El lío de liderar la Cámara de EE. UU. y no repetir el destino de McCarthy
En un hito histórico, Kevin McCarthy se convirtió en el primer presidente de la Cámara de Representantes en ser destituido. Los republicanos tendrán que buscar a alguien que logre satisfacer a todas las facciones del partido y demuestre una buena capacidad de negociación con el Gobierno de Biden y los demócratas en el Congreso.
María José Barrios Figueroa
La salida de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara Baja terminó de sumir al Congreso de Estados Unidos en la incertidumbre. Con un presupuesto para el Gobierno sin aprobar y un shutdown que les está pisando los talones, ahora los representantes tendrán que buscar un candidato que ocupe el puesto que quedó vacío. El problema: aunque alguien quiera hacerlo, las probabilidades de que gane de manera inmediata en una votación son muy reducidas.
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La salida de Kevin McCarthy como presidente de la Cámara Baja terminó de sumir al Congreso de Estados Unidos en la incertidumbre. Con un presupuesto para el Gobierno sin aprobar y un shutdown que les está pisando los talones, ahora los representantes tendrán que buscar un candidato que ocupe el puesto que quedó vacío. El problema: aunque alguien quiera hacerlo, las probabilidades de que gane de manera inmediata en una votación son muy reducidas.
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Ocho representantes del Partido Republicano se unieron para sacar a McCarthy. Aunque parece poco, fue suficiente para convertirlo en el primer presidente de la Cámara en ser destituido. Con esos votos, los 208 demócratas consiguieron una mayoría frente a los 210 republicanos que votaron en contra de sacarlo de su cargo. Ahora, los republicanos tendrán que ponerse de acuerdo para seleccionar a un copartidario que pueda convertirse en el próximo presidente de la Cámara y que no tenga las mismas debilidades que McCarthy.
Los candidatos
Los republicanos Steve Scalise, Jim Jordan y Kevin Hern se han ofrecido como precandidatos para ocupar el cargo. Para David Castrillón, profesor de la Universidad Externado y experto en política estadounidense, Scalise es la persona que más resalta: es el líder de la mayoría en la Cámara, lleva más de una década de experiencia y ha recibido respaldos oficiales.
“Es del gusto de muchos de los conservadores de la Cámara, que podrían incluir a Matt Gaetz. Es alguien que, si bien es conservador, podría darle confianza a los demócratas, que no quiere decir que vayan a votar a favor de él, pero sí sería alguien con quien podrían trabajar”, afirma Castrillón.
Sandra Borda, profesora de Los Andes, asegura que estar en el puesto de presidente de la Cámara no es nada fácil. Además de tener que conciliar con los demócratas y la Casa Blanca, quien llegue tendrá que saber manejar las divisiones dentro del mismo Partido Republicano, fragmentado entre moderados y radicales, que le costaron el puesto a McCarthy.
“El susto que tiene todo el mundo es que les pase lo mismo que le pasó a McCarthy: por atender al sector más moderado del partido, terminó enfureciendo a los más radicales y lo sacaron así a sombrerazos. Entre más dividido está el partido, es un cargo de liderazgo que es mucho más difícil de hacer funcionar satisfaciendo los intereses de todos”, dice Borda.
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Trump, investigado y presidiendo la Cámara
Una de las nominaciones que suenan entre los conservadores es Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos que ahora tiene varias investigaciones judiciales en curso. Troy Nehls, representante por Texas, aseguró que este “tiene un historial comprobado de poner a Estados Unidos en primer lugar y hará que la Cámara vuelva a ser grandiosa”.
Sin embargo, hay quienes creen que es muy poco probable que Trump responda a estos llamados, pues está en medio de una campaña política en la que es el favorito para ser elegido como el candidato del Partido Republicano para aspirar a la presidencia de los Estados Unidos. Según Castrillón, la razón principal por la cual Trump no aceptaría ser speaker, es porque no ganaría nada que pudiera impulsar su campaña política, que ha demostrado ser más que suficiente para tener al menos el 50 % de la intención de voto.
“Hoy tiene buenas cartas entrando al periodo electoral y parte de esa ventaja que ha tenido viene del bajo perfil que ha mantenido desde su salida [de la presidencia]. No ha participado en debates con otros republicanos, ha sido relativamente tímido en sus apariciones, controlando mucho dónde sale, cuándo, qué dice. Aceptar este tipo de cargo sería abrirse, a hacerse vulnerable, sin nada a cambio”, explica el profesor.
Una de las mayores dudas sobre Trump es si podría aceptar el cargo sin ser representante por ningún estado. La Constitución estadounidense no especifica si el presidente tiene que hacer parte de la Cámara de Representantes, es decir, haber sido elegido por voto popular. Sin embargo, expertos legales y constitucionales afirman que sería inconcebible que no lo fuera.
“Hubiera sido impensable que la Cámara más populosa no contara con un líder que hiciera parte de los representantes que fueron elegidos por el pueblo”, asegura David Forte, un académico de la Constitución de la Universidad del estado de Cleveland.
Las consecuencias de una Cámara sin speaker
El republicano Patrick McHenry asumirá las responsabilidades y poderes de manera temporal como speaker pro témpore. Este se enfrenta a varios problemas que vendrán en las próximas semanas.
La preocupación principal para McCarthy fue la aprobación del presupuesto para el gasto del gobierno para evitar el cierre del gobierno. La semana pasada, se aprobó una extensión del gasto de 45 días, que le daba tiempo al Congreso para poder llegar a acuerdos, pero no se sabe si este plazo podrá ser suficiente.
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“Ahí hay una gran sombra de incertidumbre. Depende de quién quede como presidente de la Cámara, porque la elección de esa persona nos dirá mucho sobre el tipo de posturas que tomarán los republicanos sobre negociaciones del gasto tanto con la Casa Blanca como con el Senado, con la mayoría demócrata y con la minoría republicana, que también ha tomado posturas distintas de las de los republicanos en la Cámara”, indica Castrillón.
Borda indica que sí se dificultará el funcionamiento de la Cámara. El cargo del presidente es esencial para poner orden en las sesiones, aplicar el reglamento del Congreso y llevar a cabo las negociaciones para adelantar la agenda. McCarthy, afirma la profesora, falló en cumplir con las expectativas de los republicanos en dos escenarios particulares: “la negociación del techo de la deuda y la negociación sobre el cierre del gobierno”.
“Esos son los dos mecanismos que siempre han utilizado los republicanos para extraerles concesiones a los demócratas y que además estos del ala radical han aprovechado para boicotear al Ejecutivo y no dejar que se haga nada. El que McCarthy no los haya usado los tiene enfurecidos y esto hace que suman en cierto nivel de parálisis el funcionamiento de la Cámara”, afirma la profesora.
Una tercera cuestión nace de esta situación: la aprobación de financiación de ayuda a países como Colombia y Ucrania. En medio de un periodo de campaña electoral agitado, las decisiones sobre estos financiamientos se tomarán con base en la conveniencia política de cada partido, según Castrillón. Frente a unos republicanos que mantienen una postura aislacionista de “Estados Unidos primero”, “eso puede crear una desventaja para cualquier tipo de ayuda extranjera”.
Borda explica que la cuestión presupuestal para este tipo de ayudas se define en el Comité de Apropiaciones, que funciona “aparte de todo este desorden monumental, tiene pocos senadores de ambos partidos y mientras siga funcionando, no tendría que alterarse la dinámica de ninguno de los dos procesos”.
En una semana se sabrá quién será el candidato del Partido Republicano para asumir el cargo, que tendrá que sobreponerse a las dificultades que sacaron a McCarthy del poder y demostrar una capacidad de negociación que satisfaga al sector radical de los republicanos, pero también a los demócratas y al presidente Biden.
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