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Cada 13 de octubre se celebra el Día Mundial del Fertilizante, una fecha que invita a reflexionar sobre cómo nutrimos la tierra. En un mundo donde toneladas de residuos orgánicos terminan en la basura sin aprovechar su verdadero potencial, vale la pena recordar que lo que muchos consideran desechos —como cáscaras, restos de comida u hojas secas— puede convertirse en una valiosa fuente de fertilidad natural. De esta manera, además de reducir la contaminación, se contribuye a cerrar el ciclo de la naturaleza y a fortalecer los ecosistemas desde casa.
Compostar, más que una práctica ambiental, es una forma sencilla de participar activamente en la regeneración del planeta y por ello aquí le decimos cuatro métodos para usarlos.
Compost tradicional
Los desechos domésticos de alimentos y de jardinería pueden transformarse en un recurso valioso mediante la elaboración de composta. Este abono orgánico se obtiene a partir de la descomposición controlada de materia orgánica, proceso que enriquece los suelos, mejora los cultivos y reduce la contaminación.
Para lograrlo, se combinan capas alternadas de materiales verdes (como restos de frutas, verduras o estiércol de ganado) y secos (como hojas, ramas o aserrín), asegurando una adecuada aireación y humedad para que los microorganismos realicen su trabajo de manera eficiente.
Para elaborarla, siga estos pasos básicos:
- Prepare el espacio: use un hoyo, una caja, un contenedor de plástico o una estructura de madera o malla.
- Forme las capas: coloque primero paja, luego restos de comida y jardinería, y encima una capa delgada de estiércol, humedeciendo cada nivel.
- Mantenga la humedad y la temperatura: evite que se seque o se encharque; la temperatura ideal está entre 50 °C y 60 °C.
- Voltee la mezcla: hágalo a los 15 días y después cada semana para favorecer la aireación y una descomposición uniforme.
- Deje madurar y almacene: cuando la composta esté lista, guárdela en costales y manténgala en un lugar seco hasta usarla en su huerto o macetas.
Lombricompost
A través del trabajo de las lombrices, este método de abono transforma los restos de alimentos en abono sólido y líquido rico en nutrientes, ideal para huertos, jardines y macetas. Este sistema es fácil de manejar, no genera malos olores y se adapta tanto a espacios rurales como urbanos, siendo una forma eficiente de reducir los desechos domésticos y mejorar la salud del suelo.
Para elaborarla correctamente, tenga en cuenta estos pasos:
- Diseñe la estructura: elija un lugar con piso firme, protegido del sol y la lluvia. En fincas puede usar camas de ladrillo o madera; en casas, baldes, huacales o canecas.
- Prepare el lecho: use estiércol reposado mezclado con paja o, en zonas urbanas, hojas secas y residuos precompostados. Este será el ambiente donde vivirán las lombrices.
- Agregue el pie de cría: introduzca lombrices rojas californianas (Eisenia foetida), que deben incluir adultos, jóvenes y huevos para mantener un ciclo estable.
- Controle la humedad y la temperatura: mantenga la humedad entre 70 % y 80 % y evite temperaturas mayores a 40 °C. Use agua reposada o lluvia para el riego.
- Recoja el abono: tras tres meses obtendrá el lombricompost, y después de un año, el humus de lombriz, un abono más maduro y concentrado que mejora la fertilidad y estructura del suelo.
Pacas digestoras
Este método, basado en la fermentación anaeróbica, permite procesar incluso restos cárnicos y excrementos de mascotas, ofreciendo una solución práctica para hogares y comunidades que buscan reducir su basura y fortalecer su autonomía alimentaria.
Su creación es simple: consiste en compactar manualmente los residuos dentro de un molde de madera u otro material, intercalando capas de residuos de jardín y de cocina. Al eliminar el oxígeno, se favorece la fermentación en lugar de la putrefacción, lo que evita la emisión de olores desagradables. En pocos meses, el resultado es un abono rico en nutrientes que puede usarse en huertas, jardines o zonas verdes.
Además de sus beneficios ambientales, las pacas digestoras se han convertido en una herramienta de transformación social. En Bogotá, colectivos como Pacastilla y la Red de Paqueros han impulsado su implementación en barrios y parques, convirtiendo lugares abandonados en espacios fértiles y comunitarios.
Cinco claves para crear una paca digestora:
- Elija el lugar adecuado: debe ser un espacio ventilado, protegido de la lluvia y con fácil acceso para agregar residuos.
- Prepare el molde: puede ser un cajón de madera, guacal o estructura de malla que conserve la forma de la paca.
- Intercale capas: coloque residuos secos (hojas, pasto, cartón) y húmedos (restos de comida, cáscaras, excremento), compactándolos bien.
- Selle la paca: cubra la parte superior con pasto seco, tierra o cartón para impedir la entrada de aire y animales.
- Espere el resultado: en unos seis meses, el material se transformará en abono natural listo para usar en el suelo.
Bokashi
El bocashi es un abono orgánico que se obtiene mediante un proceso de fermentación acelerada de materiales naturales como estiércol, rastrojo seco, cascarilla de arroz, carbón vegetal, tierra, harina de roca, levadura y melaza. Este abono enriquece el suelo con nutrientes esenciales —como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y hierro— y estimula la vida microbiana, mejorando tanto la estructura como la fertilidad del terreno.
La fermentación del bocashi genera un abono de acción rápida que puede estar listo en tan solo 17 días, siempre que se mantenga la temperatura y la humedad adecuadas. El proceso requiere una mezcla equilibrada de materiales secos y húmedos, aireaciones controladas y una correcta cobertura para protegerlo de la lluvia. Al finalizar, se obtiene un compost fino, con olor agradable y textura suelta, listo para fortalecer cultivos y huertas caseras.
Cinco pasos clave para elaborarlo:
- Prepare los ingredientes: mezcle estiércol seco, rastrojo picado, cascarilla de arroz, carbón vegetal, harina de roca, tierra, melaza, levadura y agua no clorada.
- Forme capas: coloque los materiales alternadamente y humedezca cada capa con la mezcla de melaza y levadura.
- Revuelva bien: mezcle con pala o bieldo hasta lograr una consistencia homogénea y fresca, sin exceso de agua.
- Cubra la mezcla: tape con hule para conservar la humedad y evitar la entrada de aire o lluvia.
- Fermente y airee: durante 17 días, voltee la mezcla dos veces para oxigenarla; sabrá que está lista cuando su temperatura baje y tenga olor a tierra fértil.
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