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La nueva directriz del gobierno de Donald Trump, que pone la inmigración irregular en el centro de su agenda, ha llegado oficialmente al FBI (Buró Federal de Investigaciones).
El Departamento de Justicia ha decidido que el 45 % del personal de la agencia será reclutado para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en la localización y detención de personas indocumentadas durante el resto del año. La medida busca “rastrear inmigrantes para ser deportados como primer objetivo”, señala El País.
De acuerdo con un memorando interno obtenido por NBC News, ya se ha comenzado a redirigir recursos hacia la “aplicación de la ley de inmigración”, en coordinación directa con el Departamento de Justicia e ICE.
Aunque no se especifican los tipos de operaciones, el documento advierte que se espera “un aumento significativo en el ritmo operativo” y en el número de agentes asignados a estas tareas.
De perseguir el terrorismo a rastrear migrantes
En ciudades como Nueva York y Atlanta, ya se evidencian los primeros cambios. En la oficina neoyorquina, la más grande del FBI, 80 de los 1.000 agentes que tienen, trabajarán exclusivamente en la persecución de inmigrantes indocumentados. En Atlanta, casi la mitad del personal tendrá esa misma función. La reestructuración será implementada en al menos a 25 ciudades del país.
Telemundo Los Ángeles informó que algunas sedes están incluso formando “escuadrones especiales” enfocados únicamente en estas labores migratorias, lo que implicaría una reducción en las investigaciones sobre terrorismo, fraude financiero o delitos corporativos.
Una fuente del FBI, consultada por NBC, criticó la medida: “Esto no es lo que hacemos, es mala idea”. Bajo condición de anonimato, advirtió que este giro podría debilitar la capacidad de la agencia para enfrentar amenazas más complejas.
Kash Patel, el director del FBI
La figura central de esta transformación es Kash Patel, el nuevo director del FBI desde el 2025, es conocido por su cercanía ideológica con Trump. Antes de asumir el cargo, Patel había sido crítico de la agencia y promovía reformas, incluyendo represalias internas contra quienes considera “enemigos del Estado profundo”.
Bajo su liderazgo, la agencia ya ha protagonizado acciones polémicas como la detención de la jueza Hannah Dugan en Wisconsin por supuestamente obstruir una operación migratoria, y la captura de estudiantes propalestinos en algunos campus universitarios. Estas medidas son interpretadas como señales del endurecimiento institucional bajo la nueva administración.
Una de las razones detrás del uso masivo del FBI en operativos migratorios es la limitada capacidad de ICE.
Según El País, los agentes federales ahora actúan como “multiplicadores de fuerza”: aseguran los lugares de intervención, coordinan con autoridades locales y permiten que ICE ejecute las detenciones.
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