¿Cómo recibieron la noticia en Venezuela?
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Con muchísima alegría. La gente anda en plan de celebración, tanto los miembros de la Iglesia Católica como gente que de pronto no es creyente, pero que ve en este hombre un hombre que se puso al servicio de los más pobres, que supo dar lo mejor de sí como académico y como profesional. En definitiva, yo creo que es un venezolano civil, laico, que uno quiere honrar y que se reconoce en él un montón de virtudes que son muy importantes que han marcado un estilo de muchos profesionales y particularmente de los médicos venezolanos. El médico venezolano lleva ese estilo de ser muy empático, cercano a la gente, preocupado por el tema social y trata de ser un excelente profesional.
Solórzano, Capriles, Guanipa... muchos políticos de la oposición han reconocido la importancia de esta noticia, ¿qué hay del oficialismo?
Me imagino que con la misma alegría. La verdad es que yo no estoy viendo tintas de colores en concreto sobre este aspecto en particular, y creo que igualmente ha alegrado a unos que a otros.
¿Cree usted que algún sector político instrumentalice esta canonización? Vienen otra vez elecciones dentro de poco, y en las pasadas ocurrió algo así con el proceso de beatificación...
La vez pasada justamente se evitó ese proceso de instrumentalización de la beatificación de José Gregorio Hernández y este tema lo manejó estrictamente la Iglesia católica. Obviamente, tú llamas a las autoridades del Estado, pues les corresponde y es natural que estas estén presentes en una canonización. Y bueno, le corresponde igualmente a toda la sociedad venezolana estar presente. Parte de lo que yo creo que la Iglesia se ocupará sin duda ahora es evitar elementos de instrumentalización política de esta canonización.
En este momento, ¿cómo está la Iglesia en Venezuela?
Hoy en día la Iglesia sigue la misma actitud que tuvo el arzobispo Rafael Ignacio Arias Blanco, quien se enfrentó a Marcos Pérez Jiménez, en el sentido de fijar principios de moral social, de doctrina social de la Iglesia, que son base para las relaciones entre los seres humanos en función de la creación de una verdadera fraternidad. Esto se hace llamando al diálogo, a la concertación, a podernos reencontrar, a poder solucionar los conflictos políticos que en este momento estamos viviendo los venezolanos a partir de la verdad y la justicia, pero con un sentido de reconciliación. La Iglesia sigue tocando esa puerta. Eventualmente creo que ese tipo de posiciones, en algunos momentos parece que molesta algo más al gobierno, en otros casos parece que molesta un poco más a la oposición, pero en definitiva, la Iglesia lo que trata es de asentar principios de diálogo.
¿Hay algún tipo de acoso por parte de Maduro? Diosdado Cabello, por ejemplo, lanza pullas hacia los sacerdotes en el país...
Creo que no es igual una pulla en un programa que la política que está haciendo Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua. No sé si luego se pueda configurar esa tendencia aquí, como la que tuvo Fidel Castro en Cuba. Pero, hasta ahora, hay una estructura de diálogo entre la Iglesia y el Estado venezolano a varios niveles que no genera ese nivel de percepción. Eso no significa que se está de acuerdo, pues evidentemente hay puntos de fricción. Eso mismo se denota en las pullas que menciona que salen de parte del gobierno o el conjunto de observaciones que la Conferencia Episcopal hace hacia el gobierno. Pero eso no significa que los puentes están rotos ni que hay una situación de no diálogo. Yo creo que hay diálogo, hay capacidad para hablar las cosas y eventualmente también hay fricciones Y molestias.
El obispo auxiliar de Caracas, monseñor Carlos Márquez, decía que esperaba que esta noticia trajera un poco de unidad al país. ¿Cree que funcione?
Yo creo que sí. En definitiva, es una causa que yo creo que un número muy importante de venezolanos asumimos como una causa e identidad propia. Yo creo que José Gregorio habla de lo mejor de lo que somos los venezolanos, de quienes en realidad queremos ser. Y esa imagen de un ciudadano, que es profesional, que está entregado a la gente pobre y al servicio, insisto, con una espiritualidad muy profunda, creo que habla de una identidad del venezolano y de cómo el venezolano se ve a sí mismo en realidad como persona que quiere llegar a ser en la vida.
Este reconocimiento llega en medio de la preocupación por la salud del papa Francisco. ¿Cómo ve su situación?
La formalización de una canonización es una cosa que se prepara con mucho tiempo de antelación. Lo que uno agradece es que quizás hay una coincidencia importante entre ese proceso formal y de pronto esta condición de salud actual del papa. Ojalá pueda ser como un signo profético de que el papa efectivamente se pueda recuperar. Uno lo que le pide es la intercesión al mismo José Gregorio Hernández para que efectivamente las oraciones de miles de personas a lo largo y ancho de todo el planeta sean escuchadas por el Señor y efectivamente le devuelven la salud al papa completamente.
Es un día histórico para Venezuela, pero también para Latinoamérica. ¿Qué significa para los latinoamericanos esta canonización?
Primero, José Gregorio Hernández es un personaje internacional, es decir, es un santo que ha ido calando no solamente en Venezuela, sino en otras regiones de países y países de América Latina en donde también este su estampa, su persona y su presencia está presente en varias comunidades. De alguna u otra manera este santo médico tiene una figura y eso creo que es positivo.
Lo segundo es que el que canonicen a un venezolano en unas condiciones en las que hoy en día los venezolanos están especialmente en situación vulnerable, hablando de aquellos que particularmente están en condición migratoria, pues es como un llamado a la fraternidad para todos. Hay que recordar que en la Biblia, una y otra vez, Dios llama al pueblo de Israel a atender, entre otras cosas, al migrante, al extranjero, porque, como le dice Dios en la Biblia, ‘tú fuiste migrante y extranjero’. Eso le dice al pueblo de Israel y, por tanto, ‘a ti te toca también atender al migrante y al extranjero’.
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