Muerte de Floyd no cambió nada: policía de EE. UU. mata a tres personas al día
El ritmo de la violencia policial continúa estable y seguirá así mientras el Congreso no adopte medidas para reducir las interacciones entre las fuerzas del orden y la ciudadanía.
El asesinato del afroamericano Geroge Floyd en mayo de 2020 avivó el movimiento que exigía desde hace años una reforma policial en Estados Unidos para que se redujeran las alarmantes cifras de violencia por parte de oficiales. Las protestas se tomaron las calles por casi tres meses para demandar un cambio en el sistema, pero casi dos años después de este episodio que conmovió al mundo, el panorama no es nada alentador para el país.
Un estudio hecho por Mapping Police Violence, un grupo de investigación sin fines de lucro que registra los casos de violencia de las fuerzas del orden en Estados Unidos, reveló que en lo que va del año han muerto 249 personas a manos de la policía, un promedio de tres muertes por día. La tendencia no ha variado con respecto a los registros que tiene la organización desde 2013 y, si la situación continúa así, se podría cerrar el año de nuevo con más de 1.100 asesinatos a manos de las fuerzas del orden.
“La impactante regularidad de los asesinatos sugiere que nada sustancial ha cambiado realmente para interrumpir la dinámica nacional de violencia policial. Demuestra que no estamos haciendo lo suficiente y, en todo caso, parece estar empeorando un poco año tras año”, le dijo Samuel Sinyangwe, científico de datos y fundador de Mapping Police Violence.
¿Por qué la violencia policial no ha disminuido?
Los esfuerzos para reformar la policía han sido sencillamente insuficientes. Las ideas en la mesa no son las mejores porque no atacan el problema de raíz, la desigualdad, y, aún con todas sus limitaciones y el minúsculo cambio que se puede esperar de estas, no logran ser aprobadas porque los republicanos las bloquean.
La Ley George Floyd, por ejemplo, fue bloqueada por el Senado tras la oposición de los republicanos en septiembre de 2021. Dicha ley tenía el objetivo de combatir la mala conducta policial, el uso excesivo de la fuerza y los prejuicios raciales en los operativos policiales. Sin embargo, tal proyecto de ley, si es que fuera aprobado, no haría mucho por proteger a la ciudadanía de casos como el de Floyd.
“La Ley George Floyd, que lleva el nombre de alguien que murió porque no tenía dinero para pagar los cigarrillos, otorga millones de dólares a la policía en subvenciones. El Congreso se aseguró de incluir US$ 750 millones en la Ley George Floyd para investigar el uso letal de la fuerza por parte de las fuerzas del orden. Los manifestantes han estado exigiendo desfinanciar a la policía para mantenernos a salvo; no gastar millones de dólares para investigar cómo morimos. Sabemos cómo morimos: la policía”, escribió la columnista de The Guardian Derecka Purnell.
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Que no se aprueben proyectos para combatir la mala conducta policial y que estos no ataquen las raíces del problema, como la pobreza, no ha sido la peor noticia para quienes buscan una reforma policial. Ante el repunte de los casos de violencia armada y los homicidios –que siguen siendo más bajos que décadas atrás-, han incrementado los pedidos para invertir más dinero en la policía y eliminar aquellos recortes modestos que adoptaron algunas ciudades demócratas como respuesta al asesinato de Floyd.
“Invertir más en un sistema que todos sabemos que no funciona, es realmente una bofetada para todos los que marcharon en el verano de 2020. Refleja simplemente una falta real de soluciones a los problemas que enfrentamos. Es simplemente más de lo mismo, incluso si es exactamente lo que sabemos que sigue lastimando y matando a la gente”, le dijo Chris Harris, director de políticas de Austin Justice Coalition en Texas, al diario The Guardian.
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Mientras no se aborden los problemas subyacentes que llevan a las interacciones violentas de la policía con la ciudadanía, como la pobreza que envía a miles de personas a dormir en la calle y las enfrenta a desalojos violentos, el ritmo de la violencia policial continuará estable. Según Mapping Police Violence, los asesinatos de la policía han implicado detenciones por presuntos delitos de bajo nivel, como en el caso de Floyd, que fue arrestado por pagar con un billete falso en una tienda. Para pensar en cómo disminuir los niveles de violencia policial en el país, el Congreso necesita poner sobre la mesa un enfoque que va más allá de los estudios sobre por qué hay exceso de fuerza en la policía: cómo hacer un país menos desigual para reducir las interacciones entre las fuerzas del orden y la ciudadanía.
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El asesinato del afroamericano Geroge Floyd en mayo de 2020 avivó el movimiento que exigía desde hace años una reforma policial en Estados Unidos para que se redujeran las alarmantes cifras de violencia por parte de oficiales. Las protestas se tomaron las calles por casi tres meses para demandar un cambio en el sistema, pero casi dos años después de este episodio que conmovió al mundo, el panorama no es nada alentador para el país.
Un estudio hecho por Mapping Police Violence, un grupo de investigación sin fines de lucro que registra los casos de violencia de las fuerzas del orden en Estados Unidos, reveló que en lo que va del año han muerto 249 personas a manos de la policía, un promedio de tres muertes por día. La tendencia no ha variado con respecto a los registros que tiene la organización desde 2013 y, si la situación continúa así, se podría cerrar el año de nuevo con más de 1.100 asesinatos a manos de las fuerzas del orden.
“La impactante regularidad de los asesinatos sugiere que nada sustancial ha cambiado realmente para interrumpir la dinámica nacional de violencia policial. Demuestra que no estamos haciendo lo suficiente y, en todo caso, parece estar empeorando un poco año tras año”, le dijo Samuel Sinyangwe, científico de datos y fundador de Mapping Police Violence.
¿Por qué la violencia policial no ha disminuido?
Los esfuerzos para reformar la policía han sido sencillamente insuficientes. Las ideas en la mesa no son las mejores porque no atacan el problema de raíz, la desigualdad, y, aún con todas sus limitaciones y el minúsculo cambio que se puede esperar de estas, no logran ser aprobadas porque los republicanos las bloquean.
La Ley George Floyd, por ejemplo, fue bloqueada por el Senado tras la oposición de los republicanos en septiembre de 2021. Dicha ley tenía el objetivo de combatir la mala conducta policial, el uso excesivo de la fuerza y los prejuicios raciales en los operativos policiales. Sin embargo, tal proyecto de ley, si es que fuera aprobado, no haría mucho por proteger a la ciudadanía de casos como el de Floyd.
“La Ley George Floyd, que lleva el nombre de alguien que murió porque no tenía dinero para pagar los cigarrillos, otorga millones de dólares a la policía en subvenciones. El Congreso se aseguró de incluir US$ 750 millones en la Ley George Floyd para investigar el uso letal de la fuerza por parte de las fuerzas del orden. Los manifestantes han estado exigiendo desfinanciar a la policía para mantenernos a salvo; no gastar millones de dólares para investigar cómo morimos. Sabemos cómo morimos: la policía”, escribió la columnista de The Guardian Derecka Purnell.
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Que no se aprueben proyectos para combatir la mala conducta policial y que estos no ataquen las raíces del problema, como la pobreza, no ha sido la peor noticia para quienes buscan una reforma policial. Ante el repunte de los casos de violencia armada y los homicidios –que siguen siendo más bajos que décadas atrás-, han incrementado los pedidos para invertir más dinero en la policía y eliminar aquellos recortes modestos que adoptaron algunas ciudades demócratas como respuesta al asesinato de Floyd.
“Invertir más en un sistema que todos sabemos que no funciona, es realmente una bofetada para todos los que marcharon en el verano de 2020. Refleja simplemente una falta real de soluciones a los problemas que enfrentamos. Es simplemente más de lo mismo, incluso si es exactamente lo que sabemos que sigue lastimando y matando a la gente”, le dijo Chris Harris, director de políticas de Austin Justice Coalition en Texas, al diario The Guardian.
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Mientras no se aborden los problemas subyacentes que llevan a las interacciones violentas de la policía con la ciudadanía, como la pobreza que envía a miles de personas a dormir en la calle y las enfrenta a desalojos violentos, el ritmo de la violencia policial continuará estable. Según Mapping Police Violence, los asesinatos de la policía han implicado detenciones por presuntos delitos de bajo nivel, como en el caso de Floyd, que fue arrestado por pagar con un billete falso en una tienda. Para pensar en cómo disminuir los niveles de violencia policial en el país, el Congreso necesita poner sobre la mesa un enfoque que va más allá de los estudios sobre por qué hay exceso de fuerza en la policía: cómo hacer un país menos desigual para reducir las interacciones entre las fuerzas del orden y la ciudadanía.
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