Cuando todos los reflectores apuntaban a Europa, África y lugares tan específicos como Filipinas, los 132 cardenales electores se decidieron por uno de los suyos que construyó su camino de forma global. Sí, el anuncio formal avisa que Robert Prevost era un cardenal estadounidense, pero en Chiclayo, en el norte de Perú, era conocido como Roberto.
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Entre idas y venidas en su orden, los agustinianos (de quienes llegó a ser superior), Prevost vivió más de 30 años en Perú en pos del servicio pastoral, que comenzó en 1985 con su primera designación en Chulucanas, Piura. En 2015, recién nombrado obispo de la Diócesis de Chiclayo, recibió de hecho la nacionalidad peruana y tal vez, además de su énfasis claro y directo en un mensaje de paz, lo que más destacó de su primera aparición pública fue la deferencia en español para con su otrora diócesis.
Entonces, ¿cómo leer a un papa hijo de migrantes (padre francés y madre española), peruano nacido en Estados Unidos? Basta con ver la reacción de Donald Trump. Durante toda la jornada, en Truth Social solo publicó un mensaje de pocas líneas: “¡Qué emoción y qué gran honor para nuestro país! Espero con ansias conocer al papa León XIV. ¡Será un momento muy significativo!”.
Santiago Sierra, docente del Centro de Teología de la Universidad Javeriana, recuerda cómo, pese a ser estadounidense, Trump se decantaba por otros nombres como Timothy Michael Dolan, arzobispo de Nueva York, o Raymond Leo Burke. Este último es especialmente recordado por hacer oposición férrea a las decisiones del papa Francisco.
“Prevost tiene un collage de procedencias que lo hacen absolutamente universal y le permiten ese entendimiento, no solo de la cultura latinoamericana o norteamericana, sino de una cultura mucho más amplia, que es lo necesario en este momento para una Iglesia que ya no es eurocéntrica”, explica Sierra.
¿Se podría decir que León XIV es un papa cercano a Trump? No. Durante la primera presidencia de Trump (2016–2021), Francisco ya había nombrado a Prevost como obispo en Chiclayo. Y antes del regreso de Trump al poder, el papa también lo había designado —hace más de un año— como prefecto del Dicasterio para los Obispos. Es decir, Prevost ha sido una figura mucho más cercana y de confianza del fallecido pontífice argentino —con quien comparte una vocación pastoral y de servicio en las periferias— que del presidente estadounidense.
Un puente
Para Yamid Castiblanco, sacerdote jesuita y docente de teología de la Universidad Javeriana, más que ser cercano al uno o al otro, lo que más llama la atención del perfil de Prevost es que es un “puente entre culturas”.
“Ha tenido muchos encargos pastorales y eligió el nombre por León XIII, el papa que escribió la encíclica ‘Rerum novarum’ (‘Cosas nuevas’) y es considerada el documento más importante de la doctrina social de la Iglesia, en donde habló de la injusticia, desigualdad y la función social de la propiedad privada. Su experiencia pastoral, el hecho de que hablara en español en un momento de persecución a migrantes latinoamericanos en muchos países es un signo de cercanía y apoyo a quienes pasan necesidades”, explica el jesuita. Curiosamente, el rol de León XIII fue clave para el crecimiento católico en EE. UU. a finales del siglo XIX, a pesar de que, para su papado, la Santa Sede no tenía relaciones diplomáticas con Washington.
Esos puentes de los que habla Castiblanco fueron precisamente mencionados por León XIV en su discurso desde la Plaza de San Pedro: “El mundo tiene necesidad de su luz. La humanidad necesita de él como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayúdense también ustedes, los unos a los otros, a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndose todos para ser un solo pueblo siempre en paz”.
Esta tendencia y su insistencia por la paz, “desarmada”, como dijo en su discurso, son señales, para el profesor Sierra, de la tendencia que va a tener su papado. “Nos ayuda también a entender, de cierta manera, cómo va a ser ese pontificado: amplio, diverso, pero sobre todo capaz de construir puentes con el mundo actual, con la Iglesia hacia dentro y también hacia los límites, hacia las fronteras”.
Tanto Sierra como Castiblanco coinciden en que, de cierta manera, es una continuación del legado del papa Francisco con un tono mucho más conciliador, mucho más dado a tender puentes por encima de reformar.
El carácter como líder
La señal de Vatican News, de la que se desprendieron muchas de las señales televisivas que dieron el anuncio, lo reseñaba como un hombre tímido y reservado. Visto en retrospectiva, una figura que contrasta con lo extrovertido que fue Francisco. Sin embargo, el profesor Sierra insiste en que más allá del carácter, la escogencia de continuar con el nombre de León XIII marca por completo la ruta de lo que Prevost entiende que necesita el mundo en la figura de un nuevo papa.
“Va a ser un continuador frente a los problemas que también atendió León XIII. En su época, León supo responder a la crisis obrera con su famosa encíclica. Pues creo que León XIV va a hacer lo mismo: va a querer responder a un mundo que clama, sobre todo en un momento que exige conciliación. Un gran conciliador en un mundo que se encuentra dividido, en guerra. El anhelo por la paz va a ser un elemento supremamente importante. León XIV tendrá que responder a un mundo que clama por ella”. afirma Sierra, que lo resume en un líder que va a continuar apostando por la doctrina social católica.
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