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Xiomara Castro no ha sido juramentada como presidenta de Honduras y ya enfrenta su primera crisis de gobierno. La funcionaria electa está furiosa con algunos congresistas de su partido, pues incumplieron con un pacto clave para su gobernabilidad.
¿Qué pasó?
El partido Libertad y Refundación en el que milita Castro, mejor conocido como Libre, y el Partido Salvador de Honduras acordaron en una alianza que Luis Redondo, miembro de Libre, sería el nominado para ocupar la presidencia del Congreso hondureño. Dicho pacto garantizaba la mayoría de escaños y favorecía la gobernabilidad del mandato de Castro que inicia el 27 de enero.
Sin embargo, el pasado fin de semana, varios diputados de Libre decidieron nominar finalmente a Jorge Cálix a la dirección del legislativo, incumpliendo así con el pacto. Su cambio les valió las críticas de Castro, quien no tardó en señalar a los diputados de “traición”.
¿En qué consistía este pacto?
Antes de ser elegida presidenta, Xiomara Castro logró que su partido llegara a un acuerdo con el Partido Salvador de Honduras, que establecía que Salvador Nasralla, otrora periodista deportivo y actual congresista del partido Salvador Honduras, no lanzaría su candidatura presidencial si se le aseguraba la vicepresidencia del país y la posibilidad de elegir la directiva del Congreso.
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No obstante, este pacto no fue del agrado de muchos diputados del Partido Libre. Varios parlamentarios comentaron ante la prensa que sus opiniones no fueron tomadas en cuenta para esta negociación y, debido a su inconformidad, decidieron no asistir a una reunión convocada por la presidenta una semana antes de la juramentación del presidente del Congreso, de acuerdo con BBC mundo.
El viernes de la semana pasada, cuando se elegía la junta directiva provisional del Parlamento y se esperaba que Redondo fuera electo, una veintena de diputados de Libre abandonaron el acuerdo y rechazaron la candidatura. Después de esto, se abrió paso la candidatura de Jorge Cálix, quien pese a ser también de Libre no es del cariño de Castro por las múltiples denuncias en su contra asociadas a actos de corrupción y narcotráfico contra el expresidente Porfirio Lobo (2010-2014) y Juan Orlando Hernández (2014-2022).
Un cargo, dos congresistas: así fue como se desató la crisis
Con 85 votos, Jorge Cálix quedó designado como el nuevo Presidente provisional del Congreso. Cálix y el resto de parlamentarios disidentes del Partido Libre recibieron 44 votos del Partido Nacional, al cual pertenece el actual presidente, Juan Orlando Hernández. Para conseguir la victoria, los disidentes necesitaron del apoyo de otros partidos minoritarios. Castro, que solo contaba con 50 bancas en el Congreso, y el Partido Salvador de Honduras, solo tenía 10 curules, no alcanzaron la mayoría de votos para continuar con el pacto inicial, de acuerdo con la BBC.
Ante esta disyuntiva en el Congreso, ambos bandos, el de los diputados que continuaban con el plan y el de aquellos que lo abandonaron, decidieron irse a los puños, se lanzaron bolsas de agua y provocaron una crisis dentro del recinto. Los 20 parlamentarios disidentes que se negaron a cumplir con el pacto fueron expulsados del partido.
Al ver que el pacto inicial no había sido respetado, Castro expresó por Twitter su descontento y comentó que: “la traición se había consumado”. El grupo de diputados le respondió a la presidenta manifestando que “no eran traidores”.
Pero no solo los diputados protagonizaron las peleas, varios simpatizantes de la presidenta Castro irrumpieron con carteles en el Congreso llamando a los diputados disidentes “judas”.
Al no estar conforme con la elección de Cálix como presidente del Congreso, Castro y sus seguidores decidieron ignorar la decisión tomada en el parlamento y designaron a Luis Redondo también como el presidente del Congreso, dejando así dos directivas para el mismo cargo y detonando una gran crisis de gobernabilidad a pocas horas de la posesión presidencial.
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La toma de posesión, para los dos presidentes, fue realizada el día domingo, dos días después de esta disputa en el parlamento, y en la fecha que originalmente había sido prevista para juramentar al presidente de este legislativo.
Debido a que el Congreso estaba rodeado de los seguidores de Castro, quienes realizaban una vigilia convocada por la presidenta, Cálix, junto con el resto de miembros del Partido Libre, no pudo realizar su acto de investidura en las instalaciones del legislativo como esperaba. El presidente elegido por la mayoría de fuerzas en el Congreso llevó a cabo una ceremonia en un club social al norte de Tegucigalpa, la capital de Honduras.
La presidenta electa y el resto de congresistas, por otro lado, decidieron juramentar a Redondo en el Parlamento hondureño ante los asistentes a la vigilia que organizó Castro. No obstante, de acuerdo con medios locales, este nombramiento podría carecer de validez legal.
Durante dicho acto protocolario que se hizo de manera paralela al oficial, la presidenta expresó que: “juntos vamos a decirle a esos traidores que no pasarán y que la voluntad de este pueblo se debe respetar. Así como judas, se han vendido por unas cuentas monedas”, aseveró Castro.
Cálix, por otro lado, quien es el presidente del Congreso que no es reconocido por Castro, alegó en un discurso después de ser nombrado para este cargo que trabajará junto con la presidenta pese a sus diferencias. Cálix aseveró que: “nuestra agenda legislativa tiene como prioridad hacer realidad el plan de Gobierno de Castro”.
Adicionalmente, la presidenta Castro expresó mediante un comunicado proveniente de su partido político que: “no aceptará que la juramente un presidente del Congreso surgido de la traición y que, de acuerdo con la Constitución de Honduras, presentará una querella ante un Juez de la República y ante el pueblo hondureño, el jueves 27 de enero”.
¿Qué significa esto para la presidenta?
De acuerdo con el diario, El País: “esta nueva crisis política genera incertidumbre para la ceremonia de investidura de Castro, prevista para el próximo jueves 27″.
Por su parte, Tiziano Breda, quien trabaja en Crisis Group, le comentó a la BBC que esta crisis en el parlamento hondureño “era de esperarse”, ya que la presidenta no contaba con la mayoría de votos dentro del Congreso. Además, explicó que esta situación le añade “estrés adicional para su liderazgo, que se pone a prueba días antes de empezar su mandato”.
Asimismo, según este experto, estos eventos dentro del Congreso pueden traer dos consecuencias: la primera sería “una crisis institucional”, parecida a la que sufrió el país en el 2009 y que retiró a su esposo, Manuel Zelaya, del cargo. La segunda, si no se llega a resolver quién dirige el Congreso, la insatisfacción en los ciudadanos podría aumentar, de acuerdo con el mismo medio británico.
Mientras estos partidos políticos no resuelvan sus diferencias, el sistema judicial podría intervenir y otorgar una decisión definitiva. Sin embargo, el sistema de justicia del país: “no goza de mucha confianza por parte de la población”, según Breda.
Eugenio Sosa, analista y profesor de Sociología de la Universidad Nacional, comentó que “se viene una crisis de altas dimensiones, por la que peligra que ni tome posesión Xiomara Castro”. Además, advirtió que: “también hay peligro de un nuevo golpe de Estado”, expresó Sosa a la AFP.
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El asunto ahora es establecer ante la ley quién es el presidente del Congreso. Según una fuente entrevistada por esa misma agencia, la juramentación realizada por Castro podría ser considerada ilegal debido a que la designación “de Cálix el viernes como presidente provisional fue avalada por un acta del ministro de Gobernación, Leonel Ayala, lo que le da legalidad”, afirmó.
Sobre esto, Sosa le explicó a AFP que quienes escogieron a Cálix son congresistas titulares, en cambio, quienes escogieron a Redondo, son suplentes. Esto le otorgaría “legalidad” a Cálix. Sin embargo, explicó el analista, que Castro parece no ceder.
“Ella va a reconocer a Redondo, va a mandar a publicar en La Gaceta, el periódico hondureño, los decretos aprobados por él” indicó Sosa.
Edgardo Castro, exprofesor de sociología y analista político consultado por la AFP, apuntó que: “la verdadera crisis va a estallar cuando Xiomara mande el primer proyecto de ley a un presidente ilegal”, en alusión a Redondo. Adicionalmente, resaltó que: “el que fue reconocido por el ministro de Gobernación fue Cálix”.