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“Ojalá tu embarazo no esté muy avanzado”: el costo de un aborto seguro

¿Qué se encontrará una mujer venezolana que busca un aborto en las sedes de Oriéntame y Profamilia en Teusaquillo?

José David Escobar Franco
11 de septiembre de 2022 - 06:29 p. m.
Oriéntame y Profamilia son dos organizaciones seguras para acceder a un aborto. Sin embargo, el servicio puede ser costoso.
Oriéntame y Profamilia son dos organizaciones seguras para acceder a un aborto. Sin embargo, el servicio puede ser costoso.
Foto: Paula Sánchez

Habías escuchado que Profamilia era un sitio profesional y muy seguro. Cuando llegas a la sede de esa organización en Teusaquillo, en la calle 34 con Caracas, la calidad de las instalaciones da fe de ello. Hay un puesto para solicitar turnos. Los botones de una pantalla digital te muestran los servicios que ofrecen. Allí, una mujer con un uniforme de la institución te pregunta qué necesitas. Le respondes en voz baja. Ella toca el botón ‘Aborto’ y la máquina imprime un pequeño papel con el turno ‘IV-48′.

Es miércoles y son las 9 a.m., por eso te sorprende que Profamilia está llenísima de gente, todas las personas que trabajan ahí parecen afanadas. No tardan mucho tiempo en llamarte a un mostrador. Allí, una mujer te pide tu documento de identidad. No lo tienes, lo perdiste en algún punto de la ruta que hiciste desde Venezuela. “Vale, hasta que no tenga algún documento no la podemos atender”, te dice la mujer del mostrador. Le pides información de costos, pero ella te dice que esta no se te dará hasta que te valore un profesional quien, a su vez, solo te atenderá si tienes algún documento de identidad. Sabes que puedes obtener un permiso de protección temporal gracias al Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos. Ese documento funciona. Sin embargo, tú también tienes afán y es incierta la cantidad de días o meses que podría tomar la emisión de ese documento. Ves que en Profamilia nadie te va a atender, entonces te vas.

En algún momento te hablaron de Oriéntame, una fundación que brinda servicios médicos para la salud sexual y reproductiva. Sabes que queda cerca, pero no has ido allá antes. Pides direcciones a la vigilante de la puerta de Profamilia, quien te indica que bajes tres cuadras por la calle 34, luego gires dos cuadras a la derecha y que la sede de Oriéntame está en una casa blanca de esas de estilo británico sobre una esquina. Sigues sus instrucciones, pero no estás segura de si tomaste el camino correcto. No ves esa casa. Le preguntas a un joven en una esquina. Por su acento te das cuenta de que él también es venezolano y te genera confianza cuando se ofrece a acompañarte. Te lleva a una casa que, en efecto, es blanca, pero no está en una esquina y no ves ningún letrero que diga Oriéntame. Él te asegura que es ahí. Adentro hay una sala de espera y una mujer que se presenta como enfermera te saluda y te explica el procedimiento. “No tomará más de cinco minutos y la recuperación será rápida”. Te ofrece dos alternativas: un legrado por aspiración o tomar pastillas de Cytotec. Ambas cosas te costarán 250 mil pesos, pero el legrado te garantiza más posibilidades de éxito. Tú dudas. No te piden documentos, pero sí un pago que solo puede ser en efectivo. No lo tienes y, más bien, decides volver luego.

Sales, deambulas un rato y llegas a una esquina frente a la cual un grupo de mujeres está orando, escapularios en mano. Usan camisetas azules que dicen ‘40 días por la vida’. En esa esquina hay una portería y, tras de ella, una casa blanca inglesa. Un muro rodea la casa y sobre él dice en letras rojas ‘Oriéntame’. Te das cuenta de que este no es el mismo lugar donde estabas antes. Entras haciendo caso omiso de las mujeres que al otro lado de la calle protestan contra el derecho a un aborto seguro.

¿Qué se encontrará una mujer venezolana que, en busca de un aborto, llega a una fundación provida?

Adentro, este lugar está inmaculado. Todo aquello que no es blanco, tiene el color de la madera. En la recepción dices que quieres acceder a un aborto. No hay tanta gente como en los lugares que ya visitaste. Ves médicas con uniformes de cirugía que entran y salen de un espacio aislado tras una puerta de vidrio. Te parece un lugar profesional y allá te sientes decididamente más cómoda. Dora, la mujer de la recepción, está dispuesta a resolver todas tus dudas.

Ella suspira y te dice que ese es uno de los principales retos que enfrenta su organización: comunicar efectivamente que en Teusaquillo solo existe un centro Oriéntame y que los demás lugares se hacen pasar por ellos para estafar.

Oriéntame está casi exclusivamente dedicada a mujeres que quieren abortar. Te sientes tranquila. Dora te dice que únicamente debes llenar un consentimiento informado para el cual no requieres documento de identidad, con tu nombre es suficiente. Le cuentas a Dora que antes fuiste a un lugar que, aunque decía ser Oriéntame, se veía sospechoso. Ella suspira y te dice que ese es uno de los principales retos que enfrenta su organización: comunicar efectivamente que en Teusaquillo solo existe un centro Oriéntame y que los demás lugares se hacen pasar por ellos para estafar.

¿Qué se encuentra una mujer venezolana que busca un aborto en lugares clandestinos ?

Dora te dice, de todos modos, que estés tranquila; que donde estás te atenderán médicos profesionales quienes te guiarán todo el proceso. Ella responde todas tus preguntas con paciencia. Primero tendrás una cita con una profesional quien, según tu semana de embarazo, determinará cuál es el método más indicado para abortar. Esta profesional te explicará los riesgos del procedimiento y te preguntará si estás segura. No es difícil constatar que aquí nadie te juzgará. Te sientes confiada, pero brevemente. Dora te cuenta que Oriéntame es independiente y los precios de sus procedimientos van entre 400 mil y un millón de pesos (90 y 220 dólares). Eres una mujer que con muchísimo esfuerzo logró salir de Venezuela. Reunir esa cantidad de dinero te tomaría más de nueve meses. Comienzas a angustiarte.

Oriéntame es independiente y los precios de sus procedimientos van entre 400 mil y un millón de pesos (90 y 220 dólares). Eres una mujer que con muchísimo esfuerzo logró salir de Venezuela. Reunir esa cantidad de dinero te tomaría más de nueve meses.

Dora, sin pedírtelo, te da la confianza para que le cuentes tu situación. Ella es comprensiva, no te dice que te vayas. Te pide un par de minutos para preguntar en el piso de arriba cuáles son las mejores opciones para ti. Sube, regresa, y te dice que la opción es solicitar, mediante la oenegé Rescue (International Rescue Committee), financiación para una Interrupción Voluntaria del Embarazo. “Esa oenegé es muy seria y confiable”, te dice y te entrega un folleto. Ahí hay un número de WhatsApp al que escribes, pero no te responden de inmediato.

Aunque han sido pocas horas en Teusaquillo, lo que te cargas ha sido tanto que te sientes exhausta. Permaneces en la sala de espera mientras le escribes a Rescue y allí escuchas mujeres que cuchichean con acento venezolano. Te sientes en confianza de abordarlas y fácilmente intercambias contacto con Wilnoris, quien puede ser una aliada.

Wilnoris te cuenta que está en Oriéntame para insertarse una T de cobre, un método anticonceptivo. Su ruta también ha sido difícil y, como tú, escapó de Venezuela con la esperanza de encontrar algo mejor en Colombia. Wilnoris despierta en el fondo de ti una sensación de hogar, de complicidad, que es familiar, pero de la cual no eras consciente sino hasta que estabas fuera de tu país. Intercambian chistes y palabras que solo para las venezolanas tienen sentido. Cuando le cuentas de ti, Wilnoris te dice “ojalá tu embarazo no esté muy avanzado, pues a Rescue toca escribirle con tiempo”. Wilnoris te advierte que en el mejor de los casos esa organización tardará una semana en responderte. Evaluarán tu caso y luego decidirán si se justifica financiar un aborto. Para ese momento podrá ocurrir que tu vientre haya crecido como nunca y que hayas sobrepasado las 24 semanas en las cuales la legislación colombiana permite abortar libremente desde febrero de 2022. Sin embargo, por ahora, eso es lo mejor que puedes encontrar.

Tú exploras la opción, pero sabes que no puedes esperar tanto. El tiempo pasa, pero tu búsqueda sigue.

*Los nombres de las personas mencionadas han sido cambiados.

En contexto

La migración de mujeres venezolanas embarazadas hacia Colombia para interrumpir voluntariamente su embarazo y hacerlo de manera segura es muy anterior a la emisión de la Sentencia C-055 en febrero de 2022 e, incluso, al inicio de la crisis política que intensificó la migración desde Venezuela. Esto, por un lado, porque en Venezuela se penaliza con hasta dos años de prisión a las mujeres que voluntariamente interrumpan su embarazo; por otro, porque en Venezuela existe una crisis sanitaria que se ha traducido en pésimas condiciones de salubridad para tener un parto sano en un hospital e, incluso, en escasez de anticonceptivos. Así lo asegura María Clara Robayo, investigadora en asuntos migratorios del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

Para febrero de 2022, de acuerdo con Migración Colombia, las mujeres constituyen 51% de la población migrante venezolana en el país. Esto es 1.268.669 mujeres frente a 1.208.367 hombres y 552 personas que se identifican con otro género. La mayoría de las mujeres venezolanas en Colombia tienen entre 19 y 29 años, lo que coincide con el grupo de edad que mayoritariamente ha atendido la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres.

El balance de los primeros 100 días de implementación de la sentencia C-055, elaborado por la Mesa y la Fundación Oriéntame, coincide con el grueso de la literatura a nivel mundial sobre aborto en identificar que la amplia mayoría de las mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo lo hacen en las primeras semanas de gestación. Sin embargo, en dicho balance se comprueba que el porcentaje de mujeres que abortan luego del primer trimestre es mayor entre mujeres migrantes.

El porcentaje de mujeres que abortan luego del primer trimestre es mayor entre mujeres migrantes.

El acceso a la IVE está obstaculizado por múltiples barreras que conducen al aumento de la edad gestacional. La situación migratoria dificulta el acceso a servicios de salud.

La suma de las barreras vinculadas a la condición migrante y aquellas propias del acceso a IVE acentúan las dificultades de las migrantes para acceder a un aborto antes de las 24 semanas de gestación. Aún así, en los últimos años las atenciones de IVE para mujeres migrantes han aumentado.

El 7 de septiembre de 2022, la Mesa publicó el informe “Uno pasa por muchas cosas” Barreras de acceso a la IVE en mujeres refugiadas y migrantes venezolanas en Colombia. De acuerdo con el informe, la mayoría de mujeres venezolanas que recibieron atención en Oriéntame (81.7%) no estaban afiliadas al sistema de salud. Del total de mujeres venezolanas que sí estaban afiliadas, “el 59.8% costeó de su propio bolsillo el procedimiento, el 16% necesitó un subsidio de Oriéntame y solo el 18.8% pudo hacerlo a través de su EPS, tal como debería suceder, de acuerdo con el marco legal”, reza el informe.

“El 59.8% [de las mujeres migrantes] costeó de su propio bolsillo el procedimiento, el 16% necesitó un subsidio de Oriéntame y solo el 18.8% pudo hacerlo a través de su EPS, tal como debería suceder, de acuerdo con el marco legal”.

Informe “Uno pasa por muchas cosas” Barreras de acceso a la IVE en mujeres refugiadas y migrantes venezolanas en Colombia

🌎📄 Esta crónica es parte del especial Venezolanas en busca de un aborto, una producción realizada en el marco de la Sala de Formación y Redacción Puentes de Comunicación III, de Escuela Cocuyo y El Faro. Proyecto apoyado por DW Akademie y el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania.

José David Escobar Franco

Por José David Escobar Franco

Periodista de investigación y asuntos internacionales. Internacionalista con énfasis en América Latina y el Caribe.@JoseD_Escobarjdescobar@elespectador.com

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