Perú: Claves de una elección sin resultados oficiales

La tensión post electoral aumenta en Perú, que siete días después de ir a las urnas no conoce el resultado oficial de la jornada. Estas son las claves de lo que está pasando con el conteo de votos que definen al futuro presidente peruano.

Milagros Campos/Latinoamérica21
12 de junio de 2021 - 04:15 p. m.
Los peruanos siguen esperando el resultado oficial de las elecciones del pasado 6 de junio, disputadas entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo.
Los peruanos siguen esperando el resultado oficial de las elecciones del pasado 6 de junio, disputadas entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo.
Foto: Agencia AFP

El Jurado Nacional de Elecciones tendrá la difícil tarea de definir quién será el Presidente del Bicentenario. El número de actas observadas y las nulidades deducidas por los partidos han retrasado la proclamación del ganador. La propia candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, explicó en conferencia de prensa que recibieron información de hechos que configurarían fraude en las mesas de votación. Por tal motivo, se presentaron recursos legales para declarar la nulidad de los votos de 802 mesas que constituyen aproximadamente doscientos mil votos. Ello ha incrementado la tensión post electoral.

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Resultados ajustados

La escasa diferencia de votos entre ambos candidatos, menos de sesenta mil en favor de Pedro Castillo —cuando escribo estas líneas— abre remotamente la posibilidad de cambiar la tendencia. La corta distancia entre los candidatos en la segunda vuelta no es inusual en el Perú: Pedro Pablo Kuczynski ganó las elecciones por cuarenta y un mil votos en el 2016. Keiko Fujimori declaró en esta campaña que dirigentes de su partido le reclamaron por no cuestionar la votación en ese momento.

Los resultados contabilizados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales muestran al candidato Pedro Castillo del partido político Perú Libre con el 50.165% de votos, mientras que Keiko Fujimori de Fuerza Popular con el 49.835%.

Los candidatos

La segunda vuelta se lleva a cabo entre dos candidatos que alcanzaron los porcentajes históricamente más bajos registrados para ir al ballotage: Castillo obtuvo el 15.38% y Keiko el 10.90% de votos emitidos en la primera vuelta realizada el 11 de abril. La elección presidencial tuvo a dieciocho candidatos en competencia. El crecimiento de la intención de voto de Pedro Castillo se dio en la última semana, cuando la publicación de encuestas ya estaba prohibida.

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Si bien Castillo no es ajeno a la política pues fue candidato a un gobierno local en 2002, no tiene experiencia en cargos de elección popular. Fujimori ha sido congresista entre 2006 y 2011. Fue candidata presidencial en el 2011 y 2016, llegando en ambos procesos electorales a la segunda vuelta. En el 2016 lideró la numerosa bancada opositora a Pedro Pablo Kuczynski.

Los elementos de la polarización

El partodo Perú Libre, de Pedro Castillo, presentó un plan de gobierno que alertó a sectores defensores del mercado. Propone convocar a una asamblea constituyente con el principal propósito de modificar el capítulo económico de la Constitución de 1993. Anuncia un nuevo modelo que reemplace la economía social de mercado por una economía popular con mercados.

Entre las medidas se plantea la nacionalización de actividades extractivas y revisión de contratos, así como una ley que regule los medios de comunicación. Ya de cara a la segunda vuelta, se han precisado algunas medidas incluyéndose el impuesto a las sobre ganancias, la eliminación de algunas exoneraciones tributarias, la renegociación de contratos de estabilidad tributaria con las grandes empresas.

Fuerza Popular planteó por otro lado, modificaciones constitucionales al capítulo sobre sistema de gobierno, reforma del sistema previsional, mejora de servicio sociales y reforma tributaria. En la segunda vuelta se propuso el reparto del 40% del canon minero recaudado como impuesto a la renta de las empresas mineras.

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Como consecuencia de estas medidas, la campaña se polarizó no solo en el eje estado-mercado sino en el comunismo-anticomunismo que se imputó a las propuestas de Perú Libre y al vínculo de algunos de sus integrantes con agrupaciones radicales de izquierda. De otro lado, el eje fujimorismo-anti fujimorismo que ha definido las elecciones en el pasado reciente. El debate sobre derechos e inclusión de minorías no ha tenido un espacio, pues ambas candidaturas coinciden en una posición más bien conservadora.

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Si bien los resultados son ajustados a nivel nacional, muestran una distribución geográfica muy heterogénea. Castillo ganó en dieciséis de las veintisiete circunscripciones, las más pobres. Fujimori ganó en Lima, en el norte del país y en la nueva circunscripción de peruanos en el exterior.

Las nuevas reglas de financiamiento prohibieron la publicidad en radio y televisión, salvo aquella contratada por el Estado. Inicialmente la pandemia limitó la campaña presencial, de manera que las redes jugaron un papel protagónico. Principalmente facebook, tic-toc, twitter y WhatsApp fueron el escenario de fidelización del voto donde los simpatizantes se convirtieron en militantes.

Diferencias entre la primera y la segunda vuelta

El voto en el Perú es obligatorio hasta los 70 años. La participación sin embargo ha venido decayendo en los últimos procesos electorales. A pesar de la pandemia, la participación ha sido similar a las elecciones parlamentarias extraordinarias de 2020. En la primera vuelta votaron el 70% de electores, mientras que en la segunda 74.6%. La suma de los votos blancos y nulos en la primera vuelta fue de 29.1%, reduciéndose sustancialmente en la segunda a 6.49%. El voto de peruanos en el exterior se incrementó entre la primera y segunda vuelta de 22.85% a 36.4%.

La Presidencia del Bicentenario

El Jurado Nacional de Elecciones demorará unos días en resolver. Mientras tanto se anuncian manifestaciones de parte de los simpatizantes de ambos candidatos, vigilantes por el respeto de su voto. La apatía política parece haber quedado atrás. Del resultado saldrá una presidencia con poca legitimidad y con un Congreso muy fragmentado y polarizado. La agenda urgente es salir de la dinámica de enfrentamientos entre ejecutivo y legislativo que escaló en los últimos años, atender la pandemia que deja la huella de más de ciento ochenta mil muertos y las consecuencias económicas, cerrar las brechas sociales y construir consensos que permitan desarrollar esta agenda.

Milagros Campos Profesora de Derecho Constitucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Miembro de la red de politólogas

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Por Milagros Campos/Latinoamérica21

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