
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En agricultura, no todo consiste en sembrar y esperar la cosecha. Detrás de cada cultivo existe un arte de combinaciones donde unas plantas potencian a otras, mejoran el suelo y hasta ayudan a mantener alejadas las plagas. A esta práctica se le conoce como asociación de cultivos, una técnica ancestral que sigue vigente por su eficacia y sencillez. Y si hay una protagonista que siempre aparece en estas alianzas verdes, es la caléndula: una flor tan resistente como generosa, capaz de proteger y embellecer cualquier huerta sin pedir demasiado a cambio.
Pero antes de decirle con cuáles va mejor, conozcámosla mejor, y es que a caléndula es un género de plantas herbáceas de la familia Asteraceae, reconocida por sus flores radiadas de tonos que van del amarillo dorado al naranja intenso. Estas plantas, anuales o perennes, poseen hojas enteras o ligeramente dentadas, a menudo abrazadoras del tallo, y una textura aromática gracias a los tricomas glandulares que las recubren. Nativas de la región mediterránea y extendidas por Europa, el norte de África y Asia occidental, también se conocen como “oro de María” o “maravillas”, y se han ganado un lugar en jardines de todo el mundo por su resistencia y belleza.
A lo largo de la historia, la caléndula ha tenido múltiples usos que van desde lo medicinal hasta lo ceremonial. En la antigüedad, griegos y romanos las utilizaban en rituales con coronas florales, mientras que en la Edad Moderna se empleaban para aliviar dolores de cabeza, fiebre o irritación ocular. En la cocina, sus pétalos comestibles le dieron el nombre de “azafrán de los pobres”, ya que se utilizaban para dar color y sabor a ensaladas, sopas, quesos y guisos, con un matiz que podía ser dulce o amargo.
Hoy en día, la caléndula se valora tanto por su función ornamental como por sus beneficios en la huerta. Sus flores atraen polinizadores como abejas, esenciales para la biodiversidad, y sus compuestos ayudan a repeler plagas dañinas como los gusanos que afectan tomates y pimientos. Además, atraen insectos beneficiosos como mariquitas y sírfidos, que controlan naturalmente a los pulgones. Por ser poco exigentes, estas plantas no compiten de manera agresiva por nutrientes y ayudan a conservar la humedad del suelo, lo que las convierte en compañeras ideales para la asociación de cultivos.
Tres plantas con las que combina bien
Pepinos
El pepino (Cucumis sativus) es una planta anual de la familia de las cucurbitáceas. Su tallo es rastrero y ramificado, y gracias a unos pequeños zarcillos puede trepar y buscar mejor la luz del sol. Sus hojas son grandes, en forma de corazón y con lóbulos marcados, lo que le da un aspecto característico. El fruto es alargado y cilíndrico, de color verde cuando está inmaduro —que es el momento ideal para comerlo fresco o prepararlo como pepinillo encurtido— y amarillento cuando alcanza la madurez completa.
La caléndula se considera una excelente planta compañera para los pepinos debido a sus múltiples beneficios en el manejo integrado de plagas y optimización del espacio de cultivo. Sus brillantes flores actúan como un imán natural para insectos beneficiosos como mariquitas y sírfidos, que son depredadores naturales de áfidos, trips y otros insectos dañinos que comúnmente atacan a los pepinos. Además, las caléndulas contienen compuestos químicos naturales que repelen nematodos y otros insectos perjudiciales del suelo, creando una barrera protectora alrededor del cultivo principal. Al intercalar caléndulas a lo largo de los pepinos enrejados o en los bordes del cultivo, no solo se aprovecha mejor el espacio del jardín, sino que también se establece un sistema de control biológico que reduce la necesidad de pesticidas químicos.
Tomates
El tomate (Solanum lycopersicum) es una planta herbácea anual de la familia Solanaceae y uno de los cultivos hortícolas más relevantes del mundo. Sus tallos verdes están cubiertos de vellosidades que ayudan a conservar la humedad, sus hojas son compuestas y dentadas, y sus flores amarillas, hermafroditas, se agrupan en racimos. Lo que más destaca de la planta es su fruto, una baya carnosa que presenta gran diversidad de tamaños, formas y colores según la variedad.
Al ser un cultivo tan importante, se debe saber con quién cultivarlo, y uno de sus mejores candidatos es la caléndula, que se ha consolidado como una aliada estratégica para el cultivo de tomates gracias a sus múltiples beneficios como planta compañera. Sus flores naranjas y amarillas atraen a polinizadores como las abejas, que mejoran la fecundación de las flores de tomate, aumentando la producción. Al mismo tiempo, la caléndula libera compuestos naturales que repelen nematodos dañinos en el suelo, responsables de atacar las raíces del tomate y causar debilitamiento de la planta
Calabaza
La calabaza es un fruto del género Cucurbita que se caracteriza por su gran variedad de formas, tamaños, colores y sabores. Puede aprovecharse de muchas maneras: la pulpa madura es muy usada en la cocina para sopas, guisos y postres; las semillas se comen en preparaciones dulces o saladas; y su cáscara, cuando se cura, sirve para artesanías o utensilios. Bajo este nombre se incluyen diferentes tipos como zapallos, zucchinis, ayotes o butternut, todos con un papel importante tanto en la alimentación como en la cultura popular.
En el cultivo, las caléndulas son grandes aliadas de la calabaza. Sus flores brillantes ayudan a mantener alejadas plagas comunes como el escarabajo del pepino o la chinche calabacera, al mismo tiempo que atraen polinizadores como abejas y abejorros, indispensables para la fecundación de sus grandes flores amarillas. Al sembrarlas alrededor o entre las plantas de calabaza, crean un ambiente protector que mejora la productividad y calidad de la cosecha, reduciendo la necesidad de químicos y fomentando un huerto más saludable y sostenible.
Pilas, con estas plantas se lleva mal la caléndula
La realidad es que aunque la caléndula es una planta que se asocia bien con muchas especies del huerta, no todas las combinaciones son recomendables. Y es que así como tiene buenas compañeras, también existen cultivos con los que puede entrar en competencia o generar efectos negativos.
- Frijoles: Aunque muchos jardineros usan la asociación de cultivos para controlar plagas, en el caso de los frijoles y la caléndula ocurre lo contrario. Cuando crecen juntas, los frijoles sufren ataques de gusano cogollero y otras plagas, mientras que las raíces de la caléndula, que liberan compuestos capaces de eliminar nematodos dañinos, también afectan a los frijoles, atrofiando su crecimiento y reduciendo su rendimiento.
- Repollo: El repollo sí se beneficia de estar cerca de la caléndula, ya que esta ayuda a reducir pulgas, polillas dorso de diamante, polillas de la col y pulgones. Sin embargo, el costo lo paga la caléndula, que termina infestada por esas mismas plagas. Es decir, el repollo prospera, pero las flores quedan destruidas.
- Brócoli: El brócoli es probablemente el peor compañero de la caléndula. Los pulgones sienten una fuerte atracción por esta hortaliza, pero cuando hay caléndulas cerca, prefieren instalarse en sus flores y destruirlas, dejando al brócoli relativamente libre de daños.
🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼
