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Cuando una planta empieza a mostrar manchas en sus hojas, no siempre se trata de una plaga. En muchos casos, la causa está en algo más silencioso: una deficiencia nutricional. Y es que al igual que nosotros, las plantas requieren de una dieta balanceada para crecer sanas y fuertes, y cualquier carencia puede alterar su desarrollo.
Eso sí, no basta con que el suelo contenga nutrientes; estos deben estar en la forma adecuada para que las raíces los absorban. Factores como la acidez del cultivo o el tipo de sustrato pueden impedir que ciertos elementos se disuelvan correctamente, limitando su disponibilidad y generando alteraciones visibles en la fisiología de la planta.
Aquí le diremos como reconocer cuando una planta necesita nutrientes.
¿Cuáles son los nutrientes esenciales?
Las plantas obtienen carbono, hidrógeno y oxígeno del agua, el aire y la luz solar para producir alimento y crecer. Sin embargo, para un desarrollo saludable también requieren otros nutrientes esenciales que se dividen en dos grandes grupos: macronutrientes y micronutrientes.
Macronutrientes: Son los que las plantas necesitan en mayor cantidad. Entre ellos se encuentran:
- Nitrógeno (N)
- Fósforo (P)
- Potasio (K)
- Azufre (S)
- Calcio (Ca)
- Magnesio (Mg)
Micronutrientes (u oligoelementos): Son igual de importantes, aunque requeridos en menores cantidades:
- Cobre (Cu)
- Manganeso (Mn)
- Zinc (Zn)
- Hierro (Fe)
- Boro (B)
- Molibdeno (Mo)
Según Juan Camilo Hoyos, CEO de la empresa AVE (Agricultura Vertical Sostenible) en Medellín, cuando una planta se siembra en la tierra extiende sus raíces en busca de minerales como hierro, fósforo, magnesio, zinc y otros. Una vez absorbidos, estos nutrientes permiten su crecimiento y fortalecen su estructura fisiológica.
Deficiencias comunes de nutrientes principales
Nitrógeno (N)
Según el portal NParks Flora & Fauna Web, del National Parks Board (NParks), el nitrógeno es uno de los nutrientes principales que suelen aplicarse como fertilizantes. Las plantas lo absorben en forma de amonio o nitrato, elementos que se disuelven fácilmente en agua y se lixivian del suelo.
El nitrógeno cumple funciones vitales en las plantas, entre ellas:
- Promueve un crecimiento rápido.
- Favorece el desarrollo de frutos y semillas.
- Aumenta el tamaño y la calidad de las hojas.
- Acelera la maduración de la planta.
Síntomas de deficiencia de nitrógeno:
- Clorosis general (la planta pasa de verde intenso a verde claro).
- Amarilleamiento progresivo de las hojas, empezando por las más viejas hasta llegar a las jóvenes.
- Plantas delgadas, con aspecto raquítico.
- Brotes secundarios con desarrollo deficiente.
- Hojas completamente amarillas desde la base hacia la parte superior si no se corrige a tiempo.
Fósforo (P)
NParks explica que el fósforo es el segundo componente principal de los fertilizantes, y las plantas lo absorben en forma de fosfato.
Este nutriente es fundamental porque:
- Favorece la fotosíntesis.
- Interviene en la formación de proteínas.
- Estimula la germinación de semillas.
- Promueve la floración y la brotación.
- Acelera la maduración de la planta.
Síntomas de deficiencia de fósforo:
- Coloración púrpura o bronceada en el envés de las hojas más viejas por acumulación de antocianina.
- Desarrollo lento y crecimiento atrofiado en comparación con plantas sanas.
- Decoloración púrpura o bronce en la parte superior e inferior de las hojas más antiguas.
Potasio (K)
El potasio es el tercer componente principal de los fertilizantes, y las plantas lo absorben como ion, que puede lixiviarse y perderse fácilmente por escorrentía del suelo.
Este nutriente cumple funciones esenciales como:
- Promover la formación de azúcares necesarios para la síntesis de proteínas.
- Estimular el desarrollo radicular.
- Aumentar la resistencia a enfermedades.
Síntomas de deficiencia de potasio:
- Clorosis (hojas amarillas) en los bordes de las hojas nuevas maduras.
- Aparición de quemaduras y necrosis desde el borde hacia el nervio central conforme progresa la deficiencia.
- La clorosis es irreversible, incluso si se aplica potasio posteriormente.
Otros nutrientes esenciales:
1. Magnesio (Mg): El magnesio es parte estructural de la clorofila y activa enzimas que producen carbohidratos, azúcares y grasas, además de regular la absorción de nutrientes.
- Deficiencia: las hojas viejas se ponen amarillas entre las nervaduras, la planta crece poco, las hojas son más pequeñas y se caen antes de tiempo.
2. Calcio (Ca): El calcio fortalece la pared celular y es clave en nuevos puntos de crecimiento y raíces jóvenes. Al ser inmóvil, sus deficiencias se notan primero en hojas jóvenes.
- Deficiencia: genera brotes atrofiados, hojas nuevas curvadas con bordes oscurecidos y raíces cortas y gruesas.
3. Hierro (Fe): El hierro interviene en la síntesis de proteínas de cloroplastos y enzimas, siendo esencial para la formación de hojas y brotes sanos.
- Deficiencia: las hojas nuevas se ponen amarillas entre las nervaduras, salen más pequeñas y, si es grave, los brotes se vuelven casi blancos y se secan desde la punta.
4. Manganeso (Mn): El manganeso participa en la fotosíntesis, respiración y asimilación de nitrógeno, actuando como activador enzimático.
- Deficiencia: las hojas jóvenes se ponen amarillas de forma dispareja, aparecen manchas secas, y si es grave, las hojas salen más pequeñas y las puntas se mueren.
5. Zinc (Zn): El zinc activa reguladores del crecimiento como la auxina, favoreciendo el desarrollo y la elongación de tallos.
- Deficiencia: las hojas nuevas se ponen amarillas entre las venas, los tallos crecen cortos y las hojas salen pequeñas, haciendo que la planta se vea compacta como una roseta.
6. Boro (B): El boro, absorbido como borato, es esencial para la diferenciación celular y el desarrollo de brotes en crecimiento.
- Deficiencia: la planta deja de crecer bien, le salen muchos brotes desordenados y sus hojas nuevas son pequeñas, frágiles y con forma anormal.
¿Cómo combatir las deficiencias?
Cuando una planta no logra absorber lo que necesita del suelo, suele deberse a factores que van más allá de la simple falta de fertilización. Entre las causas más comunes están:
- Suelo pobre en nutrientes, que no alcanza a cubrir las demandas de la planta.
- pH inadecuado, demasiado ácido o alcalino, lo que bloquea la disponibilidad de ciertos minerales.
- Falta de agua, ya que sin humedad las raíces no logran asimilar los nutrientes presentes.
La buena noticia es que existen formas sencillas de corregir estas carencias. Algunas de las más efectivas son:
- Aplicar fertilizantes solubles en agua, que permiten un suministro rápido de nutrientes esenciales.
- Incorporar abonos orgánicos como el compost, que enriquecen el suelo de manera natural y mejoran su estructura.
- Usar fertilizantes foliares, que se absorben directamente por las hojas y ofrecen resultados más inmediatos.
Ojo: aunque la mayoría de los suelos de jardín suelen tener suficientes nutrientes, en el caso de las plantas en macetas la situación es distinta. Allí, el agotamiento de los nutrientes ocurre con mayor rapidez, por lo que se requiere un cuidado más constante, ya que no pueden obtenerlos de manera natural como en el suelo abierto.
Una alternativa práctica y efectiva para mantener la fertilidad es el compost. Este recurso se ha convertido en una de las herramientas más útiles para enriquecer el sustrato, mejorar su estructura y prolongar la salud de las plantas. Además, existen diferentes variantes de compost, que se pueden adaptar a las necesidades de cada cultivo y espacio disponible.
- Compost de jardín, elaborado a partir de residuos vegetales descompuestos, ideal para mejorar la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua.
- Compost para semillas o macetas, que suele ser una mezcla de fibra de coco, corteza compostada, arena u otros materiales, diseñado para contenedores.
En general, los nutrientes del compost duran entre 6 y 8 semanas, por lo que es importante complementar con riego constante y, en ocasiones, fertilización adicional.
En definitiva, el secreto está en elegir plantas acordes al suelo disponible, corregir su pH cuando sea necesario y acompañar con buenas prácticas de cultivo. De esta manera se asegura un acceso equilibrado a los nutrientes y un desarrollo saludable en cualquier etapa de crecimiento.
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