Venezuela, ¿otra propuesta que nació muerta?

El experto en Venezuela, Ronal F. Rodríguez, apunta a que el plan para la transición de emergencia en Venezuela propuesto por Estados Unidos, que no incluye a Maduro y a Guaidó, carece de realismo y no podrá materializarse. ¿Qué pasará entonces?

Camilo Gómez / @camilogomez8
01 de abril de 2020 - 02:00 a. m.
Elliot Abrams, enviado especial de EE. UU. para la crisis en Venezuela, anunció la nueva estrategia el martes en una columna de opinión.  / AFP
Elliot Abrams, enviado especial de EE. UU. para la crisis en Venezuela, anunció la nueva estrategia el martes en una columna de opinión. / AFP

Los planes de Washington para remover a Nicolás Maduro del poder en Venezuela no dan tregua, ni siquiera en medio de la emergencia global por la pandemia del coronavirus. El martes, el gobierno del presidente Donald Trump publicó una nueva propuesta bautizada “Marco de Transición Democrática” para Venezuela, en la que plantea un gobierno de emergencia para el país suramericano sin la presencia, por supuesto, de Nicolás Maduro, pero que por sorpresa también descarta al líder opositor y presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, reconocido y respaldado como presidente interino de los venezolanos por Estados Unidos y medio centenar de países. ¿Por qué ahora? Vea también: Guaidó propone un “gobierno de emergencia” para contener el coronavirus en Venezuela

“En efecto, no se puede dejar por fuera de la ecuación la situación electoral en Estados Unidos y el impacto que tendrá el COVID-19 en esta, sobre todo en estados como la Florida, con gran presencia de venezolanos y cubanos. Hasta ahora las proyecciones no dan un buen resultado de la gestión de Trump en la crisis, y eso va a tener unas afecciones directas sobre la dinámica electoral. En ese orden de ideas, el plan es un mensaje que apacigua un poco la opinión en este estado. Aunque no sea muy realista y que no logrará materializarse”, dice Ronal F. Rodríguez, profesor e investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

La nueva hoja de ruta fue anunciada por Elliot Abrams, el enviado especial de Estados Unidos para la crisis en Venezuela, en una columna de opinión en The Wall Street Journal llamada “Un nuevo camino hacia la democracia venezolana”. El secretario de Estado, Mike Pompeo, se encargó de hacer la presentación oficial. El plan incluye el levantamiento de las sanciones impuestas por Washington y Bruselas a Venezuela, siempre y cuando se realice la liberación inmediata de presos políticos y se cree un Consejo de Estado que asumiría un nuevo poder ejecutivo de forma transitoria hasta que se celebren elecciones, en un plazo de seis a doce meses, entre otras cosas.

Sin duda este es un cambio abrupto en la agenda estadounidense sobre Venezuela, que hace menos de una semana arremetía con nuevas sanciones a la cúpula chavista que se sostiene en el poder. También luego de la repentina entrega del general en retiro Clíver Alcalá, acusado de nexos con el llamado Cartel de los Soles, una red conformada por políticos y militares venezolanos que moverían los hilos del narcotráfico en el país. Pero pese al optimismo de los norteamericanos sobre el nuevo plan presentado, la realidad no pinta fácil para su ejecución. Algunos se atreven incluso a comparar esta propuesta con el reciente plan de paz de Trump en Oriente Medio, catalogándola como una oferta que “nació muerta”.

“Incluso ese proyecto de paz para Afganistán nació muerto, fue un proceso absolutamente torpe y que no llevó a ningún lado. Lo único que hizo fue engañar a las partes. En el caso de Venezuela, se puede repetir un descalabro de la misma proporción. No se les dan alternativas realmente a los sectores chavistas que tienen poder. Ponen en manos de la Asamblea Nacional la decisión de quiénes van a ser los miembros del nuevo Consejo de Gobierno, porque los chavistas que regresaron a este órgano no son representativos, es un chavismo minoritario. Básicamente lo que se está haciendo con esta propuesta es una dinámica de rendición, como si el chavismo estuviera en sus últimos extractores para buscar una fractura interna”, destaca Rodríguez.

Y esto se puede ver claramente en el plan cuando se contempla que el alto mando militar, incluido el actual ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, permanezca en su lugar hasta que se presenten elecciones. Todo buscando la fractura de la tenaza que sostiene a Maduro.

La exclusión de los líderes del chavismo en el plan, según Rodríguez lleva a una radicalización y a un blindaje entre ellos porque ahora se deben proteger. “Estados Unidos bajo la era Trump no ha demostrado ser un hábil negociador, sino todo lo contrario. El presidente ha mostrado una torpeza en la lógica de la negociación internacional y lo que le ha dado es más poder a Maduro”, destaca Rodríguez.

El ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, ya dio por rechazada la propuesta. “La transición en Venezuela comenzó hace muchos años, y es del sistema capitalista al socialista. Nosotros no tenemos ninguna transición inmediata”, aseveró recordando además la legitimidad del gobierno de Maduro. Arreaza reprochó el “juego” de Washington de usar las sanciones como método de presión para luego “dejar una rendija para que se cumpla su voluntad”.

El plan presentado, dice Rodríguez, no es ejecutable. Hay que ser realistas: necesita la cooperación internacional para poder ser materializado, algo que en este momento es imposible dada la coyuntura del COVID-19. Le puede interesar: Colombia a venezolanos: "Es hora de poner fin a la crisis"

“Mi mayor preocupación es que este sea el argumento para otro tipo de decisiones”, lamenta Rodríguez. Es decir, que esta no sea una proposición de una negociación real para buscar una transición a la democracia por vías pacíficas, sino un argumento para enarbolar una acción más contundente, sea de carácter militar o económico. Esto último, en medio de las condiciones puestas por la pandemia, perjudicaría aún más a la región, en especial a Colombia”, destaca el experto. Entonces, ¿qué puede pasar?

Ahora, con la presión que le da Estados Unidos al círculo de Maduro, una de las dinámicas podría ser que instrumentalice la emergencia humanitaria compleja al estilo de Recep Tayyip Erdoğan en Turquía para desestabilizar la región a través de los migrantes. Si bien en Venezuela todavía no hay totalitarismo, eso sin duda es algo a lo que Maduro aspira.

“El Estado colombiano tiene que ser muy cuidadoso para no convertirse en este momento en un instrumento ni de Estados Unidos ni de la oposición venezolana. Todos deseamos el regreso de la democracia en Venezuela, pero eso no puede ser como sea. En este momento tenemos que ser un poco más egoístas y manejar la circunstancia que atravesamos en materia de salud pública y después la democracia venezolana. Las transiciones en el mundo no son pacíficas y son complejas. Lo que se viene no es armónico, y tristemente algunos sectores de la oposición venezolana están tan desesperados que están dispuestos a incendiarlo todo”, concluye Rodríguez.

Por Camilo Gómez / @camilogomez8

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