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Si usted tiene plantas, seguramente en algún momento ha notado que sus hojas comienzan a arrugarse sin razón aparente. Este es uno de los problemas más comunes y, al mismo tiempo, uno de los primeros signos de que algo no anda bien.
Y es que las hojas son como el termómetro de la planta: cuando están firmes y verdes, reflejan su buena salud, pero si se arrugan, nos están avisando que necesitan atención. Es por esto que identificar el origen es fundamental para actuar a tiempo y devolverle a la planta su fuerza y vitalidad.
Entre los factores más frecuentes por los cuales se arrugan las hojas de las plantas están:
El papel del agua en la salud de las plantas
El agua es esencial para que las plantas puedan transportar nutrientes, realizar la fotosíntesis y mantener sus hojas firmes y radiantes. Cuando el riego no es el adecuado —ya sea por exceso, falta o una técnica incorrecta— las plantas lo reflejan en el aspecto de sus hojas, que pueden secarse, arrugarse o perder color.
Estos son algunos factores que puede contribuir en que sus hojas se estén arrugando:
- Riego inadecuado: Si las hojas empiezan a secarse, puede ser que la planta no esté recibiendo el agua necesaria. Toque el sustrato: si está seco o duro, riegue de inmediato pero con moderación para mantener un nivel óptimo de humedad.
- Drenaje excesivo: Si riega correctamente, pero la planta sigue afectada, el problema puede estar en el sustrato o la maceta, que podrían drenar demasiado rápido. Para solucionarlo, mejore la tierra incorporando turba o humus de lombriz, de modo que retenga más agua y nutrientes.
- Método de riego incorrecto: No solo importa la cantidad de agua, sino también cómo se aplica. Algunas plantas, como orquídeas y begonias, prefieren el riego por inmersión. Las de hojas grandes pueden beneficiarse más de una vaporización ligera que de agua vertida directamente sobre ellas.
- Falta de riego: La causa más común de que las hojas se arruguen es la sequedad en el sustrato que hace que la planta se deshidrate. Aumente la frecuencia de riego y tenga en cuenta que cada especie tiene necesidades distintas. También es importante ajustar el riego en épocas de mayor calor, ya que la planta pierde agua más rápido y requiere hidratación adicional.
Ambiente seco
Cuando el aire es muy seco, las hojas pueden arrugarse o presentar puntas secas, incluso si el riego es adecuado. Para solucionarlo:
- Verifique si la planta realmente necesita un ambiente más húmedo.
- Pulverice agua sin cal (agua de llave) sobre sus hojas una vez al día, evitando las horas de sol directo.
- Agrupe varias plantas para aumentar la humedad del entorno o coloque un plato con agua y piedras bajo la maceta (sin que las raíces queden sumergidas).
- Si el problema persiste, considere mejorar el sustrato o cambiar la planta de ubicación para que reciba condiciones más favorables.
- Si la planta está ubicada en pleno rayo del sol, puede ser esto lo que cause que se esté secando. Lo mejor es cambiarla de lugar a uno que le resulte más favorable de acuerdo a sus necesidades. Este problema también se puede presentar en plantas de interior cuando se encuentran cerca a ventanas que generan un efecto lupa con el sol provocando que se queme.
Sustrato pobre o compactado
Si el sustrato está muy compacto o carece de nutrientes, las raíces no pueden crecer correctamente y las hojas pueden arrugarse.
- Revise el estado del sustrato: si está endurecido, airee o cámbielo por uno más suelto y nutritivo.
- Aporte abonos orgánicos o fertilizantes adecuados para enriquecerlo y estimular el crecimiento de la planta.
- Verifique el pH del suelo y ajústelo según las necesidades de su planta. Por ejemplo, hortensias necesitan suelos ligeramente ácidos.
Uso inadecuado de abonos o productos químicos
Aunque los abonos, insecticidas y fungicidas son aliados para la salud de las plantas, su uso incorrecto puede dañarlas.
- Lea siempre las instrucciones de los productos antes de aplicarlos.
- Si aplicó algo que pudo afectar la planta, lave bien el sustrato con abundante agua para eliminar residuos.
- Suspenda temporalmente el uso del producto y observe si la planta mejora.
Enfermedades y plagas
Las plantas pueden verse afectadas por distintos problemas que comprometen su salud y crecimiento y que pueden causar las hojas arrugadas. Identificar a tiempo la causa, ya sea una plaga o un exceso de humedad, permite actuar de manera rápida y evitar que el daño se extienda.
- Plagas comunes: Los pulgones, la araña roja y el ácaro blanco succionan la savia de las hojas, provocando que pierdan agua y nutrientes. Revise si las hojas presentan manchas, decoloración o pequeños insectos en el envés. Si detecta plaga, aplique un insecticida adecuado o un método de control biológico para eliminarla rápidamente.
- Fumigación: En infestaciones graves, puede ser necesario recurrir a la fumigación, que libera sustancias para eliminar insectos y parásitos de forma más efectiva.
- Moho y exceso de humedad: La aparición de moho blanco en la superficie del sustrato indica exceso de riego o falta de aireación. Retire la capa afectada y parte de la tierra, reemplace con sustrato nuevo y suspenda el riego por dos o tres días. Aplique un fungicida para evitar que reaparezca y mejore el drenaje o la aireación para prevenir el problema en el futuro.
Raíces dañadas
En algunos casos, el problema se origina en las raíces, que pueden estar dañadas o comprimidas y no logran absorber agua ni nutrientes.
- Revise el estado de las raíces para confirmar si están sanas.
- Si están en mal estado o demasiado apretadas, cambie la planta de maceta a una más amplia.
- Renueve el sustrato para mejorar la aireación y asegúrese de mantener un riego moderado para favorecer su recuperación.
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