En el mundo de las plantas curiosas, hay especies que sorprenden por sus colores, otras por sus formas extrañas y algunas que parecen salidas de una historia fantástica. Una de ellas es el Cleistocactus colademononis, el cual es conocido popularmente como “cola de mono”. Más que una simple planta decorativa, es una rareza que ha conquistado a coleccionistas y amantes de los cactus en todo el mundo por su forma y su facilidad en cuanto a sus cuidados.
El Cleistocactus colademononis es un cactus originario del sur de Bolivia que se reconoce fácilmente por sus tallos largos que crecen colgando, parecidos a una cola peluda. Por eso, muchas personas lo conocen como “cola de mono”. Estos tallos, de color verde claro, pueden llegar a medir hasta 2,5 metros de largo y tienen un grosor de entre 3 y 7 centímetros. La planta suele ramificarse desde la base, formando una especie de cascada verde.
Lo más curioso de este cactus son sus espinas. Tiene dos tipos: unas cortas y amarillas que apuntan hacia abajo, y otras blancas, largas y suaves, que parecen pelos. Estas últimas pueden medir entre 4 y 8 centímetros, y si se caen, vuelven a crecer. Gracias a su forma y textura, esta planta no solo es decorativa, sino también muy llamativa.
Las flores del Cleistocactus colademononis son vistosas y tienen una forma alargada y algo torcida, sin embargo, no son simétricas como muchas otras flores. Miden entre 7 y 8 centímetros de largo y son de un rojo muy intenso. Nacen casi de forma horizontal a lo largo del tallo. Después de florecer, la planta produce pequeños frutos redondos y rojos, de menos de 1,5 centímetros. Cuando se secan, estos frutos se abren y sueltan unas semillas negras, pequeñas y ligeramente curvadas.
Este cactus es originario del departamento de Santa Cruz, en Bolivia. Vive en zonas secas, especialmente en matorrales o desiertos con muchas rocas. Es común encontrarlo colgando de paredes rocosas, lo que le permite adaptarse muy bien a estos terrenos. Crece en lugares bajos de la región andina, por debajo de los 1.500 metros de altura, lo que muestra que está muy bien adaptado a ese clima y paisaje.
Los tallos largos del cactus cola de mono crecen hacia abajo y le permiten aprovechar al máximo la luz del sol en los paisajes rocosos donde vive. Sus espinas suaves, parecidas a pelos, no solo lo protegen del sol fuerte, sino que también atrapan la humedad del aire, ayudándolo a resistir largos periodos sin agua. En su hábitat natural puede vivir muchas décadas, y con buenos cuidados, también puede durar muchos años si se cultiva en casa.
Gracias a su forma colgante, esta planta es perfecta para macetas elevadas o repisas, donde sus tallos puedan caer libremente. En el hogar, se recomienda ubicarla cerca de una ventana soleada, en balcones, terrazas o incluso en patios cubiertos donde reciba buena luz natural. Aunque parece frágil, en realidad es un cactus fuerte y fácil de mantener. Por eso, es una excelente opción tanto para coleccionistas como para quienes apenas están comenzando con el cuidado de plantas.
Cuidados
Luz
- El cactus cola de mono necesita mucha luz para crecer bien. Lo ideal es ubicarlo en un lugar donde reciba luz natural brillante, preferiblemente indirecta. Puede soportar algunas horas de sol directo, sobre todo en las mañanas, pero se debe evitar el sol fuerte del mediodía, ya que puede dañar sus tallos sensibles.
- En interiores, lo mejor es colocarlo cerca de una ventana orientada al este o al oeste. En exteriores, puede vivir en terrazas o balcones, siempre que esté protegido del sol más intenso. Una buena iluminación ayuda a que conserve su forma compacta y a que florezca con más facilidad.
Clima
- Este cactus se adapta bien a climas cálidos y estables, con temperaturas entre 15 °C y 20 °C. En estas condiciones puede florecer durante todo el año, siendo una de las especies más floríferas del género. Es perfecto para regiones sin cambios bruscos de temperatura.
- Por el contrario, no tolera las heladas ni el frío intenso. Si se expone a temperaturas por debajo de los 5 °C, puede sufrir daños irreversibles. En zonas frías debe mantenerse en el interior o en invernaderos, especialmente durante el invierno.
Riego
- Como la mayoría de cactus, el cola de mono necesita poco riego. Sus tallos almacenan agua, lo que le permite soportar largos periodos de sequía. Es fundamental dejar que el sustrato se seque por completo antes de volver a regar para evitar el exceso de humedad.
- Una frecuencia general puede ser cada 15 días en climas cálidos, y una vez al mes o menos durante el invierno. Regar en exceso es uno de los errores más comunes, ya que puede pudrir las raíces y afectar seriamente la salud de la planta.
Suelo
- El suelo debe ser ligero y con buen drenaje. Un sustrato para cactus o suculentas, que contenga arena gruesa, perlita o piedra pómez, es ideal. Esto evita que el agua se acumule y permite que las raíces respiren correctamente.
- Un sustrato mal drenado puede generar problemas, incluso si el riego se hace con cuidado. Si prefiere prepararlo en casa, puede mezclar turba, arena y perlita en partes iguales para obtener una base adecuada.
Abono
- El abono ayuda a fortalecer la planta, sobre todo en épocas de crecimiento y floración. Puede utilizarse un fertilizante líquido específico para cactus, con bajo contenido de nitrógeno, una vez al mes durante las épocas de floración.
- Si está en clima frío, la planta entra en un periodo de reposo. Aplicar fertilizante en esta etapa puede ser contraproducente. Siempre es importante seguir las indicaciones del producto para no sobrealimentar la planta.
Poda
- El cactus cola de mono no requiere poda frecuente, pero es posible recortar los tallos si crecen demasiado o pierden forma. También se pueden cortar para propagar la planta, dejando que el corte seque antes de replantarlo.
- Estos recortes deben hacerse con una herramienta limpia para evitar infecciones. Aunque es una planta de bajo mantenimiento, una poda ocasional puede ayudar a controlar su tamaño y mantenerla saludable.
Plagas y enfermedades
- Entre los problemas más comunes están las plagas como la cochinilla algodonosa, los ácaros y el pulgón. Estos insectos se esconden entre las espinas suaves y pueden debilitar la planta si no se tratan a tiempo.
- También hay que vigilar la aparición de hongos o podredumbre en las raíces, casi siempre causados por exceso de agua. Para prevenir esto, es clave usar un buen sustrato y no regar en exceso. Si hay plagas, se pueden usar productos como jabón potásico o aceite de neem.
Consejos
- Ubíquelo en un lugar alto o en una maceta colgante, donde sus tallos puedan caer libremente. Esto no solo permite que crezca bien, sino que también luce más decorativo. Además, evite moverla constantemente de lugar, ya que puede estresarse.
- Por último, si quiere propagarla, puede cortar un segmento sano, dejarlo secar unos días y luego plantarlo en sustrato seco. En pocas semanas comenzará a desarrollar raíces. Es una planta resistente, pero con estos cuidados básicos puede vivir muchos años y florecer con frecuencia.
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