Para la primera ministra inglesa, Theresa May, el inesperado avance de Inglaterra en la Copa Mundial de Rusia, que luedo de derrotar a Colombia pasa a disputar cuartos de final, se convirtió en un problema.
Y es que la tensión diplomática con el gobierno de Vladimir Putin por el caso del exespía ruso, Serguéi Skripal, de 66 años, quien fue envenenado en la ciudad inglesa Salisbury, no ha bajado. Este acontecimiento no sólo desembocó en una crisis y en una oleada de expulsiones cruzadas de diplomáticos de ambos países, sino que además tuvo repercusiones en el Mundial de Fútbol.
Skripal y su hija fueron hallados inconscientes y en estado crítico el pasado 4 de marzo, tras ser víctimas de un intento de asesinato con un agente nervioso llamado Novichok, el cual se fabrica en laboratorios militares rusos. El gobierno de Londres acusó a Moscú de estar detrás del atentado. Por su parte, el Kremlin negó cualquier vinculación con los hechos.
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"No habrá asistencia de ministros, o incluso de miembros de la familia real, en la Copa Mundial de este verano en Rusia", dijo May a los legisladores el 14 de marzo. Ahora, con la llegada de Inglaterra a cuartos de final, tras la victoria contra Colombia, su oficina dijo el miércoles que se mantendrán en esa línea.
Además, la presión sobre ella aumenta en la medida en que Inglaterra podría incluso cruzar caminos con Rusia el 11 de julio en las semifinales. De esta forma, alguno de los dos mandatarios tendría que felicitar al ganador del encuentro, generando una situación incómoda.
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La ambivalencia del Reino Unido sobre el torneo también se extendió a los fanáticos a quienes desalentó de viajar a Rusia. En el juego del martes contra Colombia, los ingleses fueron superados en número en las tribunas por sus oponentes. Irónicamente, los aficionados ingleses se quedaron en casa escuchando los medios locales, los cuales destacaron la hospitalidad rusa y la atmósfera de carnaval en las ciudades anfitrionas.
Algo que no concuerda con las advertencias sobre vandalismo y el "sentimiento o acoso antibritánicos" emitidos antes del torneo.