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En la dictadura de Augusto Pinochet el aborto fue criminalizado. Así, Chile, junto a El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, pasó a ser parte de los países en los que la interrupción voluntaria del embarazo estaba completamente prohibida. Aunque en años previos al régimen autoritario el aborto terapéutico estaba permitido, en los últimos años del régimen del dictador aquella posibilidad fue restringida.
Es así como casi 20 años después de Pinochet, en el 2013, cuando Belén (como la bautizaron los medios de comunicación) tenía 11 años y estaba embarazada de su padrastro, la ley chilena le prohibió abortar. De nada sirvió que la abuela denunciara al victimario de 32 años. Según la justicia, la niña debía convertirse en la madre del hijo de su violador. Y fue precisamente en la coyuntura de la denuncia de Belén cuando Michelle Bachelet se postuló y ganó por segunda vez la presidencia. En repetidas ocasiones manifestó que el caso de la menor debía servir como incentivo para promover un cambio en la materia. La gente la apoyó con su voto.
La iniciativa de la ex presidenta chilena, quien llegó a su segundo mandato luego de desempeñarse como directora ejecutiva de ONU Mujeres, buscaba la despenalización del aborto en tres causales: si la mujer sufre una violación, si el feto pone en riesgo la vida de la madre y si se presenta una inviabilidad del feto. Desafiando el ala conservadora de la legislatura, la iniciativa de Bachelet obtuvo el apoyo del 70% de la población chilena, la aprobación en la Cámara de Diputados y la luz verde del Tribunal Constitucional, yendo en contra de los recursos presentados por algunos senadores de la oposición.
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El respaldo al aborto fue celebrado por organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, argumentando que aquello fue un paso importante en materia de “protección de la vida y la salud de las mujeres y niñas” y la oportunidad para que “las naciones de la región reexaminen sus legislaciones”, respectivamente.
Un año después de la aprobación del proyecto de Bachelet, diputadas progresistas de la oposición buscaron modificar la ley del aborto, vigente desde 2017, con la idea de despenalizar esa práctica hasta la semana 14, una lucha que continúa hasta el día de hoy. Justamente, en enero de este año, Santiago de Chile fue el epicentro de protestas pacíficas encabezadas por mujeres que le demandaban al gobierno conservador de Sebastián Piñera la despenalización del aborto, sabiendo del rechazo frontal de la administración frente al tema.
“Hoy iniciamos el camino hacia la despenalización legal y social del aborto en Chile. Los abortos existen y seguirán existiendo. En nuestras manos está dejar de perseguir a adolescentes y mujeres que no tienen recursos para hacerlo en clínicas disfrazado de apendicitis”, dijo Maite Orsini, diputada opositora. “No más clandestinidad ni persecución. Tenemos que avanzar en autonomía y dignidad”, agregó por su parte en Twitter la diputada comunista Camila Rojas.
A estas voces se sumaron aquellas que argumentan que incluso hay mujeres que amparadas en las tres causales no pueden acceder al aborto por las objeciones de conciencia interpuestas por clínicas y médicos. Esto, dado que la actual ley de tres causales cubre apenas el 3 % de los miles de abortos clandestinos que se realizan en el país, según aseguran los movimientos sociales que consideran insuficiente la legislación actual.
Para el 10 de agosto de este año, la lucha seguía siendo la misma: la despenalización del aborto hasta la semana 14 sin tener de por medio alguna causal, a pesar de que para ese día la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados de Chile rechazó el proyecto de ley. Debido a esto, la iniciativa pasó a una votación en el pleno parlamentario con recomendación negativa por parte de la instancia.
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“Se rechazó la despenalización del aborto en la Comisión con voto en contra de la DC. Los derechos de las mujeres no pueden seguir dependiendo de personas que imponen sus creencias por sobre la salud pública. Seguimos por el #AbortoLegal, y seguiremos por nuestra autonomía”, publicó en sus redes sociales la diputada Orsini. En contraposición, el Gobierno celebró el rechazo de la iniciativa a través del subsecretario de la Secretaría General de la Presidencia, Máximo Pávez, quien señaló que “no hay razones sanitarias para promover el aborto sin causales”.
Sin embargo, hoy el asunto dio un giro importante. La Cámara Baja de Chile aprobó la despenalización del aborto hasta las 14 semanas de gestación con 75 votos a favor, 68 en contra y 2 abstenciones. El grupo de congresistas que presentó la iniciativa celebró en redes sociales. “¡Aprobada la despenalización del aborto! Esto es por todas las mujeres y personas gestantes que se han visto perseguidas y criminalizadas, sobre todo si son de menos recursos. ¡Abajo el patriarcado, que va a caer, va a caer! Arriba el Feminismo, que va a vencer, va a vencer”, dijo en Twitter la diputada comunista Camila Vallejo, una de las impulsoras de la moción.
El Código Penal chileno, por ahora, tipifica penas de prisión para el resto de causas. La decisión es histórica, y coincide con la jornada de manifestaciones en favor del aborto en Chile y otros países. Ahora, el proyecto deberá ser revisado en el Senado.
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