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El dilema conservador tras la salida de Liz Truss

Óscar Guardiola-Rivera, escritor colombiano y profesor en la Universidad de Londres, explica que los “tories” se exponen a que la elección de un nuevo primer ministro salga mal y hiera de muerte al partido o, por otro lado, a convocar a elecciones anticipadas y quedar fuera del poder por años.

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María Alejandra Medina
23 de octubre de 2022 - 02:00 a. m.
Liz Truss duró apenas 45 días en el poder. Se espera que este lunes se conozcan los nombres de los candidatos a sucederla.  / AFP
Liz Truss duró apenas 45 días en el poder. Se espera que este lunes se conozcan los nombres de los candidatos a sucederla. / AFP
Foto: AFP - JESSICA TAYLOR
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¿Qué impresiones le dejó la salida de Liz Truss?

Se trata de eventos por lo menos no muy ordinarios en la vida política del Reino Unido y de un síntoma de que algo extraordinario está ocurriendo. Es la consecuencia lógica de doce años de gobierno conservador, que impuso desde el comienzo, desde la administración de Cameron y George Osborne, una austeridad que tuvo dos consecuencias: la muy escasa inversión en infraestructura y productividad del país y un descenso en el nivel real de salarios para los trabajadores del Reino Unido, que alcanza su punto más bajo histórico este año. Eso se traduce en la incapacidad de la gente para pagar sus cuentas de energía, tener que decidir entre prender la calefacción este invierno o comer. El descontento se está reflejando en la abismal caída de popularidad y legitimidad no solo de la primera ministra, sino del Partido Conservador.

¿Cuánto tuvo que ver el “brexit” en eso?

Lo que estamos viendo no es consecuencia del “brexit” en particular. El “brexit”, la pandemia y la situación internacional profundizaron una serie de fenómenos que ya se veían como efecto de las decisiones políticas y económicas que tomaron los líderes del Partido Conservador desde el comienzo de 2010. Cuando David Cameron y George Osborne ganaron las elecciones, se enfrentaron a las consecuencias de la caída de los mercados financieros de 2008, que tuvieron que ver con el traspaso de buena parte de los fondos que venían de los impuestos de todos los ciudadanos británicos a los bancos, para evitar una caída aún más profunda. Así que eso deja un boquete enorme en las arcas del gobierno británico, y en vez de intentar rellenar ese vacío mediante aumentos de productividad o de aplicar reformas progresivas de impuestos, lo que decidieron fue hacer cortes de impuestos a los más ricos, con la idea de que lo que ganan los ricos más baja hacia las demás clases. Eso nunca ocurrió, nunca hubo tal distribución. Los sectores de la banca y de energía están en tal posición de dominio que pueden subir los precios y al hacerlo producen un fenómeno inflacionario que afecta aún más a las personas que ya han visto caer sus salarios por algo más de una década. Esas decisiones económicas se repitieron después de Cameron y de Osborne durante las administraciones de Theresa May y luego de Boris Johnson. Liz Truss y Kwasi Kwarteng simplemente reiteraron las mismas medidas y las hicieron aún más agudas. Fue esa medida, y esto es muy paradójico, la que terminó siendo rechazada por los propios mercados que estos miembros del Partido Conservador fetichizan, porque el mercado se está dando cuenta de que no es cierto que si les dan más incentivos a los inversionistas eso de manera espontánea se va a distribuir entre toda la población; todo lo contrario, y eso explica la crisis social económica actual aquí en el Reino Unido.

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¿Por qué revertir las medidas anunciadas no le alcanzó a Liz Truss para quedarse?

A ellos [el gobierno] les anima una convicción que no cabe llamar de otra manera sino casi dogmática, casi religiosa, una fetichización de los mercados. En verdad creían en recortar aún más los impuestos para los más ricos, quitar el límite de los bonos que reciben los inversionistas y los banqueros cada año. Eso, en términos muy simples, resulta en que más riqueza va a terminar en los bolsillos de los más ricos. Se calcula que el gobierno británico gastó unas 12.000 libras por cada persona que vive en el Reino Unido durante la pandemia; lo que significaría que si no tienes esas 12.000 libras de más en tu cuenta bancaria, alguien más las tiene y ya se ha demostrado acá que quienes las tienen pues son los mismos que se habían venido beneficiando [los más ricos]. Y si además vuelves y les das una exención fiscal enorme, al tiempo que para tratar de quedar bien con tu electorado le prometes que le vas a pasar un dinero para que no siga aumentando el precio del gas y de la electricidad hasta abril, pues enseguida los mercados te van a decir: o sea que usted, gobierno, está tomando prestado. ¿Cuándo y de dónde va a pagar, si no ha tomado ninguna medida fiscal para volver a recaudar fondos? En ese momento los mercados responden vendiendo los bonos de deuda pública británica, lo que hace que la libra se venga al suelo y eso crea un efecto dominó porque buena parte de los fondos de pensiones dependen de esos bonos y, al mismo tiempo, suben más los precios y la gente se queda sin más posibilidades de pagar.

Usted habla de un error político en eso. ¿A qué se refiere?

El Partido Conservador depende, en buena medida, del voto de las clases medias, que en su mayoría son dueñas de una casa o un pequeño apartamento. Al producir este efecto en los mercados, el Banco de Inglaterra, el banco central, tiene que intervenir y sube las tasas de interés, lo que sube las tasas de interés de las hipotecas de esa clase media que está pagando su casa. Cuando le pegas a la clase media británica, le estás pegando a tu propio electorado, por lo que se volvió en contra de Truss y es por eso que el electorado les llama la atención a sus parlamentarios conservadores y estos, los “back benchers”, se rebelan contra Truss, le quitan toda confianza, y ella empieza a pedalear hacia atrás rápidamente, pero ya el daño está hecho. De hecho, ninguna de las medidas que tomaron responde a la pregunta que hacen los mercados: ¿de dónde vas a pagar la deuda? El Partido Conservador se queda sin respuesta, porque sigue manteniendo su fe en que la única manera de hacer crecer una economía es pasarles aún más dinero a los más ricos y esperar a que baje y, al mismo tiempo, no está dispuesto a ponerles impuestos; entonces, no tiene cómo responder, y por eso los mercados siguen sin confiar. No importa quién vaya a ser el próximo primer ministro, se va a enfrentar al mismo problema.

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¿Cómo se explica que el favorito sea Boris Johnson?

En el discurso final que dio Johnson, y que aquí llaman su discurso de no renuncia por esa misma razón, hizo una referencia aparentemente oscura a un senador romano que fue obligado a renunciar, pero que luego regresó. Entonces él ya estaba planeando regresar desde el comienzo. El Partido Conservador se está dando cuenta de que simplemente ya no tiene legitimidad entre sus electores; las encuestas de ayer y anteayer le estaban dando al Partido Conservador el cuarto lugar si hubiese elecciones hoy; eso nunca se ha visto. Recuerda que el Partido Conservador británico es la mejor máquina electoral de Europa, ha gobernado por siglos; los laboristas de vez en cuando lo logran. Entonces, esto prende todas las alarmas. La elección del líder del Partido Conservador es un híbrido entre lo que votan los miembros del partido y lo que votan los parlamentarios elegidos. Fueron los miembros [del partido] los que eligieron a Truss, y resultó un desastre, entonces ahora los elegidos en el Parlamento por el Partido Conservador toman el control, se dan cuenta de que esto va a terminar en elecciones generales muy pronto y no tienen un candidato que en este momento pueda enfrentarse a la enorme impopularidad del partido. El que podría hacerlo mejor, por su carisma, por su populismo de derechas, es Boris Johnson. Eso explica que su nombre esté junto a otros dos o tres. La primera persona que ya ha declarado su interés —de hecho, esto es importante— no ha sido Boris Johnson, sino Penny Mordaunt, quien tiene muy poca experiencia en el gabinete; entonces, sería un poco más de lo mismo, tiene pocas posibilidades, y entonces los elegidos están viendo hacia el lado de Boris Johnson y le están urgiendo a que se lance, porque es el único que podría quizás hacerle algo de competencia al líder de la oposición laborista.

¿Por qué Sunak, que previó el desastre económico que causaría la propuesta tributaria de Truss, no es más popular?

El tema ya no es de racionalidad económica, si eso existiese, sino que se trata de las elecciones, y Sunak es mala apuesta por dos razones muy crudas. La primera: porque es de color y el partido conservador es racista porque sus electores son racistas, por eso votaron por el Brexit. Europa era una suerte de chivo expiatorio, pero la publicidad aquí era que se iba a venir un tsunami de migrantes desde África. Por otra parte, Sunak es un billonario casado con una persona aún más billonaria y eso tampoco le va a caer bien a ningún elector en un momento en que el elector medio conservador está eligiendo entre si prende la calefacción o come. Johnson en cambio tiene esa peculiaridad que tienen los populistas de derechas: hace propuestas y promesas, muchas veces muy de izquierdas, pero un populista de derechas hace esas promesas y luego no las cumple. Pero va a ser arriesgado de todas maneras porque Johnson fue obligado a renunciar por razones muy claras: su comportamiento en el gobierno fue el de un adolescente. Mi apuesta no es que Johnson sea candidato, creo que va a ser otro. Uno ya escucha a algunos de los miembros más “senior” en el partido conservador diciendo que no hay nada que hacer, que es momento de que entren los laboristas. La crisis de Gran Bretaña es mucho más profunda, no se va a arreglar con otro primer ministro. Como dije, tiene mucho que ver con la desindustrialización del país y la sucesión de decisiones cada vez más irresponsable.

¿Qué tan probable es ir a elecciones anticipadas, como quieren los laboristas?

El Partido Conservador va a hacer todo lo posible para evitar ir a elecciones, porque si lo hacen en este momento el desastre es monumental. Están contemplando la posibilidad de estar fuera del poder por décadas; de hecho, algunos ya están diciendo que si no hacen bien esto el Partido Conservador puede desaparecer. Eso sería histórico. Pero la deslegitimación es tal que va a ser muy difícil que puedan mantenerse en el poder sin ir a elecciones antes. Esto es un dilema para ellos.

¿Qué efectos dejará esto en la cultura política del Reino Unido?

Es muy probable que veamos un giro muy rápido entre esa expresión preservacionista conservadora hacia búsquedas de alternativas políticas diferentes. Este se supone que es un país desarrollado, pero para los británicos está siendo un trauma brutal encontrarse con la realidad de que, lejos de ser un país desarrollado, en el mejor de los casos, es un país del tamaño y la influencia de España, o incluso en muchos peores problemas; encontrarse con que viven en un país del tercer mundo o que en realidad las diferencias entre el primer mundo y el tercero no son claras o han dejado de existir. La situación actual está pegando al británico de clase media, de clase trabajadora, en su bolsillo, su salud y su corazón; en no poder seguir estudiando, en que si sigue subiendo la inflación la gente que está pagando sus hipotecas, que utiliza la mitad de su salario para pagar, se quede sin con qué pagar. La bifurcación es que el giro puede ser bien progresista, con una movida hacia la izquierda, que puede beneficiar al Partido Laborista. Pero si el Partido Laborista no se la juega con un programa que dé recompensas materiales a la gente, aquí también puede volver a surgir Nigel Farage y su ultraconservadurismo neofascista, parecido al de Italia, al de Hungría, al de Vox, y la gente también puede responder por ese lado, dado el grado de desesperación que ya estamos viendo.

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