Conocida por su fragancia fresca y sus múltiples usos, la citronela es una de las plantas más valoradas tanto en jardines como en el hogar. Su inconfundible aroma a limón no solo aporta un toque agradable al ambiente, sino que también actúa como un eficaz repelente natural contra mosquitos y otros insectos.
La citronela es una planta perenne de porte herbáceo que puede alcanzar hasta 1,5 metros de altura. Sus hojas son largas, estrechas y de bordes filosos, con un tono verde intenso que adquiere matices amarronados con el paso del tiempo. Aunque su floración es discreta, su mayor atractivo está en el característico aroma cítrico que desprenden sus hojas, similar al del limón, y que la hace muy apreciada tanto en jardinería como en el control natural de insectos.
La citronela es especialmente conocida por sus propiedades repelentes de insectos, particularmente mosquitos y moscas, que parecen detestar su olor. Por esta razón, es común colocar estas plantas cerca de puertas y ventanas para mantener alejados a estos insectos del hogar. De sus hojas y tallos se extrae mediante destilación al vapor el famoso aceite esencial de citronela, ampliamente utilizado en velas repelentes, lociones, aceites de masaje y productos de cuidado personal.
Es importante no confundirla con otras plantas relacionadas como Cymbopogon nardus, que comparte las mismas propiedades repelentes pero pertenece a otra familia, o la hierba limón o lemongrass (Cymbopogon citratus), que se cultiva principalmente para uso culinario en recetas asiáticas.
Cuidados
Luz
- Disfruta de abundante luz solar y necesita exposición a pleno sol para crecer y florecer adecuadamente. Es ideal colocarlo en lugares cálidos y luminosos donde pueda recibir sol directo, ya que las buenas condiciones de luz favorecen su desarrollo óptimo y la producción de flores.
- Sin embargo, la planta no tolera la luz solar excesiva. Es fundamental evitar la exposición solar directa y trasladarla a zonas con luz filtrada, como el interior de un balcón o bajo la sombra de árboles, para protegerla del estrés térmico.
Clima
- Esta planta es bastante resistente a las fluctuaciones de temperatura, tolerando un rango amplio que va desde los 0°C hasta los 43°C. Su temperatura ideal de crecimiento se encuentra entre los 20°C y 38°C, lo que la hace una planta adaptable a diversos climas, aunque requiere cuidados específicos bajo condiciones extremas.
- Durante las olas de frío pueden aparecer síntomas como decoloración de las hojas y marchitamiento, por lo que se recomienda aplicar acolchado o reubicar la planta en interiores. En períodos de calor extremo, puede mostrar signos de deshidratación como curvatura o ennegrecimiento de las hojas.
Riego
- El riego debe realizarse semanalmente, verificando regularmente la humedad del suelo con el dedo. Es necesario regar cuando el suelo a una profundidad de 2 cm esté seco. Ojo, permita que el exceso de agua drene bien, siempre regando por la mañana para evitar problemas de humedad.
Sustrato
- No necesita un suelo específico, sin embargo, este debe mantenerse húmedo y ligeramente seco, evitando siempre la acumulación de agua que podría dañar las raíces de la planta.
Abono
- Se debe utilizar un fertilizante completo que contenga fósforo antes y después de la floración. La cantidad varía según el tamaño de la maceta; por ejemplo, es apropiado aplicar 5-10 g de fertilizante para una maceta de 20 cm de diámetro.
- Después del trasplante o plantación, se debe aplicar un fertilizante líquido orgánico y diluido una vez por semana durante un mes después de que la planta desarrolle nuevas ramas. Cuando la planta muestre signos de desnutrición como menos flores, amarillamiento de hojas pequeñas o crecimiento más lento, significa que los nutrientes del suelo se están agotando y la planta se recuperará lentamente 3-4 semanas después de suplementar con fertilizante.
Plagas y Enfermedades
- Las manchas marrones son una enfermedad común causada por hongos que provoca la aparición de manchas o parches marrones en la planta. En casos leves no es necesario tratamiento, pero si gran parte del follaje se ve afectado, se debe comenzar con opciones orgánicas como bicarbonato de sodio disuelto en agua o jabón fungicida a base de cobre, avanzando a fungicidas químicos sintéticos solo si es necesario.
- La falta de riego también es un problema común que causa marchitamiento; se soluciona hidratando completamente la planta de forma gradual y verificando la humedad del suelo regularmente.
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