pese a que durante 20 años fue el narcotraficante más buscado por las autoridades estadounidenses y, como recompensa por su paradero, ofrecieron US$5 millones de dólares, en Colombia no hay, hasta el momento, ninguna orden de captura en su contra.
Camacho Mora, según las pesquisas de las autoridades, fue uno de los narcos más cercanos de Pablo Escobar Gaviria y Gonzalo Rodríguez Gacha. Comenzó sus andanzas en el mundo ilegal al lado de estos dos capos desde comienzos de los años 80. Tras la muerte de Escobar Gaviria y Rodríguez Gacha, a comienzos de los años 90, Papa Grande inició su propia organización que operó desde la costa norte colombiana.
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Para arrancar con su propio negocio, Camacho se alió con Alberto Orlandes Gamboa, alias El Caracol, para trabajar en el cartel de la Costa. Después estuvo con el cartel de Cali, en el de La Guajira y con el cartel del norte del Valle, en donde conoció de cerca de Wilber Varela, alias Jabón, jefe de seguridad del máximo capo del cartel del norte del Valle, Orlando Henao, y uno de los capos claves de la organización. Jabón fue asesinado en 2008 en Venezuela.
El departamento de Estado de Estados Unidos, la entidad que ofreció la millonaria recompensa a cambio de información, acusó a Papa Grande de haber movido unas nueve toneladas de cocaína hacia Estados Unidos entre 1999 y 2000 y, por eso, pidió su extradición. Sin embargo, el narco logró esquivar a la justicia durante más de 10 años, hasta cuando fue capturado en Venezuela. En ese momento, hacia enero de 2010, Camacho tenía 64 años y fue de inmediato extraditado a Estados Unidos.
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Seis años después, un tribunal del este de Nueva Jersey lo condenó a 11 años de prisión, tras declararse culpable de los delitos de narcotráfico y lavado de activos, y aceptar pagar una multa de US$ 1,6 millones de dólares al fisco estadounidense. Tras cumplir tres cuartas partes de su condena, Camacho fue deportado y, por ahora, se encuentra en libertad.