La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la chilena Michelle Bachelet, alertó este lunes del “alto nivel de violencia política” durante las recientes elecciones mexicanas y mostró su “grave preocupación” por la represión contra manifestantes en Colombia.
En su discurso inaugural de la 47ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), Bachelet se dijo “alarmada por el alto nivel de violencia política en el contexto electoral” de las legislativas y locales en México de comienzos de mes.
“Al menos 91 políticos y miembros de partidos, entre ellos 36 candidatos electorales, fueron asesinados durante el periodo electoral que comenzó en septiembre de 2020”, dijo Bachelet, quien también denunció ataques y amenazas contra políticos y violencia de género contra las mujeres “incluyendo violencia sexual y campañas de difamación”.
Las elecciones del 6 de junio, en las que el presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo su mayoría parlamentaria pese a perder escaños, se vieron marcadas por numerosos actos de violencia, incluso en la misma jornada de votación en la que fueron asesinados cinco personas que organizaban el dispositivo electoral.
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“Es vital asegurar la rendición de cuentas por estos actos y garantizar que no se repetirán”, afirmó la Alta Comisionada de Naciones Unidas.
En su discurso, la expresidenta chilena también abordó la ola de protestas antigubernamentales estallada a finales de abril en Colombia.
“Mi oficina ha expresado su grave preocupación ante las acusaciones de serias violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad”, indicó Bachelet.
Según los datos que ofreció la jefa de la ONU para los derechos humanos, del 28 de abril al 16 de junio se registraron 56 muertes (54 civiles y 2 agentes de policía), especialmente en Cali, además de 49 víctimas de violencia sexual.
Autoridades civiles y la Defensoría del Pueblo colombiana elevan este balance a al menos 61 personas fallecidas, entre ellas dos uniformados.
Bachelet subrayó también que “aunque la mayoría de manifestaciones fueron pacíficas, se registraron algunos episodios de violencia” y animó “al diálogo para resolver la crisis”.
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La alta comisionada no abordó en su discurso la situación en Nicaragua y Venezuela, dos cuestiones candentes en América Latina, puesto que se analizarán con más detalle posteriormente en la sesión.
“Para recuperarnos de los mayores y más graves retrocesos en materia de derechos humanos que hayamos visto nunca, debemos tener una visión que cambie la vida y una acción concertada. Necesitamos (...) sociedades que, aunque diversas, compartan compromisos fundamentales para reducir la desigualdad y avanzar en todos los derechos humanos”, dijo Bachelet.
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En su tradicional repaso a las violaciones de los derechos humanos en todo el mundo, Bachelet dijo estar “profundamente preocupada” por las “graves violaciones” en la región etíope de Tigré, donde la situación humanitaria es “terrible”, con más de 350.000 personas en situación de hambruna.
Coincidiendo con las elecciones nacionales que se celebran el lunes en Etiopía, Bachelet denunció los abusos contra la población civil “por todas las partes del conflicto”.
“Hay informes creíbles de que los soldados eritreos siguen operando en Tigré y continúan cometiendo violaciones de los derechos humanos y del derecho humanitario”, indicó.
“El actual despliegue de fuerzas militares no es una solución sostenible, y animo a entablar un diálogo global y multidimensional en todo el país”, dijo.
Otros de los focos de preocupación es China, sobre quien la Alta Comisionada deseó obtener este año un “acceso significativo” a la región de Xinjiang, donde “siguen apareciendo informes de graves violaciones de los derechos humanos”.
Varias organizaciones de derechos humanos acusan a China de internar al menos a un millón de musulmanes en Xinjiang en “campos de reeducación”.
Pekín niega esta cifra y habla de “centros de formación profesional” para apoyar el empleo y combatir el extremismo religioso.
En Ginebra, Bachelet ha pedido repetidamente a Pekín que le dé “pleno acceso” a Xinjiang. Y a finales de febrero, reiteró su petición de una “evaluación completa e independiente” de la situación en la región china. Pero los activistas de derechos humanos piden a la ONU que adopte una línea más dura.
Siguiendo con China, Bachelet también señaló en su intervención que ha pasado un año desde la adopción de la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, sobre la que sus servicios han expresado “serias preocupaciones”.
Por último, la Alta Comisionada pidió que “respete los derechos civiles y políticos” en el período previo a las elecciones parlamentarias de septiembre en Rusia.
“Estoy consternada por las recientes medidas que socavan aún más el derecho de las personas a expresar opiniones críticas y su capacidad de participar en las elecciones parlamentarias previstas para septiembre”, dijo, citando el caso del opositor ruso encarcelado Alexéi Navalny y el desmantelamiento de su movimiento.
También instó a Moscú a poner fin a la práctica arbitraria de etiquetar a personas, periodistas y oenegés como “extremistas”, “agentes extranjeros” u “organizaciones indeseables”.
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