Mirto, un árbol floral y aromático que se puede tener en casa

Imagen de referencia.

Foto: Pixabay

Es muy posible que lo haya visto en varios jardines y que hay asentido su aroma al caer de la tarde.

También es altamente probable que lo conozca como mirto. O que alguien se lo haya presentado como arrayán. No se preocupe, estamos hablando del mismo arbusto: de hojas verdes, flores blancas y agradable aroma.

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El mirto (Myrtus communis) es una especie originaria del Mediterráneo, por lo cual es común que aparezca en representaciones y expresiones culturales que abarcan desde los griegos (mirto es el nombre derivado de esta civilización) hasta varios reinos árabes y los persas (arrayán es el nombre que nos fue legado de estas culturas).

Hay que aclarar acá que por mirto o arrayán se reconocen docenas de variedades de este árbol, todas con características y usos diferentes.

Sin embargo, la variedad que prevalece en el mundo de la jardinería es las Myrtus communis, principalmente por su crecimiento lento y más limitado que otros primos lejanos de arrayanes.

Características y cuidados del mirto o arrayán

En prácticamente todas sus presentaciones, el mirto es una planta aromática, por lo que se usa mucho para paisajismo. A sus usos decorativos también contribuye su flor blanca, que no sólo es bella, sino se produce en abundancia.

También es una especie preferida para cerramientos de terrenos, pues actúa como una suerte de cerca viva, pero aportando más belleza y elegancia que otras plantas o arbustos.

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El Myrtus communis puede crecer entre 60 centímetros y 2 metros. Si bien su uso es más para jardines exteriores, este volumen de crecimiento también lo ha convertido en un preferido de los arbustos para interiores.

El origen mediterráneo de esta planta dicta las pautas de luz y riego que debe recibir esta planta.

En términos de luminosidad, el mirto o arrayán es una planta que necesita toda la luminosidad que se le pueda brindar, sin importar si le cae de forma directa. Su desarrollo óptimo se da, sobre todo, en climas cálidos, pero que no sean tan húmedos.

Al ser una planta mediterránea, está más acostumbrada a soportar temporadas secas, que a una humedad constante o desbordante. Por eso, en cuanto al riego la condición vital acá es hacerlo sólo cuando el sustrato esté seco.

Dependiendo del clima y la humedad de la zona en la que se encuentre, el riego, entonces, deberá hacerse una vez por semana o, cuando mucho, cada tercer o cuarto día. Es clave que, si está plantado en matera, ésta tenga un excelente drenaje pues los encharcamientos pueden resultar fatales para esta planta.

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En general, los arrayanes ofrecen una variedad de posibilidades, si sus necesidades o deseos exceden el horizonte de la jardinería.

Por ejemplo, el Myrcia popayanensis es una especie endémica de Colombia, que se es recomendada por el Ministerio de Ambiente para procesos de restauración ecológica de bosques andinos, especialmente entre los 1.280 y los 2.350 metros sobre el nivel del mar.

“Se trata de un árbol de aproximadamente 16 metros con flores blancas, pequeñas y aromáticas, con frutos que al madurar toman una coloración morada y representan alimento para la avifauna silvestre, rasgo por el cual esta especie es elegida en la recuperación de áreas degradadas”, se lee en un documento del Ministerio.

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