Chile, entre dos extremos

Noviembre es un mes políticamente álgido para Latinoamérica. En los primeros quinces días, Nicaragua y Argentina celebraron unas elecciones determinantes para sus respectivos gobiernos. Por un lado, Daniel Ortega fue reelegido como presidente, en medio de unos comicios que reflejaron fuertes vacíos democráticos y violaciones a los derechos humanos. Por el otro, las elecciones legislativas en Argentina pasaron a la historia como la primera vez, desde la vuelta a la democracia en 1983, en que el peronismo perdió la mayoría en la Cámara de Senadores. Ahora, las próximas elecciones en Chile se suman al repertorio, pues se desarrollarán a la sombra del juicio político contra Sebastián Piñera y en medio del proceso de elaboración de una nueva carta magna a manos de la Convención Constitucional, dominada por fuerzas de izquierda.

Noviembre es un mes políticamente álgido para Latinoamérica. En los primeros quinces días, Nicaragua y Argentina celebraron unas elecciones determinantes para sus respectivos gobiernos. Por un lado, Daniel Ortega fue reelegido como presidente, en medio de unos comicios que reflejaron fuertes vacíos democráticos y violaciones a los derechos humanos. Por el otro, las elecciones legislativas en Argentina pasaron a la historia como la primera vez, desde la vuelta a la democracia en 1983, en que el peronismo perdió la mayoría en la Cámara de Senadores. Ahora, las próximas elecciones en Chile se suman al repertorio, pues se desarrollarán a la sombra del juicio político contra Sebastián Piñera y en medio del proceso de elaboración de una nueva carta magna a manos de la Convención Constitucional, dominada por fuerzas de izquierda.

El domingo 21 de noviembre, los chilenos votarán por un nuevo presidente. Según se lee en Latinoamérica21, “este escenario parece favorecer a la candidatura del derechista José Antonio Kast (Partido Republicano), a quien muchos consideraban demasiado extremo para tener una opción de ganar las elecciones. Todo indica que su contrincante en la segunda vuelta en diciembre será el izquierdista Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), cuya candidatura aglutina a muchos de los movimientos sociales detrás del estallido social del 2019 y su coalición electoral incluye fuerzas de extrema izquierda que contrarrestan la imagen conciliadora y dialogante que cultiva el joven candidato”.

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Así, las encuestas muestran a estas dos figuras como los candidatos que se disputarán la llegada al Palacio de La Moneda. Y es que si bien las encuestas difieren en el porcentaje de apoyo a cada uno, lo cierto es que los nombres de los dos políticos ocupan los primeros lugares en los sondeos. De acuerdo con la última encuesta de Activa Research, el 21,7 % de los chilenos votará por Kast y el 17,7 % por Boric. Ahora bien, según se lee en El País, “con siete competidores, ninguno sobrepasa el 30 % de la adhesión, de acuerdo con las últimas encuestas, y un 23 % de los electores todavía estaría indeciso, por lo que la participación electoral en un sistema de voto voluntario será un factor determinante”.

En medio de estas elecciones, el proceso de elaboración de una nueva Constitución suma más incertidumbres institucionales. Sebastián Salazar, docente adjunto de la Universidad de O’Higgins y abogado constitucionalista, le afirmó a agencia EFE que “el peor escenario para la transición es que salga elegido un gobierno de derechas abiertamente contrario al proceso constituyente. Ahí se puede generar una ingobernabilidad”, refiriéndose a que Kast puede ser el candidato que pondría en jaque a la nueva Constitución chilena.

Y es que, según le afirmó a este diario Germán Campos-Herrera, investigador asociado del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales (ICSO) de la Universidad Diego Portales, esta será una de las jornadas electorales con más incertidumbre desde el regreso a la democracia en Chile. “No solo está en juego la estabilidad del país en términos económicos, que siempre ha primado, sino también los tópicos de seguridad, migración, de pensiones justas, de educación gratuita, que han sido relevantes en este último tiempo”.

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A ello se le agregan las implicaciones que trae que un país realice elecciones cuando su actual presidente se vio involucrado en un juicio político. Para Campos-Herrera esto no solo es reflejo de la crisis de representación que vive el país, sino también de la emergencia de la derecha radical, “que pone de manifiesto cómo un sector de la derecha, encabezado por el presidente Piñera, fracasó en muchos aspectos relevantes para el país, permitiendo el surgimiento de uno de los principales detractores del gobierno y, a la vez, abriendo paso a un populismo de derecha en Chile, enmarcado en la figura de José Antonio Kast”. En este aspecto coincide Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte, quien comenta que el hecho de que Sebastián Piñera llegue investigado al contexto electoral golpea a la derecha y fortalece al candidato de la extrema derecha, que ofrece orden, crecimiento económico y control de la inmigración, temas en los que acusa al actual gobierno de haber fallado. A esto se suma que, según dijo Axel Callís, director de Tú Influyes, una agencia de encuestas e investigación social, al periódico El Mostrador, que “se convierta a Sebastián Piñera en protagonista durante unas elecciones presidenciales es una mala noticia para los candidatos”.

¿Cómo afectan estas elecciones a Colombia?

Un rasgo común entre los gobiernos de Colombia y Chile es la inclinación hacia la derecha y la importancia que se le da al desarrollo económico, aspecto que, pese a la pandemia, se ha mostrado resiliente en ambos países, con proyecciones alentadoras, en comparación con otros estados de la región, comenta Campos-Herrera. Ahora bien, “ambos gobiernos expusieron los vacíos y las deudas históricas con la sociedad, recordando la desconexión de ciertas élites políticas y económicas con el resto de la población. Quienes sean los próximos presidentes en Chile y Colombia, tendrán que ser cautos en atender estas demandas, teniendo un mayor grado de gobernabilidad, el cual escasea en ambos casos”. Para el investigador, sin importar quiénes resulten electos en los dos países, la cuestión está en asumir la problemática de los estallidos sociales.

Ahora bien, Trejos no deja de destacar que un aspecto curioso es que, a diferencia de Colombia, Chile se aleja del centro y busca opciones en dos polos ideológicos y generacionales opuestos.

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