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La Casa Blanca entra en guerra con sus propios expertos

Funcionarios de la Casa Blanca hicieron comentarios con el fin de socavar la credibilidad del doctor Anthony Fauci, principal asesor para enfrentar la crisis del coronavirus, por haber contradicho al presidente en los últimos días. La tensión entre Donald Trump y el experto en salud es pública.

14 de julio de 2020 - 02:09 p. m.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
Foto: AFP - AFP

En su búsqueda por encontrar culpables de la crisis desatada por la pandemia de coronavirus, el Gobierno de Donald Trump encontró un nuevo chivo expiatorio: el doctor Anthony Fauci, director nacional del Instituto sobre Alergias y Enfermedades Infecciosas. Fauci es una de las voces más respetadas hasta ahora en el manejo de la emergencia, pero la Casa Blanca ha decidido emprender una campaña de desprestigio contra el experto por ir en contravía de las posiciones del presidente Trump.

Un funcionario de la Casa Blanca manifestó que varios asesores estaban preocupados por la “cantidad de veces que Fauci se había equivocado”. El comentario se produjo el fin de semana luego de que se divulgó de manera anónima un dossier que resaltaba los comentarios del experto al principio de la emergencia en los que disminuyó el alcance de la crisis. Peter Navarro, asesor económico de Trump, dijo el lunes que escuchaba los consejos de Fauci con precaución, pues “se ha equivocado en todo” y que cuando él le advirtió a finales de enero sobre una pandemia mortal, Fauci se encargó de decirle a los medios que “no se preocuparan”.

El lunes por la mañana, el presidente Trump retuiteó las quejas del expresentador de juegos de la televisión Chuck Woolery, quien aseguró que el Centro para Control de Enfermedades junto con otras instituciones mintieron sobre el alcance del virus para socavar las intenciones releccionistas del presidente republicano. Pero los dardos van de lado y lado.

Fauci se quejó públicamente de que ya no tiene acceso al presidente, a quien ya no ve desde el pasado 2 de junio. Además, por decir la verdad y por contradecir a Trump, Fauci dice que lo han marginado de las apariciones en medios de comunicación.

“Tengo una reputación, como probablemente habrán descubierto, de decir la verdad en todo momento y de no cubrirla. Y esa puede ser una de las razones por las que no he estado mucho en televisión últimamente”, dijo el doctor Fauci en una entrevista con The Financial Times.

Fauci se convirtió en una piedra en el zapato para Trump, quien urge por la reapertura del país y la reactivación de la economía con sus ojos puestos en su batalla personal por la reelección. El experto ha asegurado en varias ocasiones que el país transita por el camino equivocado, pues atribuye la nueva ola de contagios a la reactivación de la economía de manera prematura y a la guerra ideológica que se libró sobre los protocolos para enfrentar el brote, como el uso del tapabocas, que solo han empeorado la tragedia.

“Una administración en guerra con sus propios expertos científicos y médicos en medio de una pandemia, que una vez más está en alza, hace que desarrollar una estrategia coherente en la que el público confíe y siga, sea un desafío, por decir lo menos”, destaca Anthony Zurcher, reportero de la BBC en Estados Unidos.

¿Se vienen cambios en el equipo de Trump?

A diferencia de otros miembros del gabinete de Trump, Fauci puede estar tranquilo por su puesto, en teoría. Según la ley federal, el presidente no tiene el poder de despedirlo, pues el doctor Fauci es un funcionario de carrera. Y aunque a Trump le disguste tener al lado a un asesor que no le sigue la corriente, lo más seguro es que continúen trabajando juntos.

“Están atrapados entre sí”, señalan Michael D. Shear y Noah Weiland de The New York Times.

Despedir a Fauci requeriría un proceso complejo y prolongado. Lo que podría hacer Trump en lugar de sacarlo de su equipo es forzar su renuncia marginándolo de las reuniones importantes, como lo ha venido haciendo.

“Con el tiempo, Fauci aprendió a navegar las colisiones entre política y salud. Eso nunca ha sido más difícil que en esta administración, pero el doctor Fauci ha reconocido que, para seguir siendo efectivo, debe navegar por los estados de ánimo mercuriales y el desprecio de Trump por la experiencia. Los dos alguna vez disfrutaron de una relación de bromas ocasionales, y el presidente varias veces siguió el consejo del Dr. Fauci de extender la orientación nacional para quedarse en casa”, destacan los periodistas de The New York Times.

Por otro lado, el doctor Fauci se ha convertido en un activo político para Trump. La ciudadanía, o por lo menos la mayor parte de esta, confía en su labor, por lo que deshacerse del experto podría traer problemas para el presidente. Una encuesta de The New York Times y el Siena College a finales de junio encontró que el 67% de los votantes estadounidenses confiaban en Fauci con respecto a la pandemia, y solo el 26% expresó su confianza en Trump.

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