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En Japón, los jardines no son solo espacios verdes, sino expresiones vivas de una filosofía que entrelaza estética, espiritualidad y respeto por la naturaleza. Cada diseño, cuidadosamente pensado, refleja una visión del mundo donde el paso del tiempo, la fugacidad de las estaciones y la armonía con el entorno cobran un profundo significado.
Ya sea en medio de montañas, junto a estanques o en pleno corazón urbano, estos jardines ofrecen refugio frente al ritmo acelerado de la vida cotidiana y permiten una conexión íntima con el paisaje. Más allá de su belleza visual, son escenarios de historia, símbolos culturales y lugares de encuentro entre tradición y modernidad. Recorrerlos es adentrarse en un universo donde cada floración, piedra y sendero invita a la contemplación y al asombro sereno.
Jardines Kawachi Fuji
Los Jardines Kawachi Fuji, situados en Kitakyushu (isla de Kyushu, aproximadamente a 1.000 km al suroeste de Tokio), representan uno de los espectáculos florales más impresionantes de Japón con sus emblemáticos túneles de glicinas. Estos jardines privados ubicados en la ladera montañosa de Fukuoka albergan más de 150 plantas de glicinas (conocidas como “fuji” en japonés) de 22 variedades diferentes. El parque presenta cuatro grandes estructuras: tres túneles de 80 a 100 metros de longitud, un enrejado de 3.300 m² donde las glicinas Noda Nagatani caen como cascadas sobre los visitantes, y dos domos que crean la sensación de estar envuelto en nubes de colores pastel. Cuando las glicinas alcanzan su máxima floración a finales de abril, los jardines se transforman en un espectáculo de tonos violeta, malva, rosado, púrpura, blanco y azul.
Las glicinas, plantas trepadoras que pueden expandirse hasta 20 metros de altura y 10 metros a los lados, tienen un profundo simbolismo en la cultura japonesa, representando la longevidad por su larga vida, pero también la fugacidad de los momentos felices debido a su breve floración. El parque, que además cuenta con 700 arces (algunos con más de 70 años) que en otoño transforman el paisaje con hojas amarillas y ocres, abre sus puertas del 19 de abril al 6 de mayo. Debido a su creciente popularidad, especialmente impulsada por las redes sociales, los propietarios han implementado un sistema de venta anticipada de entradas para gestionar el flujo de visitantes.
Jardín Nacional Shinjuku Gyoen
El Jardín Nacional Shinjuku Gyoen es una de las joyas verdes de Tokio, abarcando casi 60 hectáreas de extensión. Su característica más destacable es la división en tres estilos paisajísticos distintos: un romántico jardín francés con abundantes rosales, un jardín inglés con amplias explanadas rodeadas de cerezos, y un tradicional jardín japonés con estanques, islas y puentes meticulosamente diseñados. Durante la temporada de sakura, sus aproximadamente 1.500 cerezos lo convierten en uno de los mejores lugares de Japón para contemplar este espectáculo natural, siendo ideal para la tradición del hanami.
Además de sus jardines temáticos, el jardín alberga otros atractivos como el Pabellón de Taiwán, una estructura china financiada por japoneses residentes en Taiwán para celebrar la boda del emperador Hirohito, y un invernadero que recrea diversos ecosistemas con plantas tropicales, subtropicales y especies en peligro de extinción. El parque tiene tres entradas accesibles desde varias estaciones de metro y tren, con horarios que varían según la temporada (generalmente de 9:00 a 16:00-18:30).
Jardín Hama-Rikyu
Originalmente propiedad exclusiva de la familia imperial japonesa hasta su apertura al público en 1946, estos jardines del período Edo conservan características únicas como el Shioiri-no-ike, el único estanque de agua marina que queda en Tokio cuyo nivel fluctúa con las mareas de la bahía, albergando incluso peces como lubinas y mújoles. El visitante puede disfrutar de numerosas atracciones: un majestuoso pino de 300 años cuidadosamente podado, campos de flores estacionales (peonías, colza y cosmos), antiguos cotos de caza de patos utilizados por los shogun con sus apostaderos preservados, y la experiencia tradicional de tomar té matcha con dulces wagashi en la casa de té flotante. Durante la primavera, los cerezos y ciruelos en flor transforman el paisaje con sus delicados pétalos blancos y rosados, mientras que en otoño los arces y ginkgos pintan el jardín con vibrantes tonos rojos y amarillos.
El parque, abierto diariamente de 9:00 a 17:00 horas (último acceso a las 16:30), ofrece además un impresionante puente de 120 metros que conecta las islas del jardín, permitiendo contemplar panorámicas únicas donde la historia del Japón imperial se funde con el Tokio contemporáneo.
Jardín Mukojima Hyakkaen
Este tesoro verde, cuyo nombre “hyakkaen” significa literalmente “jardín donde cientos de flores florecen las cuatro estaciones del año”, fue construido durante el período Edo (1603-1867) y ha conservado su esencia histórica durante más de un siglo. Entre sus atractivos más destacados se encuentra un túnel de tréboles que brinda a los visitantes una experiencia inmersiva entre exuberante vegetación, creando la sensación de estar completamente rodeado por la naturaleza a pesar de encontrarse en pleno corazón de la metrópolis.
Abierto todos los días de 9:00 a 17:00 horas (con última entrada 30 minutos antes del cierre y horarios variables según temporada), el jardín solo permanece cerrado durante el Año Nuevo, del 29 de diciembre al 3 de enero, aunque algunas áreas abren del 1 al 3 de enero para la ruta de peregrinaje Shichifukujin de Sumidagawa.
Jardín Tonogayato
El Jardín Tonogayato es un espacio natural con un siglo de antigüedad situado en Kokubunji, a tan solo 2 minutos a pie de la estación Kokubunji de las líneas JR Chuo, Seibu Kokubunji y Seibu Tamako. Este enclave, oficialmente designado como punto de belleza paisajística, aprovecha magistralmente la topografía natural de la meseta de Musashino mediante un diseño multinivel que combina estilos japoneses y occidentales. Su paisaje se estructura alrededor de un estanque central alimentado por un manantial natural, donde nadan coloridos peces entre vegetación que incluye un bosque escalonado de bambú, helechos, árboles y rocas cubiertas de musgo que crean un contraste verde.
Entre sus atractivos destaca una tradicional casa de té japonesa donde los visitantes pueden degustar sabores locales en un ambiente de absoluta tranquilidad, alejados del bullicio urbano. Especialmente espectacular durante el otoño, cuando explota en una sinfonía de colores, el Jardín Tonogayato constituye un refugio perfecto para quienes buscan un momento de paz y contemplación de la naturaleza, así como una ventana a la historia cultural japonesa, todo ello a pocos pasos del centro de Tokio.
Jardín Kiyosumi
Antiguamente propiedad de la familia Iwasaki, fundadores de Mitsubishi Corporation, este jardín está diseñado alrededor de un estanque central donde habitan peces y tortugas, rodeado por colinas esculpidas y decorado con piedras cuidadosamente seleccionadas procedentes de diversas regiones de Japón. Sus características más notables incluyen los caminos de piedra que cruzan el agua creando la sensación de un jardín de rocas a gran escala, un elegante edificio de estilo Sukiya que parece flotar sobre el estanque y una versión en miniatura del Monte Fuji que alcanza su máximo esplendor durante la floración de las azaleas en mayo. También alberga un importante monumento de piedra dedicado al célebre poeta de haiku Matsuo Basho, quien residió en esta zona a finales del siglo XVII.
Es importante señalar que durante los periodos de mayor afluencia, el acceso al jardín puede estar restringido, por lo que se recomienda realizar reservas con antelación, especialmente en fines de semana y días festivos para garantizar una visita segura y sin contratiempos.
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