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El cuidado de las uñas en los gatos es una preocupación común entre sus cuidadores: las garras demasiado largas pueden causar molestias al animal, causar dolor, cojeras o incluso infecciones que requieren atención veterinaria. Además, puede generar daños en los muebles o enganches accidentales en alfombras u otros objetos. Por esta razón, el recorte forma una parte indispensable del aseo y el cuidado rutinario de la mascota.
De acuerdo con el portal especializado Purina, las garras de los gatos crecen en capas: conforme nuevas capas empujan hacia fuera, las externas se desprenden. A menudo se pueden observar estas descamaciones alrededor de la casa. El corte periódico puede acelerar ese cambio natural hacia una uña más afilada y saludable.
Un estudio reciente publicado en Veterinary Dermatology determinó que las garras delanteras de los gatos crecen en promedio 0,13 mm por día, mientras que las traseras avanzan más lentamente, a unos 0,08 mm diarios. Esto significa que, en pocas semanas, las uñas pueden alargarse lo suficiente como para empezar a molestar o engancharse en telas.
Por eso, expertos de Purina aconsejan recortarlas cada tres o cuatro semanas, e incluso más tiempo si el gato cuenta con un rascador eficaz, como postes con corteza o superficies rugosas, que desgaste naturalmente las uñas. Incluso algunos felinos pueden aguantar hasta dos meses entre cortes sin problemas.
Los expertos en cuidado animal concuerdan con que recortar las uñas de un gato es una práctica vital para evitar complicaciones. Más allá del aspecto físico, mantener esta parte del cuerpo en buen estado respeta su ciclo natural de renovación ungueal, previene inconvenientes físicos y mejora su calidad de vida.
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