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Seguramente ha escuchado alguna vez el término árbol caducifolio, pero quizá no sepa con claridad a qué se refiere. Se trata de aquellos árboles que pierden sus hojas en determinadas épocas del año, ya sea por la llegada del invierno o por períodos de sequía. Este proceso, conocido como hoja caduca, les permite ahorrar agua y energía en momentos desfavorables, lo que se refleja en el cambio de color del follaje en meses fríos y su posterior caída.
Los árboles caducifolios han sido fundamentales a lo largo de la historia, no solo como parte de los ecosistemas, sino también como fuente de alimento, madera, medicina y simbolismo cultural. Su capacidad de adaptarse a distintos climas mediante la pérdida de hojas los convierte en un elemento esencial de los paisajes donde crecen. Aquí le decimos cuatro árboles representativos.
Cerezo
El cerezo silvestre (Prunus avium), también conocido como cerezo dulce, es un árbol de hoja caduca originario de Europa y Asia occidental que puede alcanzar hasta 30 metros de altura. Tiene un tronco recto con corteza rojiza y una copa amplia en forma de pirámide. En primavera se llena de flores blancas agrupadas en pequeños racimos, que son polinizadas por abejas ya que el árbol no se autopoliniza. Sus frutos, las cerezas, son de color rojo oscuro a casi negro, con un sabor entre ácido y dulce, muy apreciadas para comer frescas o en conserva. Prefiere climas templados con inviernos marcados y necesita entre 500 y 1300 horas de frío, según la variedad, para florecer bien.
Desde la Antigüedad, griegos y romanos difundieron el cerezo por la cuenca mediterránea, y hoy en día es la base de la mayoría de las variedades comerciales. Además de sus frutos, tiene varios usos: su madera rojiza es muy valorada en muebles e instrumentos, se cultiva como ornamental en jardines, y en la medicina tradicional se han usado sus tallos como astringente, antitusivo y diurético.
Nogal
El nogal común (Juglans regia), también conocido como nogal europeo o nogal español, es un árbol caducifolio de la familia Juglandaceae que puede alcanzar hasta 25 metros de altura. Originario del Oriente Medio y Asia, se difundió muy temprano por Europa y fue llevado a América en el siglo XVII. Su tronco es corto y robusto, con corteza gris clara, y su copa es grande y redondeada. Sus hojas compuestas, de 20 a 35 cm, son aromáticas y caducas, mientras que sus flores masculinas y femeninas se agrupan en inflorescencias diferentes. De ellas nacen los frutos conocidos como nueces, que en realidad son drupas con una semilla comestible rica en aceites y nutrientes.
Es cultivado extensamente por sus frutos secos, de alto valor nutritivo, y por su madera de gran calidad, muy apreciada en ebanistería e instrumentos musicales. También se usa como árbol ornamental y tiene usos medicinales tradicionales. Existen múltiples variedades comerciales, tanto de cáscara blanda como dura, y en Colombia se encuentra una variante conocida como nogal cafetero (Juglans neotropica), propia de los Andes, muy valorada por su madera y también amenazada por la pérdida de hábitat.
Almendro
El almendro (Prunus dulcis), de la familia de las rosáceas, es un árbol caducifolio que normalmente alcanza entre 5 y 8 metros de altura, aunque puede llegar hasta los 10. Tiene copa ancha, hojas alargadas de color verde claro y flores blancas o rosadas muy vistosas que aparecen a finales del invierno, antes de que broten las hojas. Existen dos variedades principales: la dulce, que se cultiva desde hace milenios por sus semillas comestibles (las almendras), y la amarga, cuyas semillas no se pueden consumir por contener amigdalina, una sustancia tóxica. Su fruto es una drupa leñosa que madura a finales del verano y se recolecta entre agosto y septiembre.
El almendro necesita mucho sol y climas con inviernos bien marcados, pero es sensible a las heladas de primavera. Prefiere suelos ligeros, con buen drenaje y algo calizos, y suele cultivarse en secano. Es un árbol de rápido crecimiento, muy valorado tanto por su fruto —rico en aceites saludables, proteínas y vitaminas— como por su resistencia en zonas mediterráneas, donde puede vivir entre 60 y 80 años. Hoy en día se cultiva en muchos países, siendo Estados Unidos y España los principales productores, y cuenta con numerosas variedades adaptadas a distintos suelos y climas.
Ceiba verde
La Majagua, también llamada ceiba verde, es un árbol caducifolio nativo de las regiones tropicales de América, presente en la costa Caribe colombiana y en bosques secos tropicales. Puede medir entre 6 y 20 metros de altura y se distingue por su tronco fusiforme y ensanchado en la base, capaz de almacenar agua, lo que lo hace muy resistente a la sequía. Sus hojas son compuestas, con 5 a 9 folíolos, y su copa es redondeada con ramas horizontales. Las flores, grandes y llamativas, de color rosado a crema, atraen a polinizadores como insectos y aves, mientras que sus frutos son cápsulas fusiformes llenas de semillas envueltas en fibras sedosas.
Además de su importancia ecológica, la Majagua tiene un gran valor cultural y utilitario. De su corteza se extraen fibras resistentes empleadas en cuerdas y redes de pesca, mientras que la fibra blanca de sus semillas, parecida al algodón o kapok, se usa como relleno o aislante. Las semillas, al tostarse, producen un aceite útil en la elaboración de jabones, y sus flores ricas en néctar la hacen ideal para proyectos de apicultura.
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