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Lecciones para Trump luego de la muerte del líder de Estado Islámico

El presidente Donald Trump echó a perder lo que pudo ser uno de sus días más gloriosos en la Casa Blanca con un discurso arrogante en el que buscó engrandecer su éxito, pero terminó revelando sus errores como líder. La historia del Estado Islámico todavía no termina. Y debería reconocer pronto el papel de su gobierno para el futuro.

Camilo Gómez / @camilogomez8

28 de octubre de 2019 - 01:51 p. m.
Abu bakr al-baghdadi lideró el Estado Islámico desde 2010, cuando este todavía era una rama clandestina del grupo Al Qaeda en Irak. / AFP
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Los rumores comenzaron el sábado en la noche, alimentados por un tuit del presidente Donald Trump. “Algo muy grande acaba de pasar”, escribió el mandatario en su cuenta. El portal Newsweek fue de los primeros en arriesgarse a reportar lo sucedido gracias a una serie de tempraneras filtraciones desconocidas. “Abu Bakr al-Baghdadi ha muerto”, señaló el medio. El líder del Estado Islámico (EI) había caído en una operación de las tropas estadounidenses, aprobada por el mandatario. Pocos detalles se supieron en la madrugada. Lo único seguro era que el mandatario estadounidense tenía programada una conferencia de prensa temprano el domingo.

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A la hora programada, Trump subió a un podio en la Casa Blanca poco después de las 09:00 A.M. (hora de Colombia). Desde allí anunció que el ejército estadounidense había realizado con éxito una operación en la que el al-Baghdadi había muerto, confirmando la noticia. Este temido hombre parecía tener varias vidas, pues su fallecimiento fue reportado en más de una ocasión años atrás. Era el más buscado del mundo. También el que llevó al Estado Islámico a su radicalización. La noticia no solo significaba un gran momento para el país, sino también un buen momento para el legado de Trump. Hasta que el mandatario echó todo por la borda. Lo que pudo quedarse como uno de sus mejores días en la Casa Blanca ahora es el recordatorio, como explican analistas, de sus muchos errores como líder.

La reunión parecía ser solo informativa, pero Trump sostuvo una larga ronda de preguntas y respuestas salvaje. Como escribe Alex Ward, analista político del portal Vox, Trump derrochó uno de los mejores momentos de su presidencia al hablar con arrogancia de su logro y auto engrandecer su éxito. El mandatario divulgó los detalles más sensibles de la redada en la que cayó al-Baghdadi, algo que podía brindar ventajas de inteligencia a sus enemigos, también admitió ocultarle la operación al Congreso por su “extrema” sensibilidad, se burló de la muerte del líder terrorista e insinuó que los ataques del 11 de septiembre nuca hubieran pasado si el gobierno lo hubiera escuchado él. Todo esto en una eterna sesión de 40 minutos.

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“Hablando de cuántos aviones, dónde están volando, cómo están infringiendo un edificio, otra tecnología que pueden aportar, conocimiento sobre los túneles y el mapeo de esos túneles, estos son detalles operativos que solo se tratan de acicalarse”, explicó Michael Leiter, quien dirigió el Centro Nacional contra el Terrorismo de EE. UU. de 2007 a 2011, al portal Vox.

Trump explicó que dos o tres operaciones para atacar a al-Baghdadi fueron descartadas debido a sus movimientos impredecibles. El gobierno de EE. UU. sabía que tenía túneles para escapar, y usó ocho helicópteros y barcos y aviones para ayudar en el ataque final. Algunos expertos consideran que es más de lo necesario. Ahora el Estado Islámico tiene información con la que no contaba, lo que podría llevarlos a cambiar a su estrategia y así hacer inútil la inteligencia estadounidense con el tiempo.

Este momento en la historia de Estados Unidos no deja de ser sombrío. “No importan cuán horrible sea el objetivo, sigue tratándose de Estados Unidos reconociendo que se ha preparado para matar a alguien”, destaca Ward. Pero en lugar de tomar su victoria con dignidad, Trump prefirió irse por el lado de la humillación. “Murió como un cobarde…como un perro. Estaba gritando, llorando y gimiendo”, destacó el mandatario.

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“El destacar y repetir ese lenguaje no es especialmente digno para los Estados Unidos. Siempre debemos tomar una base moral más alta, y hablar sobre la muerte de un individuo no es particularmente productivo. En lo que el presidente debería haber pasado más tiempo fue en destacar las atrocidades del EI, como el asesinato del piloto jordano. Eso es apropiado: muestra que el EI no estaba en guerra con Occidente, estaba en guerra con todos los pueblos civilizados, incluidos los musulmanes que no se adhieren a su visión extremadamente estricta del islam sunita”, añade Lester.

Nadie puede negar que, bajo las ordenes del presidente Trump, esta fue una misión exitosa y se logró eliminar a uno de los principales objetivos de Estados Unidos, y uno de los terroristas más temidos del mundo. Pero a medida que avanzan las horas, los cuestionamientos sobre la operación surgen. No solo se trata de la veracidad de la operación, pues el gobierno ruso apunta a que no cree que el líder del EI haya muerto, sino que hay quienes consideran que el liderazgo de Trump puso en riesgo la misión antes de ejecutarse, cuando el mandatario anunció, semanas atrás, la retirada de las tropas estadounidenses del norte de Siria, donde se llevó a cabo el operativo este fin de semana.

"La ironía de la exitosa operación contra al-Baghdadi es que no podría haber sucedido sin las fuerzas estadounidenses en el terreno que se han retirado, la ayuda de los kurdos sirios que han sido traicionados y el apoyo de una comunidad de inteligencia estadounidense que tan a menudo ha sido ha sido menospreciado ", dijo el domingo Richard N. Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU., “Si bien la incursión fue obviamente un éxito bienvenido, las condiciones que hicieron posible la operación pueden no existir en el futuro”, agregó.

The New York Times destaca que no se tiene claridad de cómo la decisión de Trump de retirar sus tropas en el norte de Siria pudo complicar la misión, pero lo cierto es que, aunque esta tuvo éxito, la desconexión de Trump en esa área creará un espacio para nuevas tensiones de radicalismo violento que él y sus sucesores “se verán obligados a limpiar”. Es de recordar que incluso con la muerte de su líder, Osama Bin Laden, Al Qaeda pudo evolucionar y logró incluso extenderse. ¿Dónde queda el Estado Islámico ahora? Si bien no se ha proclamado un nuevo líder hasta ahora, la organización no ha muerto, y como apunta el periodista WJ Hennigan de la revista Time, el grupo ya está evolucionando.

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“Los rangos de liderazgo de ISIS han demostrado ser resistentes a pesar de más de cinco años de guerra. El grupo se ha adaptado rápidamente a las nuevas circunstancias. Ya no son capaces de apoderarse y mantener el territorio, los soldados de a pie sobrevivientes han vuelto a sus raíces guerrilleras, llevando a cabo emboscadas, bombardeos y asesinatos. Y a pesar de la pérdida de su califato territorial en Irak y Siria, ISIS ha ampliado su alcance para incluir 14 afiliados separados en países de Asia y África”, escribe Henningan. Vea también: Los hijos de Isis de Marcos Peckel 

A largo plazo, al Baghdadi puede ser reemplazado con facilidad. El EI un grupo que recurre a nuevos comandantes para llenar el vacío de los que han sido asesinados. Es una conducta regular, por lo que este no es un golpe catastrófico para el EI. “Es bueno eliminar al líder, pero no es solo un grupo terrorista, también es una ideología; acabar con la idea del Estado Islámico será mucho más difícil que una operación militar de inteligencia exitosa”, explica Michael Nagata, teniente general del Ejército de Estados Unidos en retiro, y actual director del Centro Nacional de Lucha contra el Terrorismo. “Grupos como al-Qaida e ISIS son realmente mejor entendidos como movimientos. Estas son constelaciones de actores terroristas compuestos por organizaciones compuestas por individuos inspirados por esas organizaciones y que son globales”, añade William Braniff, director del Consorcio Nacional para el Estudio de Respuestas al terrorismo de la Universidad de Maryland.

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En este momento el Estado Islámico juega a la defensiva. El colapso del califato del Estado Islámico, y ahora la muerte reportada de Bagdadi, privan al grupo de uno de sus lanzamientos de reclutamiento más importantes y lo han puesto a la defensiva, obligándolo a centrarse en sobrevivir en lugar de realizar ataques en Occidente. Los estados europeos se han vuelto más efectivos en el contraterrorismo, mientras que el año pasado solo vio una muerte en los Estados Unidos a manos de los yihadistas”, destaca Daniel Byman, profesor de la Universidad de Georgetown y Director de Investigación del Centro Saban de Brookings Institution.

Las guerras civiles en Siria y Yemen continúan, los instrumentos de defensa de las naciones de Occidente han mejorado y el colapso del califato ha debilitado a los extremistas. Pero no han significado su fin. La muerte de al-Baghdadi silencia la voz terrorista más inspiradora del EI, pero, como explicó un funcionario estadounidense que reservó su identidad a la revista Time, el peligro recae ahora en los seguidores del antiguo líder del movimiento. Por ello, expertos señalan la importancia de permanecer en la zona para garantizar que el Estado Islámico no se pueda reconstruir. Pero Trump parece no darle importancia a esto e incluso echó a perder su amistad con los kurdos, quienes fueron fundamentales en el terreno para la ofensiva que Estados Unidos sostuvo contra el Estado islámico.

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“En Irak y Siria, y en otras tierras donde los grupos yihadistas están activos, gran parte de la respuesta seguirá siendo táctica, cazando líderes de grupos e impidiendo que los grupos en su conjunto desarrollen refugios y se vuelvan demasiado fuertes. La muerte de Baghdadi es un golpe importante, pero no es el final de la lucha. El propio presidente haría bien en aprender estas lecciones. Su constante preocupación por los aliados europeos y de otro tipo corre el riesgo de poner en peligro uno de los activos antiterroristas más importantes de Estados Unidos. Abandonar socios clave como las Fuerzas Demócratas Sirias es miope y envía un mensaje de que no se puede confiar en Estados Unidos”, concluye Byman. Y en la lucha contra el extremismo es claro que el gobierno estadounidense no puede solo.

Por Camilo Gómez / @camilogomez8

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