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Adoptar un gato es un acto de amor que cambia dos vidas: la del animal y la de su nueva familia. Sin embargo, ese proceso de adaptación requiere de tiempo y paciencia. La llamada regla 3-3-3, una guía difundida por organizaciones como Protectora Animals Parets y San Diego Humane Society, busca orientar a los adoptantes sobre las etapas emocionales y de comportamiento que vive un gato al llegar a un nuevo hogar.
Según Protectora Animals Parets, la regla 3-3-3 divide el proceso de adaptación en tres fases: 3 días, 3 semanas y 3 meses. Cada etapa representa un avance en la confianza del felino y en su ajuste al entorno.
Esta pauta no pretende ser una fórmula exacta, sino un marco de referencia para que los cuidadores sean pacientes y empáticos, entendiendo que cada gato tiene su propio ritmo y experiencias previas que influyen en su conducta. También ayuda a reducir expectativas poco realistas sobre una adaptación inmediata, promoviendo la paciencia y empatía hacia el animal,
Durante los primeros tres días, el gato suele experimentar confusión y estrés. La organización San Diego Humane Society explica que en este periodo el animal “puede sentirse abrumado, asustado o inseguro sobre qué está sucediendo”. Es habitual que busque esconderse, rechace la comida o el agua y prefiera el aislamiento. En algunos casos, puede mostrar comportamientos destructivos o intentar escapar, no porque sea un “mala mascota”, sino porque aún no comprende que el nuevo espacio es seguro.
Pasadas las tres semanas, la mayoría de los gatos empiezan a bajar la guardia. Ya conocen los olores, los sonidos y las rutinas de la casa. Este es el momento en que “comienzan a sentirse más cómodos y tranquilos”, indica la San Diego Humane Society. También es la fase en la que su personalidad empieza a revelarse: algunos se vuelven más juguetones, otros más sociables o cariñosos. En este punto pueden aparecer también ciertos comportamientos que requieran atención, como marcaje o rascado de muebles, lo que permite a los tutores identificar necesidades y corregirlas con refuerzo positivo.
Finalmente, tras tres meses, el gato suele sentirse completamente adaptado. “Es cuando refuerzan la confianza y los lazos genuinos con su nueva familia”, señala la San Diego Humane Society. En esta etapa el animal ya asume la casa como su territorio, muestra afecto con naturalidad y se siente parte del hogar. No obstante, el proceso no termina aquí: mantener su bienestar emocional requiere constancia, rutinas estables y mucho cariño.
La regla 3-3-3 se ha convertido en una herramienta valiosa para promover adopciones responsables y reducir devoluciones por problemas de adaptación. En palabras de Protectora Animals Parets, se trata de “una guía para ser pacientes y empáticos con los gatos, entendiendo que la confianza se construye con tiempo y amor”.
Así, esta sencilla fórmula no solo explica el comportamiento felino, sino que recuerda a los humanos que adoptar no es solo abrir la puerta de la casa, sino también el corazón.
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