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Si al revisar su planta nota algo moviéndose en la tierra, no se asuste: podría ser una lombriz, y no necesariamente debe eliminarla. Aquí le contamos lo que debe saber sobre ellas y si realmente son buenas o malas para sus plantas.
Antes de saber si son buenas o malas, vale la pena entender qué son. Las lombrices son pequeños animales segmentados que habitan en el suelo y se alimentan de materia orgánica, como hojas y restos de plantas. Tienen un cuerpo alargado y flexible que puede variar en color —desde rosado y rojo hasta marrón— y alcanzar hasta 30 centímetros de largo.
Según Hernán Rodríguez, profesional de campo del proyecto de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, cumplen una función clave en los ecosistemas al descomponer los residuos naturales y mejorar la calidad del suelo. Entre las más conocidas está la Eisenia foetida, o lombriz roja californiana, una especie muy utilizada por su capacidad para transformar desechos en abono natural. No obstante, en el mundo existen cientos de especies que cumplen un papel similar, aunque la mayoría habita en ambientes silvestres.
¿Y son buenas?
Normalmente, las lombrices de tierra no son perjudiciales para las plantas. De hecho, suelen ser grandes aliadas del jardín. Al excavar túneles, airean el suelo y lo enriquecen con sus excrementos, favoreciendo así la fertilidad y vitalidad del entorno.
En sí, en condiciones adecuadas, las lombrices aportan numerosos beneficios al suelo:
- Airean el suelo con sus túneles. Al consumir materia orgánica, mejoran la estructura del terreno, facilitando el drenaje, la circulación del aire y la penetración de las raíces. Esta aireación permite que el oxígeno y los nutrientes esenciales lleguen con mayor facilidad a las plantas.
- Aportan nutrientes naturales. Sus excrementos, conocidos como humus de lombriz, son ricos en nitrógeno, fósforo y otros minerales que fortalecen el crecimiento vegetal y mejoran la calidad general del suelo.
- Contribuyen al control de plagas. Al reducir la compactación del suelo, dificultan la supervivencia de algunas plagas, y además consumen microorganismos perjudiciales como ciertas bacterias y hongos.
Sin embargo, ojo, en macetas, la situación puede ser distinta: la materia orgánica —su principal fuente de alimento— es escasa, ya que la mayoría de los sustratos están compuestos por turba o fibra de coco, materiales de lenta descomposición y bajos en minerales. Ante la falta de nutrientes, las lombrices pueden llegar a alimentarse de las raíces jóvenes de las plantas, afectando su crecimiento e incluso provocando su muerte.
Otros problemas, sobre todo si su población crece demasiado o si se introduce una especie no adaptada al entorno:
- Pueden dañar raíces delicadas: Su constante excavación puede alterar el crecimiento de plantas jóvenes o sensibles, afectando su capacidad para absorber agua y nutrientes.
- Podrían comerse semillas recién plantadas: En su búsqueda de alimento, algunas lombrices pueden ingerir semillas antes de que germinen, frenando el desarrollo de nuevas plantas.
- Riesgo de sobrepoblación: Un exceso de lombrices puede agotar la materia orgánica del suelo, dejando menos alimento disponible para las plantas.
- Atraen roedores y otros animales: Al ser fuente de alimento para topos y ratones de campo, su presencia puede aumentar la actividad de estos animales en el jardín.
¿Las puede dejar en su matera o mejor las elimina?
En general, las lombrices de tierra son muy beneficiosas para la mayoría de los jardines, ya que mejoran la calidad del suelo, promueven la fertilidad y favorecen un entorno equilibrado.
No obstante, en casos donde existan problemas de plagas o enfermedades, conviene actuar con precaución. Para retirarlas sin dañar la planta, una opción eficaz es sumergir la maceta en un recipiente con agua y jabón potásico durante unos 20 minutos.
Las lombrices no toleran el agua ni el jabón, por lo que subirán a la superficie intentando escapar. En ese momento se pueden recoger fácilmente. Este método también ayuda a eliminar la mayoría de las plagas presentes en el sustrato.
Si se prefiere no usar agua jabonosa, hay otros métodos igualmente útiles:
- Dejar secar el sustrato por completo: Al eliminar la humedad, las lombrices no pueden sobrevivir. Este procedimiento funciona bien en suculentas y plantas que toleran periodos secos.
- Aplicar un baño controlado: En especies que requieren mantener la tierra húmeda, se puede recurrir al mismo remojo de 20 minutos y retirar luego las lombrices que aparezcan en la superficie.
- Aprovecharlas en el compostador: Si no es posible liberarlas al exterior, se pueden trasladar al compost. Allí contribuirán a la descomposición de los residuos orgánicos y, en caso de no sobrevivir, seguirán aportando nutrientes al abono.
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