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La geolocalización, otra de las amenazas al Ejército ruso

Al lograr rastrear la ubicación de los celulares de las tropas rusas, Ucrania causó 89 muertes en la víspera de Año Nuevo.

04 de enero de 2023 - 08:06 p. m.
Un soldado ruso hace guardia en la central eléctrica de Lugansk, en la ciudad de Shchastya.
Un soldado ruso hace guardia en la central eléctrica de Lugansk, en la ciudad de Shchastya.
Foto: AFP - ALEXANDER NEMENOV

El mayor ataque que ha propinado Ucrania a las tropas de Moscú fue por la geolocalización. Los soldados rusos fueron geolocalizados, atacados y abatidos luego de que la inteligencia ucraniana los detectara por haber usado sus teléfonos celulares. En el ataque a Makéyevka, ejecutado en la víspera de Año Nuevo, murieron 89 efectivos rusos. Mientras que los reporteros de guerra rusos hablan de centenares de muertos, Ucrania habla de 400 bajas.

“El uso de teléfonos móviles es extremadamente peligroso en el campo de batalla y rara vez vale la pena el riesgo”, especialmente en Ucrania, donde el gobierno sabe “lo que está pasando en su red de telecomunicaciones”, explicó a la AFP Joseph Shelzi, investigador en el Soufan Center, con sede en Nueva York.

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Cabe mencionar que el ataque se suma a las varias decenas de bajas que el Ejército ruso ha sufrido desde el inicio de la guerra. Hasta ahora, las cifras oficiales rusas han confirmado la muerte de más de 5.937 personas, según informó el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu. Pero, probablemente, el número es mucho mayor, pues el último informe de balance de pérdidas militares de parte de Moscú fue en septiembre de 2022.

Las fallas de la tecnología rusa

En Rusia, la polémica es candente. El centro de estudios Institute for the Study of War (ISW), con sede en Estados Unidos, señaló que algunos organismos cercanos al Kremlin y los blogueros militares subrayaron “la capacidad de Ucrania para explotar las malas prácticas en términos de seguridad de las operaciones en las líneas del frente”.

Una falla más en un ejército descrito antes del conflicto como uno de los más poderosos del mundo, pero que, desde entonces, demostró debilidades logísticas, una inteligencia ineficaz, una cadena de mando desarticulada, un equipo anticuado y falta de coordinación entre las fuerzas armadas.

La muerte de un general ruso al comienzo del conflicto se atribuyó al equipo pesado de telecomunicaciones de su tanque, que habría permitido a los ucranianos detectar su presencia. “La tecnología militar rusa es un mito, no son buenos, se acabó”, afirmó, por su parte, Stéphane Dubreuil, experto francés en telecomunicaciones. “Al inicio del conflicto, los rusos utilizaban teléfonos encriptados, pero tuvieron problemas porque eran de la antigua generación, entonces comenzaron a utilizar teléfonos civiles”, agregó. En el caso de los teléfonos utilizados en la noche de Año Nuevo, probablemente su uso no fue operacional.

La cuestión de la disciplina

El ataque en Makéyevka muestra una enorme brecha tecnológica. Kiev dispone de armas occidentales ultramodernas, como los lanzacohetes HIMARS, proporcionados por Estados Unidos, y herramientas de inteligencia técnica, con las que Moscú no cuenta. El sistema HIMARS permite ataques de largo ataque y, como fue evidente en el ataque de la víspera de Año Nuevo, de gran impacto.

El bombardeo se produjo en un territorio ocupado por Moscú, en el este de Donetsk, uno de los bastiones que controlan los separatistas prorrusos. Esta ofensiva, la más mortífera en la guerra contra los soldados rusos, pone en evidencia también un problema de disciplina en un ejército diezmado por los combates y recientemente reforzado por reclutas movilizados precipitadamente, enviados al frente después de una formación rudimentaria.

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También se han confirmado errores del lado ruso en materia de seguridad operativa. Por un lado, se ha denunciado que la munición estaba siendo almacenada en el mismo lugar en donde los soldados se encontraban alojados, lo que claramente los ponía en un mayor riesgo.

La eficacia letal del ataque se debe, sobre todo, al alojamiento de numerosos soldados en un mismo lugar, cerca de un depósito de municiones, según Nick Brown, experto de la empresa de inteligencia privada británica Janes. Para Schelzi, las posibilidades no son infinitas. “La solución para limitar los riesgos que plantean los teléfonos móviles en el campo de batalla es eliminar su uso por completo”, resume.

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No es, pues, la primera vez que el uso de los teléfonos móviles es la clave para consolidar un ataque a las tropas enemigas. En 1996, el ejército separatista de Chechenia, liderado por Djokhar Dubayev, fue derribado por los misiles aire-tierra rusos. Este ataque se dio luego de que se identificara su teléfono satelital.

Otro ejemplo sucedió en 2018, cuando el ejército estadounidense descubrió que el programa de entrenamiento Strava Labs permitía que se localizaran a los soldados en sus sitios de concentración, usualmente en Afganistán, Irak y Siria.

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