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Con el paso de los años, los gatos, al igual que las personas, experimentan un proceso natural de envejecimiento que afecta su cuerpo y comportamiento. Aunque muchos conservan su energía durante buena parte de su vida, a partir de cierta edad comienzan a aparecer enfermedades propias de la vejez. Saber desde cuándo puede considerarse viejo a un gato y qué dolencias suelen afectarlo resulta esencial para ofrecerle una vida sana y tranquila.
Según los veterinarios, un gato entra en la etapa sénior alrededor de los siete años, aunque esto varía según su raza, tamaño y estilo de vida. Los gatos domésticos que viven en interiores y reciben buena alimentación pueden alcanzar o superar los quince años, mientras que los que viven al aire libre envejecen más rápido. A partir de esa edad, los controles veterinarios regulares se vuelven fundamentales para detectar cualquier problema a tiempo.
Entre las enfermedades más frecuentes se encuentra la insuficiencia renal crónica, una afección común en gatos mayores que reduce la capacidad de los riñones para eliminar toxinas. Sus síntomas incluyen aumento de la sed, pérdida de peso y apetito, y vómitos ocasionales. Aunque no tiene cura, un tratamiento temprano con dieta especial y medicación puede mejorar notablemente la calidad de vida del animal.
Otra enfermedad habitual es el hipertiroidismo, causado por una producción excesiva de hormonas tiroideas. Provoca pérdida de peso, nerviosismo y un apetito exagerado. Es tratable con medicamentos, dieta o incluso cirugía, según la gravedad.
La artritis o enfermedad articular degenerativa también es usual en gatos viejos. Suele pasar desapercibida, ya que los felinos tienden a ocultar el dolor. Sin embargo, se nota cuando el gato evita saltar o moverse demasiado. En estos casos, el tratamiento incluye analgésicos, suplementos y ajustes en el hogar para facilitar su movilidad.
El deterioro cognitivo felino, parecido a la demencia en humanos, puede aparecer a partir de los diez años. Los gatos pueden mostrar desorientación, cambios en el sueño y maullidos nocturnos. Aunque no se cura, una rutina estable y estimulación mental ayudan a retrasar su avance.
Otras enfermedades comunes en esta etapa son la diabetes, el sobrepeso y los problemas dentales. La obesidad favorece trastornos como la diabetes y la artritis, mientras que el sarro y las infecciones bucales causan dolor y pérdida de dientes. Una buena alimentación, cepillado dental y visitas periódicas al veterinario son clave para prevenir estas complicaciones.
También pueden aparecer enfermedades cardíacas, sobre todo en razas predispuestas como el Maine Coon o el British Shorthair. Los chequeos anuales permiten detectar irregularidades antes de que se agraven.
Los gatos comienzan a envejecer a partir de los siete años y, desde los ocho o nueve, pueden desarrollar enfermedades asociadas a la edad. La prevención, la alimentación adecuada y la atención médica continua son esenciales para mantenerlos saludables. Con los cuidados apropiados, un gato mayor puede disfrutar muchos años de bienestar y compañía, demostrando que la vejez, con amor y atención, también puede ser una etapa plena y feliz.
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