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Cómo visitar el Jardín de Monet en Giverny, Francia y qué flores encontrará

En Giverny, la casa y los jardines de Claude Monet ofrecen una experiencia única donde el arte y la jardinería se funden en un paisaje vivo.

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La  Huerta
17 de junio de 2025 - 08:08 p. m.
Al llegar, comience su recorrido en el Clos Normand, el jardín de flores situado frente a la casa.
Al llegar, comience su recorrido en el Clos Normand, el jardín de flores situado frente a la casa.
Foto: Pixabay
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Si le atraen tanto el arte como la jardinería, hay un lugar donde ambos mundos se funden de forma extraordinaria. En Giverny, Francia, se encuentra la casa de Claude Monet, el célebre pintor impresionista que dedicó más de cuarenta años a convertir su jardín en una obra viva, fuente de inspiración para una de las series más icónicas del movimiento. Y hay una buena noticia: hasta el 1 de noviembre, este jardín permanece abierto al público, brindando la oportunidad de recorrer los mismos senderos y contemplar el estanque de nenúfares que dieron vida a algunos de los cuadros más emblemáticos del arte moderno.

¿Qué podrá ver aquí y que plantas hay?

La Fundación Claude Monet es un museo y jardín botánico ubicado en Giverny, Francia, que abarca 15 hectáreas con colecciones botánicas, vegetación local y un vivero para especies raras. Inscrita como monumento histórico en 1974 y catalogada como “Jardín Notable” en 1976, se ha convertido en el segundo destino turístico más visitado de Normandía después del Mont-Saint-Michel.

El contexto de este casa es que Claude Monet vivió en esta propiedad desde 1883 hasta su muerte en 1926, transformándola en su refugio creativo. Decoró la casa con los colores de su paleta artística: paredes rosadas, puertas y persianas verdes, comedor amarillo cromo adornado con grabados japoneses, y una cocina azul con azulejos de cerámica de Ruan. Sin embargo, la propiedad se destacó mucho más porque el pintor creó un jardín meticulosamente cuidado por siete jardineros, desviando un brazo del río Epte para alimentar un estanque atravesado por un icónico puente japonés, donde cultivó nenúfares que inspiraron sus famosas pinturas.

Tras la muerte de Monet, la propiedad pasó por un período de abandono hasta que Michel Monet legó todo a la Academia de Bellas Artes en 1966. El estado de deterioro era extremo: jardines cubiertos de maleza, árboles muertos, invernaderos sin cristales y el puente japonés pudriéndose. Fue Gerald Van der Kemp quien, junto con mecenas estadounidenses principalmente de la Versailles Foundation-Giverny Inc., emprendió una ambiciosa campaña de restauración que duró tres años.

En la actualidad, los visitantes pueden recorrer la planta baja con sus habitaciones características (salón azul, comedor, cocina de azulejos) y la primera planta con los dormitorios familiares, incluyendo las habitaciones de Claude Monet y Alice Hoschedé, restauradas en 2013 para ofrecer una experiencia auténtica del hogar del maestro impresionista.

Pero es en el exterior donde el legado artístico de Monet cobra vida de forma más palpable. El jardín de Giverny está dividido en dos espacios complementarios que reflejan su mirada sobre la naturaleza, concebidos como una extensión de su obra pictórica. El primero es el Clos Normand, ubicado frente a la casa principal. Ocupa aproximadamente una hectárea y es lo primero que recibe al visitante al ingresar a la propiedad. A pesar de su apariencia exuberante, este jardín responde a una estructura formal: senderos que lo dividen en cuadrados y rectángulos geométricos, donde Monet diseñó una composición que recuerda una pintura viviente.

En este espacio, plantó miles de flores en líneas rectas para provocar una explosión cromática que se transforma con las estaciones. Entre las especies que dan vida al Clos Normand se encuentran:

  • Amapolas rojas
  • Rosas de diversos tonos
  • Iris
  • Peonías
  • Girasoles
  • Capuchinas
  • Narcisos
  • Tulipanes
  • Lirios
  • Dalias
  • Alelíes
  • Pensamientos

Todas ellas fueron seleccionadas por Monet con meticuloso cuidado para generar armonías y contrastes cromáticos específicos. Este jardín fue para él una suerte de lienzo al aire libre, donde exploró las variaciones de la luz, las estaciones y el color con la misma precisión que en sus obras más célebres.

Por otro lado, está el Jardín del Agua (Jardin d’Eau), ubicado al otro lado de la carretera y accesible a través de un túnel subterráneo. Monet adquirió este terreno en 1893, diez años después de haberse instalado en Giverny, y lo transformó en un espacio de inspiración naturalista al desviar un brazo del río Epte. A diferencia del orden geométrico del Clos Normand, este jardín presenta un diseño libre, sin líneas rectas, influenciado por los jardines japoneses que tanto admiraba el artista.

El corazón del Jardín del Agua es el estanque de nenúfares, célebre por haber inspirado la serie Nymphéas. Los nenúfares flotan sobre la superficie y son cuidados por un jardinero especializado. El elemento más representativo es el puente japonés, cubierto de glicinas y pintado de verde —en lugar del rojo tradicional—, que aparece en numerosas obras de Monet y se ha convertido en un símbolo del jardín.

La vegetación que rodea el estanque incluye:

  • Bambúes
  • Ginkgos biloba
  • Arces japoneses
  • Peonías arbustivas
  • Sauces llorones
  • Azaleas
  • Helechos
  • Cañas de bambú
  • Plantas trepadoras

Cada especie fue seleccionada para integrarse de manera armónica al paisaje y reforzar la sensación de movimiento y profundidad reflejada en el agua. En este jardín, Monet encontraba un entorno propicio para explorar los efectos cambiantes de la luz y el color. Pintó las mismas escenas en distintos momentos del día y del año, usando su jardín como una paleta viva con la que capturó lo efímero de la naturaleza y lo transformó en arte duradero.

Actualmente, el jardín es mantenido por un equipo estable de ocho jardineros que preservan la visión original de Monet siguiendo sus especificaciones exactas. Los jardines están muy bien señalizados con bancos para el descanso, permitiendo a los aproximadamente 530,000 visitantes anuales experimentar este espacio donde la naturaleza y el arte se fusionan de manera única.

¿Cómo ir a este jardín?

Antes de sumergirse en la belleza del jardín que inspiró a uno de los grandes maestros del impresionismo, es importante planificar su visita con anticipación. Aquí encontrará todo lo que necesita saber para organizar una experiencia inolvidable en Giverny.

Fechas y horarios

  • La Casa y los Jardines de Claude Monet están abiertos al público todos los días, del 1 de abril al 1 de noviembre de 2025, entre las 9:30 a. m. y las 6:00 p. m. (última admisión a las 5:30 p. m.).
  • La duración recomendada de la visita es de una hora y media a dos horas, en formato autoguiado.

Tenga en cuenta que cualquier salida del recinto es definitiva y que no se permite el ingreso con mascotas ni equipaje voluminoso. Tampoco se autorizan picnics, pintura, dibujo ni sesiones fotográficas de bodas.

Entradas y tarifas

  • La entrada general cuesta 12 euros para adultos. Los niños entre 7 y 17 años pagan 6,50 euros, mientras que los menores de 7 años entran gratis (excepto en visitas escolares).
  • Las personas con discapacidad pagan 5,50 euros, y su acompañante debe abonar la tarifa general. Algunas categorías tienen derecho a entrada gratuita previa presentación de justificativo.

Los grupos de 20 personas o más deben reservar con antelación. La tarifa para adultos en grupo es de 11 euros, y de 6,50 euros para niños, escolares y estudiantes. Se permite un acompañante gratuito por grupo, así como para cada persona con discapacidad. El formulario de reserva debe enviarse al correo reservation@claudemonetgiverny.fr.

Consejos para organizar su visita

  1. Reserve sus entradas con anticipación para evitar largas filas, especialmente en temporada alta. Monet estaba fascinado con la luz, por lo que las primeras horas de la mañana o el final de la tarde son momentos recomendados para capturar la magia del lugar, especialmente si desea tomar fotografías.
  2. Al llegar, comience su recorrido en el Clos Normand, el jardín de flores situado frente a la casa. Pasee entre los parterres repletos de amapolas, lirios y rosas, y tómese un tiempo para descansar en alguno de los bancos disponibles. Luego cruce el famoso puente japonés, cubierto de glicinas, y observe el estanque de nenúfares que inspiró muchas de las obras de Monet.
  3. Antes de marcharse, deténgase en la tienda de recuerdos, donde encontrará reproducciones de sus obras, libros y objetos inspirados en el jardín. Recuerde siempre respetar el entorno: no pise los parterres, no arranque flores ni arroje basura. El jardín es un patrimonio frágil que merece ser conservado para las generaciones futuras.

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