La evasión de impuestos de Trump, y encima, su coronavirus: el resumen de la semana
¡Qué semanita! ¿No? Y pensamos que entre lunes y martes ya lo habíamos visto todo. Esto fue lo que pasó esta semana en Estados Unidos, por si se lo perdieron.
Hola a todos, esto es ‘Cosas que pasan en América’, un resumen semanal de lo que pasó en la región en los últimos siete días. Porque América no es solo Estados Unidos. Sin embargo, como están pasando tantas cosas en ese país en este momento, decidimos que hasta noviembre nos vamos a concentrar en resumir todo sobre la carrera electoral, ya que es lo que genera más dudas y curiosidad entre nuestros lectores. Esperamos que disfruten este resumen tanto como nosotros disfrutamos haciéndolo.
Quedan exactamente 30 días para las elecciones presidenciales (y 82 para Navidad). Esto ya está a la vuelta de la esquina. Las próximas cuatro semanas serán muy intensas en Estados Unidos. Y cuando decimos muy intensas son MUY INTENSAS. Esto fue lo que pasó esta semana en siete claves:
Lunes
Arrancamos la semana con una portada histórica de The New York Times: Los impuestos del presidente muestran pérdidas crónicas y años de evasión fiscal.
Esta investigación exclusiva del diario neoyorquino, en la que trabajaron en secreto tres periodistas durante todo un año, reveló que el presidente Donald Trump tiene cientos de millones en deudas y, lo que más causó rechazo, que el mandatario pagó solo US $750 en impuestos en 2016 y 2017.
La noticia sacudió la carrera electoral. El presidente señaló que iba a mostrar su declaración muy pronto. No lo ha hecho, dice, porque todavía lo están auditando. Estos documentos se le han pedido desde hace cuatro años y siempre se ha negado a mostrarlos. Es el primer presidente en no presentar su declaración de impuestos.
El Espectador le explica: ¿Por qué Trump sólo pago US $750 en impuestos?
Martes
Presenciamos un caótico debate presidencial en Ohio. Si es que a eso se le puede llamar debate. Los candidatos se midieron en la primera de tres citas pactadas por ambas campañas para hablar sobre la Corte Suprema, la violencia en las calles del país y la integridad de las elecciones, entre otros temas.
Muchas interrupciones, ataques personales y poca discusión sobre lo importante: respuestas para los problemas del país. Además, por el desarrollo de las noticias al final de la semana, quizás este haya sido el primer y único debate presidencial del año.
Los medios estadounidenses no dieron a ningún ganador del debate, pero sí a un perdedor: Estados Unidos. Este fue calificado por la mayoría de medios nacionales como “el peor debate presidencial de la historia”.
¿Lecciones del debate? Muy poco que rescatar. Pero ya veremos el análisis. Por ahora, dos memes:
Miércoles
Como dijimos el miércoles en nuestras conclusiones, hay dos cosas que podemos destacar. La primera, que por las declaraciones de ambos candidatos y sus movimientos de campaña al siguiente día, los estados de Pensilvania (20 votos del Colegio Electoral) y Ohio (18 votos) serán claves en las próximas semanas. Allí podría decirse quién es el vencedor de esta carrera por la presidencia.
Lo segundo, y más importante para el país, que Donald Trump se negó a condenar a los grupos supremacistas blancos en Estados Unidos. Y esto es grave. Fue de lo que más se habló en el país en el análisis post-debate. Lo contamos en este artículo.
Algo más: puede que Joe Biden no haya ganado el debate, pero Donald Trump sí perdió una de sus tres oportunidades para recortar el margen con su rival en las encuestas.
Ahora, ¿cómo afectó esto a la imagen de los candidatos? Es difícil saberlo, pero una encuesta que salió el domingo, valorada con una calificación A- y realizada por el diario The Wall Street Journal junto con la cadena NBC, señaló que ahora Biden aventaja a Trump por 14 puntos. Antes del debate eran solo 10. Ahora las cosas están así, según la encuesta: Biden 53 % y Trump 39 %. Otras encuestas todavía le dan un margen al candidato demócrata de por lo menos 8 puntos.
Aunque claro, esto se hizo antes de la noticia del jueves. Esta semana vendrán varias encuestas importantes en los estados claves, que medirán tanto el impacto del debate como el del diagnóstico del presidente.
Jueves
Era casi medianoche y ya estábamos preparados para ir a dormir, pero a las 11:54 nos llegó una notificación de la cuenta del presidente Trump:
Tras meses minimizando el impacto de la pandemia, promoviendo remedios falsos, ocultando información sobre la emergencia sanitaria en su país y declarandole la guerra a los líderes demócratas que buscaban contrarrestar el virus, Donald Trump informó que él y la primera dama, Melania Trump, habían dado positivo en una prueba de coronavirus.
Tras el anuncio de Trump el país entró en caos. Es la crisis nacional relacionada con la salud de un presidente más importante desde que Ronald Reagan recibió un disparo en 1981. Ahora, en medio de tanto miedo e incertidumbre, Estados Unidos se convirtió en terreno fértil para que surjan las teorías de conspiración y noticias falsas. Hablamos sobre ello en nuestra nota del sábado.
Donald Trump y su coronavirus: la tormenta perfecta para las elecciones
Viernes
La primera reacción fue de tanta preocupación que las preguntas sobre la línea de sucesión presidencial se convirtieron en lo más consultado en Google en la madrugada del viernes en el país. Eso dio origen a un nuevo temor: ¿quién más se contagió?
Trump estuvo en contacto con muchas de las figuras más importantes del país, como el vicepresidente Mike Pence. Por eso, inmediatamente comenzaron a hacerles test a todos los que se habían cruzado con el mandatario para detectar la cadena de contagio. Y se descubrió que hubo muchos, muchísimos contagios.
Sabemos que Hope Hicks, asistente del presidente, informó el jueves que había contraído el coronavirus y que por eso se le realizó un test de emergencia al mandatario. Se ha apuntado a Hicks como la posible transmisora del virus al presidente. Pero lo que llamó la atención entre viernes y sábado fue que más de dos docenas de figuras del Partido Republicano también dieron positivo.
La crema y nata del Partido Republicano se reunió el sábado de la semana pasada en la Casa Blanca para celebrar la nominación de Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, para llenar el vacío que dejó la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg. No había protección en la reunión. No hubo mascarillas, no hubo distanciamiento social, no hubo nada que evitara una ola de contagios entre los republicanos porque poco o nada les ha importado tomar medidas para que ellos o el pueblo no se enferme. El resultado es caótico.
Y adivinen qué: con todos los contagios entre senadores republicanos, en este preciso momento el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, carece de los votos suficientes para confirmar a la jueza Coney Barrett para la Corte Suprema. Seguro desearían haberse cuidado mejor ahora. Esta situación, por supuesto, no durará mucho. La cuarentena pasará a lo mejor en unas dos semanas, pero podría dilatar el proceso de nominación, y es algo que los republicanos no querían. La ironía.
Trump fue trasladado por precaución el viernes por la tarde al hospital Walter Reed. En donde desde esta habitación continúa al mando de Estados Unidos. No hubo en ningún momento una transferencia de poder al vicepresidente Pence.
Varios seguidores de Trump llegaron a acompañarlo al hospital. También algunos seguidores de Qanon, una de las principales teorías de conspiración de la derecha estadounidense.
Hasta aquí todo ha sido caótico. Bueno, se pone peor.
Sábado
Después de un frenético viernes, con el diagnóstico de Trump y su posterior hospitalización, hubo más tiempo para los análisis con cabeza fría. La pregunta que tenían los demócratas era: ¿en qué momento la campaña del presidente decide publicar que este estaba enfermo?
Recordemos que, después de saber que Trump tenía coronavirus, no hubo ningún intento de su campaña por comunicar la noticia a su rival Joe Biden, quien por encontrarse el martes con el presidente también corría el riesgo de haberse contagiado.
Kaitlan Collins, el doctor que atiende a Trump, comunicó en horas de la mañana que el presidente había sido diagnosticado hace 72 horas. Esto quiere decir que habría enfermado el miércoles, un día antes de que se lo comunicara al país. Luego salió a rectificar: lo que quiso decir fue que el sábado era el tercer día desde el primer diagnóstico.
Los tiempos de la información divulgada por la Casa Blanca no estaban cuadrando de todas maneras. Los reportes divulgados por los médicos del presidente tampoco encajaban con los de funcionarios cercanos a Trump, quienes aseguraban que el mandatario estaba peor de lo que señalaban los médicos.
Una parte de la población no cree que el presidente tenga el virus. Tampoco confía en la información de la Casa Blanca. Esto es resultado de años de desinformación por parte del gobierno. A Trump le está pasando la del pastorcito mentiroso.
Le puede interesar: El confuso parte médico de Donald Trump
Nadie sabe con certeza qué es lo que pasa en el país.
En la tarde llegó un mensaje del mandatario:
Domingo
Los medios liberales de Estados Unidos tienen una posición clara: hay que desearle una recuperación a Trump, por supuesto, pero no hay que olvidar que él y los republicanos minimizaron el impacto del virus y pusieron en riesgo a toda la población cuando pudieron reaccionar de una mejor manera. Este es un “símbolo de su fracaso”, dijo Jake Tapper, periodista de CNN.
Le recomendamos: Trump, un paciente con pronóstico reservado
La pausa
Los periodistas también somos humanos. Bueno, la mayoría. Necesitamos, como todos, espacios para recargarnos y olvidarnos por un momento del frenesí de cada día. Queremos compartir ahora con ustedes lo que estamos haciendo.
¿Qué estamos viendo?
Hubo una noticia positiva para Estados Unidos esta semana: regresó Saturday Night Live, el ‘late show’ más famoso del país. Y regresó cargado de actos frescos, oportunos y muy divertidos para su nueva temporada. Nos quedamos con tres momentos:
3. Jim Carrey interpretando al candidato y vicepresidente Joe Biden.
2. El homenaje de Kate McKinnon a la fallecida Ruth Bader Ginsburg. Por años, esta reconocida actriz interpretó a la jueza RBG en varios segmentos del programa.
1. Pero lo mejor de la noche fue el regreso de Weekend Update, el sketch de noticias ficticio en el que resumieron, mejor que nosotros, todo lo relacionado con la salud del presidente. Estuvo muy divertido.
¿Qué estamos leyendo?
Lies My Teacher Told Me (Las mentiras históricas que mi profesor me contaba) es un libro sobre la historia de Estados Unidos en el que se muestra cómo los textos escolares cuentan una versión errada y simplista de la historia nacional: sin sus dramas y sin sus polémicas más grandes.
Es una linda aproximación a la historia de ese país y es uno de los recomendados de Pedro Lutz, director de la Biblioteca del Centro Colombo Americano de Bogotá. La mentira más grande, dice su autor, el sociólogo James W. Loewen, es que Estados Unidos comenzó su historia de una manera “grandiosa”, y ese es un mensaje problemático para los estudiantes.
¿Qué estamos escuchando?
Us + Them, el álbum complementario de Roger Waters de su último concierto en vivo en Ámsterdam (de esa época tan lejana en la que se hacían conciertos). Se publicó este viernes y tiene 23 canciones del set que presentó en su gira de hace dos años. Bogotá hizo parte de ese tour.
Eso es todo por ahora. Esperamos que tengan una buena semana. Por cierto, si tienen sugerencias de una sección que debamos incluir, de un tema que les gustaría ver en el resumen, o mejor aún, de algo que nos recomienden leer, ver o escuchar, déjenos saber todo eso en un correo a lo largo de la semana. Hasta la próxima.
Hola a todos, esto es ‘Cosas que pasan en América’, un resumen semanal de lo que pasó en la región en los últimos siete días. Porque América no es solo Estados Unidos. Sin embargo, como están pasando tantas cosas en ese país en este momento, decidimos que hasta noviembre nos vamos a concentrar en resumir todo sobre la carrera electoral, ya que es lo que genera más dudas y curiosidad entre nuestros lectores. Esperamos que disfruten este resumen tanto como nosotros disfrutamos haciéndolo.
Quedan exactamente 30 días para las elecciones presidenciales (y 82 para Navidad). Esto ya está a la vuelta de la esquina. Las próximas cuatro semanas serán muy intensas en Estados Unidos. Y cuando decimos muy intensas son MUY INTENSAS. Esto fue lo que pasó esta semana en siete claves:
Lunes
Arrancamos la semana con una portada histórica de The New York Times: Los impuestos del presidente muestran pérdidas crónicas y años de evasión fiscal.
Esta investigación exclusiva del diario neoyorquino, en la que trabajaron en secreto tres periodistas durante todo un año, reveló que el presidente Donald Trump tiene cientos de millones en deudas y, lo que más causó rechazo, que el mandatario pagó solo US $750 en impuestos en 2016 y 2017.
La noticia sacudió la carrera electoral. El presidente señaló que iba a mostrar su declaración muy pronto. No lo ha hecho, dice, porque todavía lo están auditando. Estos documentos se le han pedido desde hace cuatro años y siempre se ha negado a mostrarlos. Es el primer presidente en no presentar su declaración de impuestos.
El Espectador le explica: ¿Por qué Trump sólo pago US $750 en impuestos?
Martes
Presenciamos un caótico debate presidencial en Ohio. Si es que a eso se le puede llamar debate. Los candidatos se midieron en la primera de tres citas pactadas por ambas campañas para hablar sobre la Corte Suprema, la violencia en las calles del país y la integridad de las elecciones, entre otros temas.
Muchas interrupciones, ataques personales y poca discusión sobre lo importante: respuestas para los problemas del país. Además, por el desarrollo de las noticias al final de la semana, quizás este haya sido el primer y único debate presidencial del año.
Los medios estadounidenses no dieron a ningún ganador del debate, pero sí a un perdedor: Estados Unidos. Este fue calificado por la mayoría de medios nacionales como “el peor debate presidencial de la historia”.
¿Lecciones del debate? Muy poco que rescatar. Pero ya veremos el análisis. Por ahora, dos memes:
Miércoles
Como dijimos el miércoles en nuestras conclusiones, hay dos cosas que podemos destacar. La primera, que por las declaraciones de ambos candidatos y sus movimientos de campaña al siguiente día, los estados de Pensilvania (20 votos del Colegio Electoral) y Ohio (18 votos) serán claves en las próximas semanas. Allí podría decirse quién es el vencedor de esta carrera por la presidencia.
Lo segundo, y más importante para el país, que Donald Trump se negó a condenar a los grupos supremacistas blancos en Estados Unidos. Y esto es grave. Fue de lo que más se habló en el país en el análisis post-debate. Lo contamos en este artículo.
Algo más: puede que Joe Biden no haya ganado el debate, pero Donald Trump sí perdió una de sus tres oportunidades para recortar el margen con su rival en las encuestas.
Ahora, ¿cómo afectó esto a la imagen de los candidatos? Es difícil saberlo, pero una encuesta que salió el domingo, valorada con una calificación A- y realizada por el diario The Wall Street Journal junto con la cadena NBC, señaló que ahora Biden aventaja a Trump por 14 puntos. Antes del debate eran solo 10. Ahora las cosas están así, según la encuesta: Biden 53 % y Trump 39 %. Otras encuestas todavía le dan un margen al candidato demócrata de por lo menos 8 puntos.
Aunque claro, esto se hizo antes de la noticia del jueves. Esta semana vendrán varias encuestas importantes en los estados claves, que medirán tanto el impacto del debate como el del diagnóstico del presidente.
Jueves
Era casi medianoche y ya estábamos preparados para ir a dormir, pero a las 11:54 nos llegó una notificación de la cuenta del presidente Trump:
Tras meses minimizando el impacto de la pandemia, promoviendo remedios falsos, ocultando información sobre la emergencia sanitaria en su país y declarandole la guerra a los líderes demócratas que buscaban contrarrestar el virus, Donald Trump informó que él y la primera dama, Melania Trump, habían dado positivo en una prueba de coronavirus.
Tras el anuncio de Trump el país entró en caos. Es la crisis nacional relacionada con la salud de un presidente más importante desde que Ronald Reagan recibió un disparo en 1981. Ahora, en medio de tanto miedo e incertidumbre, Estados Unidos se convirtió en terreno fértil para que surjan las teorías de conspiración y noticias falsas. Hablamos sobre ello en nuestra nota del sábado.
Donald Trump y su coronavirus: la tormenta perfecta para las elecciones
Viernes
La primera reacción fue de tanta preocupación que las preguntas sobre la línea de sucesión presidencial se convirtieron en lo más consultado en Google en la madrugada del viernes en el país. Eso dio origen a un nuevo temor: ¿quién más se contagió?
Trump estuvo en contacto con muchas de las figuras más importantes del país, como el vicepresidente Mike Pence. Por eso, inmediatamente comenzaron a hacerles test a todos los que se habían cruzado con el mandatario para detectar la cadena de contagio. Y se descubrió que hubo muchos, muchísimos contagios.
Sabemos que Hope Hicks, asistente del presidente, informó el jueves que había contraído el coronavirus y que por eso se le realizó un test de emergencia al mandatario. Se ha apuntado a Hicks como la posible transmisora del virus al presidente. Pero lo que llamó la atención entre viernes y sábado fue que más de dos docenas de figuras del Partido Republicano también dieron positivo.
La crema y nata del Partido Republicano se reunió el sábado de la semana pasada en la Casa Blanca para celebrar la nominación de Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, para llenar el vacío que dejó la difunta jueza Ruth Bader Ginsburg. No había protección en la reunión. No hubo mascarillas, no hubo distanciamiento social, no hubo nada que evitara una ola de contagios entre los republicanos porque poco o nada les ha importado tomar medidas para que ellos o el pueblo no se enferme. El resultado es caótico.
Y adivinen qué: con todos los contagios entre senadores republicanos, en este preciso momento el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, carece de los votos suficientes para confirmar a la jueza Coney Barrett para la Corte Suprema. Seguro desearían haberse cuidado mejor ahora. Esta situación, por supuesto, no durará mucho. La cuarentena pasará a lo mejor en unas dos semanas, pero podría dilatar el proceso de nominación, y es algo que los republicanos no querían. La ironía.
Trump fue trasladado por precaución el viernes por la tarde al hospital Walter Reed. En donde desde esta habitación continúa al mando de Estados Unidos. No hubo en ningún momento una transferencia de poder al vicepresidente Pence.
Varios seguidores de Trump llegaron a acompañarlo al hospital. También algunos seguidores de Qanon, una de las principales teorías de conspiración de la derecha estadounidense.
Hasta aquí todo ha sido caótico. Bueno, se pone peor.
Sábado
Después de un frenético viernes, con el diagnóstico de Trump y su posterior hospitalización, hubo más tiempo para los análisis con cabeza fría. La pregunta que tenían los demócratas era: ¿en qué momento la campaña del presidente decide publicar que este estaba enfermo?
Recordemos que, después de saber que Trump tenía coronavirus, no hubo ningún intento de su campaña por comunicar la noticia a su rival Joe Biden, quien por encontrarse el martes con el presidente también corría el riesgo de haberse contagiado.
Kaitlan Collins, el doctor que atiende a Trump, comunicó en horas de la mañana que el presidente había sido diagnosticado hace 72 horas. Esto quiere decir que habría enfermado el miércoles, un día antes de que se lo comunicara al país. Luego salió a rectificar: lo que quiso decir fue que el sábado era el tercer día desde el primer diagnóstico.
Los tiempos de la información divulgada por la Casa Blanca no estaban cuadrando de todas maneras. Los reportes divulgados por los médicos del presidente tampoco encajaban con los de funcionarios cercanos a Trump, quienes aseguraban que el mandatario estaba peor de lo que señalaban los médicos.
Una parte de la población no cree que el presidente tenga el virus. Tampoco confía en la información de la Casa Blanca. Esto es resultado de años de desinformación por parte del gobierno. A Trump le está pasando la del pastorcito mentiroso.
Le puede interesar: El confuso parte médico de Donald Trump
Nadie sabe con certeza qué es lo que pasa en el país.
En la tarde llegó un mensaje del mandatario:
Domingo
Los medios liberales de Estados Unidos tienen una posición clara: hay que desearle una recuperación a Trump, por supuesto, pero no hay que olvidar que él y los republicanos minimizaron el impacto del virus y pusieron en riesgo a toda la población cuando pudieron reaccionar de una mejor manera. Este es un “símbolo de su fracaso”, dijo Jake Tapper, periodista de CNN.
Le recomendamos: Trump, un paciente con pronóstico reservado
La pausa
Los periodistas también somos humanos. Bueno, la mayoría. Necesitamos, como todos, espacios para recargarnos y olvidarnos por un momento del frenesí de cada día. Queremos compartir ahora con ustedes lo que estamos haciendo.
¿Qué estamos viendo?
Hubo una noticia positiva para Estados Unidos esta semana: regresó Saturday Night Live, el ‘late show’ más famoso del país. Y regresó cargado de actos frescos, oportunos y muy divertidos para su nueva temporada. Nos quedamos con tres momentos:
3. Jim Carrey interpretando al candidato y vicepresidente Joe Biden.
2. El homenaje de Kate McKinnon a la fallecida Ruth Bader Ginsburg. Por años, esta reconocida actriz interpretó a la jueza RBG en varios segmentos del programa.
1. Pero lo mejor de la noche fue el regreso de Weekend Update, el sketch de noticias ficticio en el que resumieron, mejor que nosotros, todo lo relacionado con la salud del presidente. Estuvo muy divertido.
¿Qué estamos leyendo?
Lies My Teacher Told Me (Las mentiras históricas que mi profesor me contaba) es un libro sobre la historia de Estados Unidos en el que se muestra cómo los textos escolares cuentan una versión errada y simplista de la historia nacional: sin sus dramas y sin sus polémicas más grandes.
Es una linda aproximación a la historia de ese país y es uno de los recomendados de Pedro Lutz, director de la Biblioteca del Centro Colombo Americano de Bogotá. La mentira más grande, dice su autor, el sociólogo James W. Loewen, es que Estados Unidos comenzó su historia de una manera “grandiosa”, y ese es un mensaje problemático para los estudiantes.
¿Qué estamos escuchando?
Us + Them, el álbum complementario de Roger Waters de su último concierto en vivo en Ámsterdam (de esa época tan lejana en la que se hacían conciertos). Se publicó este viernes y tiene 23 canciones del set que presentó en su gira de hace dos años. Bogotá hizo parte de ese tour.
Eso es todo por ahora. Esperamos que tengan una buena semana. Por cierto, si tienen sugerencias de una sección que debamos incluir, de un tema que les gustaría ver en el resumen, o mejor aún, de algo que nos recomienden leer, ver o escuchar, déjenos saber todo eso en un correo a lo largo de la semana. Hasta la próxima.