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¿A qué edad los gatos aprenden más rápido?

Durante las primeras semanas de vida, los gatos atraviesan una fase crítica en su desarrollo físico y mental.

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La Red Zoocial
01 de noviembre de 2025 - 12:00 p. m.
Es importante no forzar al animal ni exponerlo a situaciones estresantes, ya que la paciencia y el respeto a sus límites se vuelven esenciales.
Es importante no forzar al animal ni exponerlo a situaciones estresantes, ya que la paciencia y el respeto a sus límites se vuelven esenciales.
Foto: Animales Bogotá
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Los gatos, conocidos por su independencia y astucia, poseen una capacidad de aprendizaje que varía significativamente a lo largo de sus diferentes etapas de desarrollo. Comprender en qué momento aprenden con mayor rapidez no solo resulta útil para quienes desean educar a su mascota, sino que también permite fortalecer el vínculo entre el animal y su cuidador. Según diversos especialistas en comportamiento felino, la edad influye de manera determinante en la facilidad con que un gato asimila nuevos hábitos, reconoce órdenes o responde a estímulos del entorno.

Durante las primeras semanas de vida, los gatos atraviesan una fase crítica en su desarrollo físico y mental. Desde el nacimiento hasta aproximadamente las ocho semanas de edad, los gatitos dependen por completo de su madre. En ese periodo, aprenden comportamientos básicos a través de la observación y la imitación.

Por ejemplo, es común que comiencen a usar el arenero siguiendo el ejemplo materno. Sin embargo, a tan temprana edad su capacidad cognitiva aún no está completamente desarrollada, por lo que su aprendizaje se limita a respuestas instintivas y hábitos simples.

A partir de las ocho hasta las dieciséis semanas de vida, se considera que los gatos atraviesan la llamada “etapa de socialización”. Este es el momento en que su mente se encuentra especialmente receptiva a la información externa. Según etólogos y veterinarios, este periodo constituye la fase de aprendizaje más rápido en toda su vida.

Los gatitos comienzan a explorar su entorno con curiosidad, interactúan con otros animales y personas, y aprenden a identificar qué comportamientos resultan aceptables o no. Las experiencias vividas en esta etapa dejarán huellas permanentes en su comportamiento adulto.

Por ello, los expertos recomiendan que entre los dos y cuatro meses de edad se inicie el proceso de educación básica. En este tiempo, el gato puede aprender su nombre, reconocer la voz del cuidador, usar adecuadamente la caja de arena, y familiarizarse con rutinas domésticas.

También es el momento ideal para presentarle distintos sonidos, superficies y olores, a fin de evitar que desarrolle temores o reacciones agresivas en el futuro. El refuerzo positivo se muestra particularmente eficaz en esta etapa, pues el animal asocia con rapidez las consecuencias agradables de sus acciones.

No obstante, el aprendizaje no se detiene al llegar a la adultez. Aunque los gatos jóvenes, de entre cuatro meses y un año, continúan siendo muy receptivos, su curiosidad se transforma en independencia. En esta fase se consolidan los hábitos adquiridos previamente, y el entrenamiento puede volverse un poco más lento.

A partir del primer año de vida, los gatos alcanzan su madurez. Su ritmo de aprendizaje disminuye ligeramente, pero no desaparece. Al igual que ocurre con las personas, la motivación y el entorno juegan un papel fundamental. Un gato adulto bien estimulado, con acceso a juguetes interactivos, rutinas de juego y un ambiente enriquecido, puede aprender nuevos comportamientos sin dificultad. La diferencia radica en que requiere más tiempo y repetición para asimilar las lecciones.

En cambio, los gatos mayores tienden a mostrar menor interés por las novedades. Su capacidad cognitiva se mantiene estable, pero su curiosidad natural disminuye. En estos casos, conviene adaptar el tipo de aprendizaje a su ritmo, utilizando sesiones cortas y recompensas suaves.

Es importante no forzar al animal ni exponerlo a situaciones estresantes, ya que la paciencia y el respeto a sus límites se vuelven esenciales.

La etapa en la que los gatos aprenden con mayor rapidez se sitúa entre las ocho y dieciséis semanas de vida. Durante este breve, pero crucial periodo, su mente se encuentra en su máximo potencial de absorción y adaptación. Aun así, el aprendizaje continúa a lo largo de toda su existencia, siempre que se empleen métodos basados en el refuerzo positivo y la comprensión de su naturaleza independiente.

Educar a un gato con afecto, constancia y respeto no solo mejora su conducta, sino que fortalece el vínculo emocional entre el felino y su cuidador, garantizando una convivencia armónica y enriquecedora para ambos.

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