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El gobierno de Gustavo Petro presentó oficialmente su proyecto penitenciario de Casas de Acogimiento, en compañía de las carteras de Justicia y Agricultura, con la coordinación de la Agencia Nacional de Tierras y el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). Se trata de una nueva iniciativa dirigida a la población pospenada, que históricamente ha sido rechazada por la sociedad y a la que le resulta una tarea titánica conseguir trabajo.
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La iniciativa se firmó a través de un decreto mediante el cual se adoptó la política pública de “atención al pos-egreso”, cuya idea es brindar nueva oportunidades a las personas que estuvieron privadas de la libertad y que ya cumplieron sus condenas, bien sea en centros de reclusión o en la denominada casa por cárcel.
"Esta política, construida sobre los principios de igualdad, no discriminación y reinserción social, establece la creación de casas de acogimiento, centros donde las personas que han recuperado su libertad podrán recibir orientación jurídica, acompañamiento psicosocial, apoyo a emprendimientos, capacitación laboral y acceso facilitado a los servicios del Estado", explicó el Ministerio de Justicia.
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El presidente Petro aseguró que la idea principal es que un pospenado se convierta en un “constructor, actor y líder de su propia sociedad después de cumplir su condena; no en un rechazado, no en un marginado o discriminado”. A su turno, la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, señaló que “esto rompe las barreras y constituye un paso fundamental para decirle a la sociedad que vuelva a recibir a las personas que ya resocializadas que han aceptado sus errores, quieren cambiar y esperan otra oportunidad”.
Las Casas de Acogimiento, explicó el gobierno, funcionarán bajo distintas modalidades, entre ellas el fortalecimiento del Programa Casa Libertad, la implementación de servicios en casas de justicia y centros de convivencia ciudadana, y la articulación con organizaciones de la sociedad civil.
Asimismo, el presidente Petro le pidió explícitamente al director de la ANT, Felipe Harman, que expanda la colonia agrícola de Acacías y la convierta, con esta nueva política, en un lugar donde los pospenados se puedan encontrar con lo que saben hacer, como el trabajo de la tierra y la producción de alimentos. “La paz y la libertad también se cultivan con las manos en la tierra”, concluyó Harman.
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