La costilla de Adán, esa planta tropical que se ha vuelto imprescindible en muchos hogares por sus hojas grandes y perforadas, suele destacar por su crecimiento vigoroso y su facilidad de cuidado. Sin embargo, no siempre ocurre así: a veces las hojas nuevas salen pequeñas, los tallos se debilitan y la planta parece estancarse sin razón aparente.
Si su monstera no crece como debería y quiere ayudarla a recuperar fuerza y vitalidad, aquí le contamos qué puede estar pasando y cómo lograr que vuelva a desarrollarse con todo su esplendor.
Revise bien su planta
Antes de buscar soluciones, es clave observar con atención qué podría estar frenando el crecimiento. Según el Jardín Botánico de Nueva York aunque la costilla de Adán suele ser un ejemplar grande, su desarrollo depende de qué tanto logremos imitar las condiciones de su hábitat natural, es decir, conocer su lugar de origen, que en este caso es de las selvas tropicales de Centro América.
Además, debe averiguar que variedad tiene. Por ejemplo, variedades como la Monstera deliciosa, crecen rápido y producen hojas nuevas con frecuencia, mientras que otras, como la adansonii o las versiones variegadas, lo hacen más lentamente debido a su menor capacidad fotosintética.
Para entender por qué su planta tiene hojas pequeñas o tallos delgados, revise estos puntos:
- Luz insuficiente: Las monsteras provienen de selvas tropicales, donde reciben luz brillante filtrada. Si está en sombra profunda, producirá tallos largos y débiles, y hojas pequeñas sin perforaciones.
- Humedad baja: Su origen tropical exige humedad alta. Cuando el ambiente es seco, la planta ralentiza su crecimiento.
- Nutrientes limitados: En maceta el desarrollo es más lento que en la naturaleza. Si el sustrato está agotado o la raíz está muy apretada, la planta deja de crecer.
- Poca estructura para trepar: Como epifita, necesitan apoyo. Sin tutor —como un palo o una vara firme— los tallos crecen desordenados y pierden fuerza.
- Temperaturas irregulares: Cambios bruscos o el frío afectan su desarrollo, reducen la producción de hojas y debilitan la planta.
En la selva, una monstera puede trepar más de 15 metros bajo condiciones casi perfectas. En interiores, aunque el espacio y el ambiente limitan ese potencial, aún puede alcanzar tamaños notables si cuenta con luz adecuada, humedad estable y un soporte firme. Según el Jardín Botánico de Nueva York las limitaciones del entorno no impiden que crezca fuerte, solo hacen que tarde más en lograrlo.
Ojo, el exceso también es malo
Así como la falta de luz, agua o nutrientes puede frenar el crecimiento de su costilla de Adán, el exceso de ciertos cuidados también puede achantarla. Cuando la planta recibe más de lo que necesita, sus raíces y tallos se estresan y aparecen hojas amarillentas, bordes quemados o un crecimiento mucho más lento.
Estos son los excesos que conviene vigilar:
- Exceso de fertilización: Aunque parezca que más nutrientes aceleran el crecimiento, ocurre lo contrario: el fertilizante en exceso quema las raíces y detiene el desarrollo. Si observa hojas amarillas o quemadas poco después de abonar, lave el sustrato con agua destilada y deje de fertilizar durante varios meses para que la planta se recupere.
- Riego excesivo: Demasiada agua priva a las raíces de oxígeno, favorece hongos y puede causar pudrición, uno de los problemas más serios en monsteras. Si el sustrato permanece constantemente húmedo, la planta se marchitará y crecerá menos. Riegue solo cuando la capa superior de la tierra esté seca y ajuste la frecuencia según la temporada.
- Maceta demasiado pequeña: Las monsteras crecen rápido y, cuando las raíces ya no tienen espacio, simplemente dejan de desarrollarse. Si las raíces salen por los orificios de drenaje o no aparecen hojas nuevas, es momento de trasplantar a una maceta más grande con sustrato fresco.
- Plagas y enfermedades: Cochinillas, ácaros y hongos pueden frenar el crecimiento y dañar hojas y tallos. Si ve manchas, puntos o deformaciones, actúe pronto con poda de hojas afectadas y control de plagas. La recuperación puede ser lenta, pero es normal.
Hacer crecer a un monstera no se trata de intervenir de manera brusca en su ciclo, sino tratar de imitar las condiciones naturales de las que proviene. Con ese equilibrio, su planta retomará su ritmo natural de crecimiento.
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