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El pasado fin de semana se volvió viral en redes sociales la historia de Canelo, un perro que apareció en la estación de autobuses de La Plancha, en Yucatán, México. Desde su llegada, conquistó a viajeros y trabajadores, al punto de que lo adoptaron como parte del lugar. Con carné de “supervisor” incluido, recorría las instalaciones y se había ganado el cariño de todos.
Una página de Facebook llamada Yucatán Hermoso compartió fotografías del perro junto con un mensaje que enterneció a miles: “No ladra, no multa, pero mueve la cola y se asegura que todos suban y bajen bien”.
Sin embargo, la historia dio un giro inesperado. En medio de los comentarios de admiración, un usuario escribió: “No es callejero, es mi perro, llevo tres semanas buscándolo”, acompañado de un cartel de búsqueda.
Posteriormente, se confirmó que el perro no se llamaba Canelo, sino Rocky, y que se había extraviado el pasado 4 de septiembre. De acuerdo con el medio Infobae, Rocky habría escapado tras brincar una reja de aproximadamente dos metros, presuntamente asustado por las lluvias.
Tras unas semanas en las calles y un breve paso como “supervisor” del transporte público, Rocky finalmente pudo reencontrarse con su familia. “Hoy, Canelo, deja su puesto en La Plancha y vuelve al hogar donde siempre lo esperaron”, señaló la página de Facebook que había difundido su historia.
Así, lo que empezó como una historia viral en una estación de autobuses terminó como un emotivo reencuentro, demostrando cómo un perro puede conquistar corazones incluso en su breve paso por un lugar inesperado.
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