Indocumentados en EE. UU.: ¿esclavos del siglo XXI?

Jornadas extenuantes de trabajo, maltrato, cansancio, descuentos en el cheque y consumo excesivo de bebidas energéticas forman parte de la vida laboral de las personas que llegan sin documentos a trabajar a Estados Unidos.

Yolanda Cáceres Gutiérrez
09 de enero de 2019 - 01:49 a. m.
Foto de una de las empacadoras de pescado en la que trabajan ilegalmente los indocumentados que llegan a EE.UU. / Yolanda Cáceres Gutiérrez
Foto de una de las empacadoras de pescado en la que trabajan ilegalmente los indocumentados que llegan a EE.UU. / Yolanda Cáceres Gutiérrez

Cuando se llega a suelo estadounidense sin documentos, el miedo es el principal factor que acompaña a una persona, y en nombre del ´sueño americano´ soportan malos tratos y abusos de sus mismos compatriotas. A medida que se introducen en este submundo se percatan de todas las cosas que deben cancelar. No hay favor sin pago alguno. Una expresión común que confirma esta realidad es: “Aquí se paga todo”, y es cuando ese sueño se va convirtiendo en una esclavitud a la americana.

Delia, originaria de Bogotá, estuvo varios meses viviendo en Norteamérica para poder trabajar y ayudar a su familia. Ella cuenta cómo fue su vida laboral dentro de este submundo: "estuve hace un año en Bridgeton, Nueva Jersey. Se puede decir que hay oportunidades de trabajo para los latinos, pero no son bien retribuidos. No podemos laborar legalmente y eso hace que los sueldos sean mínimos. Hay que esforzarse muchas horas si quieres ganar algo bueno".

La vida de los indocumentados se basa principalmente en trabajar, comer y dormir, y la parte más ansiada del día es la noche, la que para muchos es fugaz. En ocasiones el domingo es el único descanso y lo ocupan para ir a lavar, comprar despensa y, si alcanza un poco el tiempo, van de paseo con la familia.

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“El raitero es quien que recoge a los ilegales en sus casas para llevarlos al trabajo, luego los acerca a alguna tienda para comprar su desayuno o almuerzo. Es común que a veces los lugares de trabajo estén retirados y que no vaya el “lonchero” -personas que venden comida-. Es importante destacar que el café y las bebidas energéticas se venden como pan caliente; éstas últimas se toman como agua durante todo el día para tener fuerza. Desafortunadamente ha habido gente que ha ido al hospital por ese consumo excesivo.  

Los salarios
En Nueva Jersey, la hora del salario mínimo la pagan a $8.85 dólares, pero cada contratista y compañía maneja valores diferentes. Si se trabaja directamente con la empresa hay un estándar que oscila entre $9.00 y $9.50, en promedio. Cuando el pago lo hace el contratista a través de cheque, este puede estar entre   $8.85 y $9.50 dólares. En los casos que el pago se realiza en efectivo, la hora se cancela en $8 dólares.

Un dato por subrayar es que también hay robo de horas por parte del empleador, por lo que la gente tiene que escribir en una libreta, todos los días, la fecha y el tiempo que trabajó. El cheque llega con diferentes descuentos como los impuestos federales y estatales, el seguro médico, por mencionar algunos.

Horarios de trabajo desgastantes
Las jornadas aparentemente son de ocho horas, sin embargo, en la mayoría de las empacadoras de fruta y pescado no se sabe cuál es el tiempo de la salida.

Por ejemplo, el trabajador tiene derecho a 15 minutos de descanso después de dos horas de trabajo. Además, la hora del almuerzo es a las 10 a.m., cinco horas después de haber ingresado, esto en los casos de las personas que entran a las 5 a.m. Después de ese momento está prohibido que prueben bocado, a menos de que sea a escondidas o que haya terminado de trabajar. Al no cumplimiento de la jornada laboral por parte de las empresas se suma que el trabajo es desgastante porque la persona siempre está de pie.

La llegada del verano coincide con el pico más alto de la oferta de empleos, pululan los anuncios afuera de las tiendas, las lavanderías y a través de Facebook. Las horas laborales son extenuantes, los que tienen hijos los llevan a las casas de las niñeras o babysitters, generalmente mujeres latinas que cuentan con un permiso para cuidarlos y cobran entre $12.00 y $20.00 dólares por cada uno al día (el valor varía según la edad de los menores).

"En una ocasión, cuando trabajaba en un empaque de fruta, la jornada era de 24 horas, de 6 a.m. a 6 a.m., y en las empresas te pagan lo que creen que es justo. La mayoría de los jefes son latinos, lo cual hace difícil la convivencia porque no saben mandar; no les importa si tu familia está bien o mal, en qué condiciones te encuentras, sólo les interesa que produzcas. Se trabaja en línea, tienes que ser muy rápido, no te hablan de buena manera cuando te mandan, si te demoras 3 o 4 minutos más para entrar de la hora que ellos estipulan, te hablan de manera fea, grosera. Sin embargo, uno que va con la ilusión del sueño americano tiene que soportar ese tipo de situaciones", narró Delia.

La mayor parte del tiempo los trabajos son temporales, Nueva Jersey es conocido como el “estado jardín”, por lo que de acuerdo con cada estación del año se da la cosecha de frutas, vegetales o flores, además de diferentes tipos de carnes, productos de mar, higiene personal y medicinal. 

Condiciones laborales
Un punto importante por destacar es la temperatura que tienen las empacadoras, las cuales dependen del tipo de producto que se maneja. La situación es compleja en el verano, si la persona va a trabajar a un lugar que tiene temperatura baja debe salir de su casa con gorro de estambre, guantes, ropa térmica y calzado para nieve; y al término de esto sale de ese frío y se encuentra con un calor sofocante. El extremo es una constante en la vida indocumentada. Además, durante el invierno escasea el trabajo.

También narra que a nadie le regalan ni un minuto de tiempo, tienen que aguantarse personas con diferentes formas de ser, donde no saben pedir favores, cuando pasan empujan, no piden permiso, son groseros para mandar y muchas veces te amenazan, y dicen que si no cumples con el trabajo entonces te despiden. El ambiente laboral es difícil, complejo, personas que probablemente no tienen ningún grado de estudio, pero que por el simple hecho que hablan inglés son los que te mandan, y lo hacen de una manera altiva.

Para ir al baño el tiempo también es medido. En muchas de las empacadoras, los jefes observan que los empleados en lugar de ir al baño van a tomar agua, comen o hacen una llamada telefónica; y por esto son reportados y los obligan a firmar si no los despiden. También hay favoritismos en el trato con las personas que son ciudadanos y los que no.

El maltrato en las fábricas es algo común, pero la paradoja es que son los mismos hispanos quienes maltratan a su gente. “Los boricuas y colombianos se defienden entre sí, pero infortunadamente son los mexicanos quienes muchas veces tratan con la punta del pie a su misma raza. Una frase recurrente de nuestra gente es que prefieren tener un jefe gringo”, manifestó la colombiana.

Hay una preferencia por la gente sin documentos, porque ellos no se quejan por miedo y pueden manejarlos más fácil. Cabe señalar que también hay compañías que contratan a jornaleros desde la ciudad de origen, mediante una “visa de trabajo temporal”. Tienen estancia legal en el país, servicios de salud, les pagan los gastos de avión, transporte del aeropuerto a la empacadora y a hasta su casa.

Trabajar como ilegal en EE.UU. es sinónimo de oportunidades en las que toca soportar, guerrear y madrugar. No importa como estés, si no trabajas no comes, no vives. Tolerar situaciones difíciles por el hecho de no contar con papeles, es una tarea difícil, según relata la bogotana.

El sueño americano se paga a alto costo y la salud se deteriora poco a poco. La mala alimentación, las pocas horas de descanso, el agotamiento extenuante y el maltrato es el precio por estar sin documentos. Estados Unidos es maravilloso, lleno de oportunidades, pero oportunidades muy duras.

Por Yolanda Cáceres Gutiérrez

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