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Hay una planta cuyo fruto muchos han probado, disfrutan en jugos y postres, pero que no siempre reconocen por su nombre. Hablamos de la gulupa, una especie que llama la atención por su color y sabor distintivo. Aunque suele confundirse con la maracuyá por pertenecer a la misma familia, esta planta tiene características propias que la diferencian y la convierten en una planta de gran popularidad.
Vamos a conocerla, y es que conocida como Passiflora edulis f. edulis Sims, esta planta pertenece al género Passiflora, originaria de América, específicamente de Brasil, y en Colombia recibe nombres como gulupa, chulupa y curuba redonda. Aunque se ubica dentro del grupo de las granadillas y suele confundirse con la maracuyá amarilla, la gulupa tiene identidad propia: ofrece un sabor más dulce, un aroma más intenso, un fruto de menor tamaño y, por supuesto, su característico color morado que la distingue a simple vista.
Otra característica importante es su hábito de crecimiento. La gulupa es una planta perenne, semileñosa y de tipo enredadera, reconocida por su vigor vegetativo. Su estructura parte de un tallo principal del que se desprenden numerosas ramas laterales, lo que le permite trepar con facilidad y cubrir superficies cuando dispone de tutores o estructuras de soporte.
La planta, según el Jardín Botánico de Bogotá, se adapta bien al clima de la ciudad y, en general, en los países andinos, pues que puede encontrarse naturalizada entre los 1.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar.
¿Para qué sirve?
Según esta institución, la gulupa morada es una planta que destaca por su aporte nutricional y es que su fruto contiene antioxidantes, calcio, fósforo, hierro, fibra y vitaminas A, B y C, lo que contribuye al fortalecimiento del sistema inmune y al bienestar general.
Es por esto que destaca en el ámbito medicinal, y es que según el Jardín Botánico se le atribuyen propiedades que ayudan a disminuir el ácido úrico, apoyar el funcionamiento de la vejiga, la próstata, el hígado y las vías urinarias, además de actuar como un suave laxante y colaborar en la regulación de la tensión arterial.
Eso sí, no podemos pasar por alto su presencia en la gastronomía,y es que esta fruta se consume fresca o incorporada en jugos, batidos, dulces y helados, destacándose por su sabor intenso y su capacidad para realzar preparaciones tanto caseras como profesionales. Su versatilidad la ha convertido en un ingrediente apreciado en diversas recetas, desde postres tradicionales hasta propuestas más contemporáneas.
Cómo usarla:
En el caso de la gulupa, suele aprovecharse para preparaciones la cáscara del fruto o sus hojas. Al igual que ocurre con otras especies del género Passiflora, la cáscara puede hervirse para obtener un cocimiento suave, o una infusión suave en té:
- favorecer la digestión ligera,
- aliviar inflamaciones leves,
Eso sí, siempre se usa la cáscara y las hojas limpias, hervida durante 5–10 minutos, y en cantidades pequeñas para evitar excesos de acidez.
Por otro lado, el uso más extendido de la gulupa es su jugo, preparado exclusivamente con la pulpa:
- Corte el fruto maduro y extraiga la pulpa.
- Licúe con agua (o mezcle manualmente), sin triturar demasiado para evitar amargar las semillas.
- Cuele si quiere una bebida más suave.
- Endulce al gusto.
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