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El viernes, horas después de que la agencia anticorrupción del país registró la vivienda del jefe de gabinete, Andriy Yermak, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, anunció la dimisión de esa figura clave de su administración para no comprometer la posición de Kiev en las negociaciones decisivas que mantiene con Estados Unidos sobre el plan de paz que propone la Casa Blanca.
“Siempre tuvo una posición patriótica”, dijo Zelenski en un discurso a la nación sobre el desempeño que tuvo Yermak con Washington, pues lideró la delegación ucraniana en las últimas reuniones con emisarios de la Casa Blanca. “Pero quiero que no haya rumores ni especulaciones”, agregó el mandatario.
El presidente ucraniano anunció que representantes de los servicios de inteligencia, del Ministerio de Exteriores, del Ejército y del Consejo de Seguridad Nacional seguirán representando a Ucrania en la próxima reunión con los estadounidenses, que debe tener lugar, según dijo, “en el futuro más próximo”.
El fin de una era para el gobierno de Zelenski en Ucrania
La salida de Andriy Yermak representa el fin de una era para la administración ucraniana. Durante toda la guerra, él fue la figura con más poder después del presidente, hasta el punto de que muchos lo consideraron como el primer ministro de facto y el principal responsable de representar al país en el extranjero por encima del ministro de Exteriores.
Aunque la Oficina Anticorrupción (NABU) ucraniana no ha aclarado, por ahora, en relación con qué caso ha efectuado los registros a Yermak, medios de Kiev lo vinculan a su posible implicación en la trama de comisiones a contratistas de la empresa pública de energía atómica, conocida en el país como el ‘Caso Midas’.
La trama —que fue destapada por la NABU este mes y provocó un terremoto político— estaría liderada por el exsocio empresarial de Zelenski, Timur Mindich, quien habría utilizado su influencia sobre el extitular de Energía y otros ministros ya despedidos para lucrarse, obligando a pagar sobornos a cambio de acceso a contratos con la empresa.
Según ha salido a la luz, Yermak es mencionado en las conversaciones interceptadas con el alias de Alí Babá, que se le dio por las iniciales de su nombre y su patronímico, Andrí Borísovich. Por el momento no ha trascendido en calidad de qué aparece en las grabaciones y la NABU no ha declarado públicamente que tenga intención de imputarle.
Numerosos colaboradores de Zelenski y diputados de su propio partido le pidieron que prescindiera de Yermak, pero el presidente desoyó esos consejos en un primer momento, y la conmoción que provocaron las demandas rusas incluidas en el plan de paz de la Casa Blanca —que Ucrania se retire del territorio que aún controla en el Dombás y que renuncie a cualquier tipo de protección en la posguerra de los países de la OTAN— desplazaron la atención hacia las negociaciones con Estados Unidos.
Sin embargo, los registros del viernes por la mañana volvieron a poner el foco en el hombre de confianza de Zelenski, quien ha dado finalmente su brazo a torcer y ha elegido disociarse de su colaborador más fiel.
Una victoria de la sociedad civil ucraniana
Las voces más influyentes de la sociedad civil críticas con la supuesta deriva autoritaria de Zelenski pedían la salida de Yermak y, por tanto, la han celebrado como una victoria de quienes han alzado la voz pese a los poderes extraordinarios que la ley marcial le confiere a la actual administración.
Una de las ONG más duras en sus reproches al presidente ha sido el Centro de Acción contra la Corrupción. “Todo esto está muy bien, pero el agente de la NABU, Ruslan Mahamedrasulov, quien participó directamente en exponer la corrupción del entorno del presidente, lleva entre rejas cinco meses, al igual que su padre”, escribió la organización en su cuenta oficial de X con referencia al investigador que había trabajado en el ‘Caso Midas’. Él fue detenido en julio por el Servicio de Seguridad de Ucrania junto a su padre, acusado de colaborar con Rusia.
El arresto de Mahamedrasulov coincidió con el intento de Zelenski —finalmente frustrado por las protestas callejeras y la presión europea— de subordinar la NABU al fiscal general, que depende directamente del presidente. Pocos en Ucrania dudan que el objetivo de la maniobra era parar la investigación, que ha provocado la caída del hasta ahora intocable Yermak.
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