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En el corazón del Eje Cafetero, donde el verde se multiplica en todas sus tonalidades, se encuentra uno de los escenarios más cautivadores para quienes disfrutan del contacto con la naturaleza: el Jardín Botánico del Quindío. Más que un espacio de conservación, es una experiencia sensorial que envuelve entre el vuelo de las aves, el aleteo de las mariposas y la belleza de sus jardines, reflejo vivo de la enorme biodiversidad que hace de Colombia el país con mayor variedad de aves y uno de los primeros en especies de mariposas en el mundo.
El amor por estos delicados insectos se refleja en su imponente mariposario, el más grande de Colombia, donde más de 1.500 mariposas de más de 40 especies llenan el aire de color y movimiento. Si desea conocerlo, aquí encontrará todo lo que puede disfrutar durante su visita y las recomendaciones para vivir esta experiencia al máximo.
¿Qué puede ver aquí?
El Jardín Botánico del Quindío fue fundado en 1979 con el apoyo de la Organización Oikos, el Club de Jardinería de Armenia y profesores de la Universidad del Quindío. Surgió como una fundación sin ánimo de lucro y fue reconocida oficialmente por la Gobernación del Quindío ese mismo año, consolidándose como un proyecto pionero en la protección y divulgación del patrimonio natural de la región.
Con el paso del tiempo, obtuvo los permisos ambientales que lo convirtieron en el primer jardín botánico del país plenamente legalizado, con el respaldo del Instituto Alexander von Humboldt, la Red Nacional de Jardines Botánicos y la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ). Su apertura al público fue el 16 de diciembre del año 2000, lo que marcó el inicio de una nueva etapa en la que se ha posicionado como un referente del ecoturismo en el Eje Cafetero y un centro líder en educación ambiental, investigación y conservación de la biodiversidad en Colombia.
Este es un lugar ideal para aprender sobre la riqueza vegetal del país, especialmente sobre palmas, helechos, heliconias y orquídeas. Su recorrido ofrece experiencias que combinan educación, contemplación y contacto directo con la naturaleza. Desde el puente colgante o el mirador de siete pisos, los visitantes pueden obtener una panorámica única del paisaje y apreciar la forma del mariposario, inspirado en la mariposa Cristalina quindiana, de alas azul transparente, símbolo del Quindío.
Acompañado por un guía ambiental, el visitante puede recorrer senderos ecológicos que revelan la importancia del árbol de la palma para las comunidades indígenas, junto con los mitos, leyendas y saberes que lo rodean. Además, el Jardín ha sido declarado Área de Interés Especial para la Observación de Aves (AICA), ofreciendo tres puntos estratégicos para disfrutar de 116 especies registradas.
Pero uno de sus mayores atractivos es el mariposario, considerado el más grande de Colombia, donde más de 1.500 mariposas revolotean entre jardines de flores nativas. Al llegar a las zonas de alimentación, es posible contemplarlas de cerca y capturar una fotografía inolvidable.
El recorrido tiene un aproximado de dos horas y media, en el que se visitan diferentes espacios temáticos:
- Observatorio de aves: con más de 176 especies propias del Quindío, distribuidas en cuatro áreas de observación.
- Colección de orquídeas y plantas carnívoras: una muestra única de una de las flores más representativas de Colombia.
- Laberinto natural: un recorrido inmersivo entre la flora y fauna del jardín, ideal para conectarse consigo mismo.
- Etnobotánico de palmas: exhibición que revela la versatilidad de las palmas y su importancia en la vida humana —desde alimentos y materiales de construcción hasta instrumentos musicales y artesanías.
También destacan dos museos que complementan la experiencia educativa:
- Insectarium (Zoológico de insectos): construido en 2001 con diseño de Alberto Gómez Mejía, cuenta con material donado por el Instituto Humboldt, la Universidad Nacional y coleccionistas privados. Su arquitectura evoca la colonización antioqueña y su museografía combina ciencia, arte e historia natural.
- Museo de Geología y Suelos del Quindío: narra el levantamiento de los Andes y la formación de suelos en la región a lo largo de 540 millones de años. A él se suma el Museo del Túnel de La Línea, que muestra la ingeniería detrás de esta obra monumental mediante maquetas y piezas originales.
Cada rincón del Jardín Botánico del Quindío está diseñado para despertar la curiosidad y el asombro. Es un espacio donde la ciencia, la educación y la belleza natural se entrelazan, ofreciendo una experiencia que deja huella en todos sus visitantes.
¿Cómo ir a este lugar?
El Jardín Botánico del Quindío abre sus alas todos los días, de 8:30 a.m. a 3:30 p.m. en jornada continua, incluyendo los festivos. No es necesario hacer reserva: puede adquirir sus entradas directamente en la taquilla.
Tarifas de ingreso:
- Adultos: $75.000
- Niños de 3 a 12 años: $30.000
- Menores de 3 años: entrada gratuita
Recuerde que el recorrido se realiza completamente a pie, por lo que se recomienda usar ropa fresca y zapatos cómodos para disfrutar plenamente del contacto con la naturaleza. Además, por respeto al equilibrio del ecosistema, no se permite el ingreso de mascotas.
Esto se debe a que en el bosque natural del Jardín habitan diversas especies de fauna silvestre que conviven en armonía, y la presencia de animales domésticos podría alterar ese entorno.
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