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El ritual de sellado del féretro del papa Francisco: ¿en qué consistió?

Así transcurrió la ceremonia del cierre del féretro papal con todos los ritos que la componen. Monedas de oro y medallas acuñadas durante su papado, un velo de seda blanca en el rostro y un documento que resume la vida del papa acompañan su cuerpo.

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25 de abril de 2025 - 11:16 p. m.
Una fotografía proporcionada por la Oficina de Prensa de los Medios del Vaticano muestra el Rito del Sellamiento antes de sellar el ataúd del Papa Francisco en la víspera de su funeral en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el 25 de abril de 2025.
Una fotografía proporcionada por la Oficina de Prensa de los Medios del Vaticano muestra el Rito del Sellamiento antes de sellar el ataúd del Papa Francisco en la víspera de su funeral en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el 25 de abril de 2025.
Foto: EFE - VATICAN MEDIA PRESS OFFICE HANDOUT
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A las 8 p. m. (hora Roma) en la Basílica de San Pedro, empezó el ritual del cierre del féretro del papa Francisco, una de las ceremonias más íntimas y simbólicas a cargo del Vaticano. Fue el acto a puerta cerrada, que puso fin al tercer y último día de velorio público iniciado el miércoles y que permitió que miles de fieles rindieran homenaje al pontífice argentino fallecido el pasado lunes a los 88 años.

Ya sin público presente y bajo estricta reserva, comenzó el ritual en el que participaron las altas autoridades eclesiásticas y un círculo reducido de personas cercanas al papa.

Según la tradición, antes de cerrar el ataúd se colocaron varios objetos de alto valor simbólico. El rostro de Francisco fue cubierto con un velo de seda blanca, gesto que representa la dignidad y el recogimiento del último descanso.

Dentro del féretro también se depositó una bolsa con monedas y medallas acuñadas durante su pontificado, en oro, plata y bronce, que representan los años de su servicio a la Iglesia.

Esto dice el pergamino que enterraron en la tumba del papa Francisco

Se introdujo un cilindro metálico que contenía el llamado Rogito, un pergamino en el que está redactado por el maestro de ceremonias pontificias donde se resumen los momentos más importantes de la vida y obra de Francisco, desde su nacimiento hasta su pontificado.

<i>Francisco fue el 266º Papa. Su recuerdo permanece en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad (...) Era un pastor sencillo y muy querido en su arquidiócesis, que viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús. Vivía en un apartamento y se preparaba la cena, porque se sentía uno más del pueblo.</i>

El papa había expresado su deseo de simplificar el ritual funerario, por lo que renunció al uso de los tres ataúdes que eran tradición hasta ahora. En cambio, se utilizó un único ataúd de madera, revestido internamente con zinc.

Para papas anteriores, como Juan Pablo II, el cuerpo era depositado primero en un ataúd de ciprés, que luego era colocado dentro de otro de zinc sellado y, finalmente, dentro de un tercero de nogal o roble. También se eliminó el uso de las cintas rojas con sellos oficiales, que en otros tiempos representaban a la Cámara Apostólica, la Prefectura y otras instituciones vaticanas.

La ceremonia fue presidida por el camarlengo, el cardenal Kevin Farrell, y contó con la presencia de figuras como el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio; Dominique Mamberti, cardenal protodiácono; Pietro Parolin, exsecretario de Estado; el arcipreste de la basílica Mauro Gambetti, y el limosnero apostólico Konrad Krajewski, entre otros prelados y miembros del entorno papal.

La ceremonia fue sobria, solemne y profundamente litúrgica, en coherencia con el estilo de vida sencillo que caracterizó al papa Francisco. Según fuentes vaticanas citadas por Il Messaggero, este acto fue preparado cuidadosamente por el equipo de ceremonias del Vaticano siguiendo las instrucciones que el propio Francisco había dejado en vida.

Con el féretro ya sellado, los preparativos quedan completos para el funeral solemne que se celebrará mañana sábado 26 de abril a las 10:00 a. m. en la Plaza de San Pedro. La ceremonia será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re y contará con la presencia de más de 130 delegaciones internacionales, incluidos jefes de Estado, monarcas y representantes de iglesias cristianas y otras religiones.

El papa Francisco será enterrado, como había pedido, en la Basílica de Santa María la Mayor, uno de sus templos más queridos en Roma. A diferencia de sus predecesores inmediatos que descansan en las Grutas Vaticanas, Francisco eligió una tumba sencilla en la Capilla Paolina, en sintonía con su mensaje de humildad, servicio y cercanía a los más pobres.

Este rito cierra no solo un capítulo litúrgico, sino también una era para la Iglesia católica. Con él se sella, literalmente, el legado de un pontífice que buscó reformar la Iglesia desde dentro, desafiando estructuras y abrazando las periferias del mundo.

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