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El presidente francés, Emmanuel Macron, rindió un sentido homenaje al artista colombiano Fernando Botero, fallecido el viernes en su residencia en el principado de Mónaco. En una carta, el mandatario envió “sus más sentidas condolencias a su familia, al pueblo colombiano y a todos aquellos cuya sensibilidad coloreó y amplió alrededor del mundo”.
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“Fernando Botero, que había hecho de París uno de sus estudios, ha fallecido a los 91 años, dejándonos como legado un universo artístico marcado por el gigantismo de sus personajes y su inspiración”, dijo Macron.
El mandatario francés destacó la vida del artista y su impacto a nivel nacional e internacional. “Los aficionados taurinos que paseaban por la plaza de toros de Bogotá en los años 40, se encontraban a veces con un adolescente de ojos oscuros que ofrecía dibujos de tauromaquia con una fuerza singular: toda la fuerza que necesitaba para persistir en un camino artístico que nadie a su alrededor le animaba a emprender, para abrirse camino en un entorno al que su familia de comerciantes no tenía acceso”, dijo.
Esa misma fuerza, agregó Macron, “le llevó a trasladarse a Europa en los años 50, buscando inspiración para su arte desde el Prado hasta el Louvre, con una fascinación por Picasso que combinó con el arte popular sudamericano, los frescos precolombinos y el muralismo mexicano”.
Macron apuntó en una nota que divulgó el despacho del Eilseo que “todo en Botero era fuera de la norma. Inclasificable”, insiste la nota, que recuerda cómo su vida transcurrió entre las dos orillas del Atlántico (Nueva York, Medellín, Mónaco, la Toscana o París)”.
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Botero y sus esculturas lograron instalarse en París desde 1992, cuando la primera de sus monumentales obras llegó a los Campos Elíseos. La ciudad era una de las favoritas del colombiano. “París es la segunda parte de todos los artistas”, decía.
Macron destacó también que Botero era un apasionado del arte antiguo, y que reelaboraba sin cesar las obras de sus maestros, imaginando Fornarinas, Meninas y Mona Lisas “cuya robustez boteriana hacía conversar a los tiempos”.
Otra de las impresiones que selló Macron en su nota de despedida fue la generosidad, tanto artística como humana de Fernando Botero. “No tenía límites”, señaló el presidente, “donó decenas de cuadros de sus colecciones privadas a museos colombianos, entre ellos muchos de impresionistas franceses, de Renoir a Manet. Su obra estaba profundamente marcada por la preocupación de compartir”.
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